Empresario con gran sensibilidad artística, estehombre de 40 años no cesa de cosecharéxitos: a la renovación del distritoArt Déco de South Beach agrega, ahora, otrosuceso, el Design District, al que sencillamente inventó
En Miami, Craig Robins mueve montañas, aunque en la Argentina muy pocos saben algo sobre él. Su ficha técnica dice que nació en Miami el 15 de febrero de 1964, hijo de un hombre que se dedicaba a los bienes raíces, que se recibió de abogado en la University of Miami y que vivió un tiempo en Barcelona. Su primera apuesta fue la exitosa renovación del distrito Art Déco de South Beach. Hace diez años empezó a imaginar y construir su propio distrito de arte, diseño y arquitectura, el Design District, eje de la movida cultural de Miami.
Con ese currículum, podría sentirse una estrella. Pero durante la entrevista con La Nacion sólo tendrá gestos de amabilidad y cercanía. Tranquilo, pero entusiasta; concentrado, pero abierto a escuchar.
–Usted comenzó invirtiendo 20.000 dólares en edificios, ¿cómo los multiplicó?
–Nací en una situación de privilegio. Mi padre fue un hombre exitoso, que me facilitó ese capital. Estudié mucho y estudiar cuesta caro. Pero cuando empecé no había nada en South Beach y los edificios no valían nada. Los que compré en aquel momento por esa cifra hoy son terrenos muy importantes. Tuve la suerte de trabajar en una zona que ha subido siempre; entonces, las equivocaciones fueron menores.
–¿Qué tanto ha habido de suerte y de lucha en su trabajo?
–Creo que lo más importante es tener suerte porque puedes hacer todo perfecto y de una manera genial, pero si tienes mala suerte no funciona. Yo creo mucho en el urbanismo, el diseño y el arte como disciplinas creativas para construir un barrio, y estos valores aumentan las posibilidades de éxito. Es muy difícil lograr algo si no hay lucha. He tenido las propias; tuve la suerte de tener todo muy fácil por una parte, pero por otra me resultó difícil, y esa mezcla me mantiene honesto y nada perezoso ni egoísta. Sé que si comienzo a pensar que soy muy importante, que tengo derecho a tener todo y que todo me va a salir bien y rápido voy por el camino equivocado.
–¿Quiénes han sido sus modelos?
–Mi padre me inspiró y enseñó mucho. Ha sido un maestro. Me enseñó a ser lógico. También, una persona con la que trabajé, Chris Blackwell (el hombre que descubrió y lanzó a Bob Marley), me impulsó a desarrollar la creatividad. Como artista me inspira Goya, un poco loco, pero muy puro en su locura. Lo descubrí cuando estudiaba en España.
–¿El éxito de sus proyectos tiene relación con el gran momento que vive Miami?
–Aquí se está dando una transformación muy grande. Pero no es mi éxito, sino el de nuestra comunidad. Sus raíces están en un proyecto en el que participé, South Beach. Antes la gente pensaba en Miami Vice o en Julio Iglesias. Pero con South Beach la identidad de Miami creció internacionalmente de manera muy precisa. Por su estilo y su ambiente, un poco como en los años 50, que aquí fue una época muy fuerte. La energía de South Beach tocó a Miami y al sur de la Florida.
–¿Qué relación guardan el arte y el Real Estate?
–Creo que es un concepto abstracto. Claro, ahora la gente piensa "ah, la moda es el arte, entonces voy a poner arte en la entrada de mi edificio". Pero en el Design District nosotros estamos pensando en una comunidad donde el arte, la arquitectura y el diseño den una identidad, un lifestyle.
–La estética del Design District es distinta de la de South Beach, ¿fue una decisión premeditada?
–Cuando tenía 20 años, el ambiente de South Beach me gustaba mucho. Y como ahora tengo 40, estoy casado y soy padre pienso en forma más madura y sofisticada. South Beach es un barrio histórico y como tal hay un elemento urbanístico y muy buenos edificios. El Design District es el sitio donde las cosas importantes pueden ocurrir, es el único lugar donde los Latin Grammys pueden tener sus headquarters (oficinas centrales). Y así es como después vienen Juanes, Ricardo Montaner o Britney Spears y Shakira a hacer sus videos. También están los estudios de los mejores arquitectos y diseñadores, compañías de películas, tiendas de joyas, galerías.
