Un estudio reveló cuáles serán las innovaciones necesarias para crear hogares que sean duraderos en el próximo siglo
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La casa del futuro podría estar hecha de pochoclos, según un informe reciente de la empresa sueca Aritco. Esta compañia de ascensores recolectó suficiente información en colaboración con la firma de investigación en innovación Springwise como para estimar cómo serán las casas dentro de 100 años y armó un documento llamado “100-Year-Home”, donde destaca cómo podrían evolucionar los hogares de hoy para soportar los efectos del cambio climático.
A través de características de diseño inteligentes, los avances destacados podrían “permitir a los habitantes generar su propia energía, ahorrar dinero y permanecer seguros frente a amenazas desconocidas”, menciona el informe.
Pero ¿qué tienen que ver los pochoclos con todo esto? Según la investigación de la Universidad de Göttingen en Alemania, todo indica que el aislamiento exterior del futuro podría estar hecho de maíz gracias a su capacidad para ofrecer una alternativa impermeable y segura contra incendios a las opciones actuales a base de petróleo.
El equipo de científicos de la universidad logró crear un aislamiento sostenible hecho de este material que no solo ayuda a reducir el desperdicio térmico, sino que también reduce las emisiones de carbono. “Dado que el aislamiento a base de petróleo cubre alrededor del 90% del mercado mundial, se necesitan desesperadamente alternativas ecológicas”, señala el informe.
También estiman que los hogares del futuro podrán autoabastecerse sin perder su diseño atractivo, algo que usaualmente sucede cuando se incorpora tecnología renovable a la construcción. De esta manera, pasara de ser una molestia potencial a algo completamente discreto. Tal es el caso de los ladrillos solares creados en Canadá: los expertos fabricaron un edificio con tecnología fotovoltaica integrada en edificios (BIPV) que puede convertir casi cualquier superficie vertical en una fuente de energía.
Aunque puede parecer una fachada normal de piedra, ladrillo, vidrio o madera, este material ofrece opciones casi ilimitadas para integrar paneles solares en estructuras nuevas o existentes. “Desde la sencillez de una baranda en un balcón de gran altura hasta la escala de un muro de cancelación de ruido de la autopista, los BIPV (significa Build Integrate Photovoltaics, que quiere decir sistemas de energía eléctrica fotovoltaica integrada en edificios) hacen posible generar energía desde cualquier superficie que reciba luz solar”, destaca la investigación.
Se especula que en un futuro las casas también puedan reducir la contaminación de manera más económica, como con cocinas modulares impulsadas por inteligencia artificial para disminuir el desperdicio de alimentos, hasta ladrillos porosos reciclados que puedan separar mejor el escurrimiento del agua de lluvia. Incluso podrían crear paredes exteriores verdes que limiten la contaminación acústica mientras crean hábitats para animales.
“Desde la limpieza del aire hasta el suministro de una variedad de medicamentos, las plantas son aspectos importantes de la salud humana y ambiental”, explican. Si bien la idea de una casa hecha con pochoclos puede parecer un poco loca, la verdad es que es posible. Todo depende de encontrar soluciones innovadoras de diseño y con el cambio climático en el horizonte es esencial que las casas estén listas para enfrentar cualquier amenaza.
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