–¿Le interesa la moda?
–Me gusta la ropa, no me paso la vida comprando, pero me gusta la imagen de la moda, la manera de promocionarla, los anuncios. La belleza es muy interesante, cómo venden moda a través de la belleza, todo eso me fascina. Es una dimensión muy fuerte.
–¿Piensa atraer a la gente de la moda al Design District?
–Sí, la moda vendrá. Pero el problema de este país es que la moda está controlada por unas compañías muy aburridas como Gap y Banana Republic, y no quiero este tipo de cadena en el Design District. Estoy interesado en cosas más experimentales, nuevas, no quiero que el distrito se parezca a todos los centros comerciales. En todas partes están las mismas marcas. Sería mucho más interesante tener boutiques de Brasil y la Argentina. Cosas étnicas, productos indígenas... No quiero lo típico.
–¿Qué tipo de gente le gustaría que viviera allí?
–Arquitectos, diseñadores, artistas, gente de moda. Es cómico porque la gente que está allí es bonita y guapa, hay muchos artistas que trabajan en el Design.
–Estuvo dos veces en Buenos Aires, ¿piensa volver?
–Me gusta mucho Buenos Aires y su gente, es muy interesante y bonita. Volveré en septiembre u octubre. Tengo que continuar unas charlas de negocios. Estamos trabajando con varias cosas. Hicimos una gran exposición en Art Basel y hay artistas que me interesan mucho, como Guillermo Kuitca y Jorge Macchi. Siempre se compara Buenos Aires con Europa, pero los argentinos son muy diferentes de los europeos, aunque con un gran nivel de sofisticación. Creo que es una ciudad mucho más importante para Estados Unidos que lo que los americanos pensamos. Esto me molesta un poco, porque estamos tan enfocados en el terrorismo y en Medio Oriente que vamos abandonando a nuestros vecinos, con quienes podríamos desarrollar cosas.
Laboratorio de ideas
Craig Robins colecciona arte contemporáneo: John Baldessari, David Hammonds, Janine Antoni, Nicole Eisenman, Guillermo Kuitka, Jac Leirner, Enrique Castro-Cid, Carlos Alonso...y la lista continúa. Cuenta que el primer cuadro que compró fue un "dibujito de Dalí en Barcelona.
–¿El Design District será el SoHo de Miami?
–Sí, tiene mucho de la energía del SoHo, aunque SoHo surgió porque los depósitos se convirtieron en almacenes de arte, después vinieron las galerías y luego se comercializó mucho. El Design District es más un barrio para empresas creativas de diseño, para el arte, un laboratorio de ideas. Soho es un barrio histórico y el Design tiene la oportunidad de tener muchos edificios modernos. Me gusta la arquitectura moderna y contemporánea. Pero no soy tan rígido, no tiene que ser modernismo puro.
–¿Construiría un museo para su colección?
–Quiero construir un espacio tipo Malba. Me gusta mucho lo que hizo Eduardo Costantini. Me fascina que su museo haya sido idea de un arquitecto no tan conocido ni famoso porque es buenísimo. Y también las exposiciones que he visto, como la de Kuitca, para la que presté varios cuadros.
–¿Dónde expone su colección ahora?
–Tengo mis cuadros repartidos por diferentes edificios. También hacemos muchas exposiciones en el Moore Space (en el Moore Building del Design District), en conjunto con la colección de Rosa de la Cruz (coleccionista importante de Miami) y con Silvia Cubina como curadora. Esto me encanta porque es un espacio cultural donde pueden ocurrir cosas tipo museo, pero con mucha más flexibilidad. Pero me gustaría tener un edificio en el Design para exponer mi colección permanente junto a la de Rosa.
–¿Los próximos proyectos para el Design District?
–Estamos haciendo casas experimentales increíbles con el arquitecto Terence Riley, del MoMA, inspiradas en un estilo nuevo, algo más contemporáneo. El otro proyecto es un poco secreto, pero gente de Buenos Aires traerá salas de cine al Design. Creo que en los próximos diez años van a ocurrir cosas muy divertidas.
Por Marina Aranda