El futuro de los precios, dónde hay oportunidades, la inversión en pozo, el avance del blanqueo y el futuro de los alquileres, algunos de los dilemas que preocupan a quienes buscan en el ladrillo un refugio de su inversión
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Tras atravesar uno de los peores momentos en la historia del mercado inmobiliario, el sector cerró el 2022 con algunos indicadores que generan esperanza. En datos concretos, con el número de escrituras alcanzado en noviembre en la ciudad de Buenos Aires, todo apunta a que el año pasado recuperó los niveles previos a la pandemia. A lo que se sumó un nuevo récord de donaciones y un boom de obras en construcción. Con este escenario, los especialistas esperan un 2023 con un comportamiento similar al año que se terminó, aunque atado a los vaivenes que plantean los años electorales.
“Este año será similar a sobre todo al último semestre de 2022, con escrituras en el mismo nivel, valores de propiedades más amesetados y una demanda expectante”, señala Germán Gómez Picasso, titular de Reporte Inmobiliario.
Pero, en una economía inestable, algunos factores empiezan a jugar con un doble efecto para el real estate. El ajuste cambiario que perjudica la concreción de operaciones de venta de inmuebles usados pero que puede resultar ventajoso para quienes buscan oportunidades en pozo porque la corrección del dólar abarata el costo de construcción en esa moneda. Entonces quienes tienen ahorros en dólares disponen de más capital. Esto, sumado a la posibilidad de blanquear dinero para comprar propiedades inyecta un optimismo moderado sobre todo teniendo en cuenta que, los desarrolladores afirman ya se sinceró dinero que aún no se inyectó en los emprendimientos en construcción.
La parte del vaso medio vacío está en el distorsionado mercado de los alquileres, “el nuevo aspiracional de los argentinos”, con una ley que espera pista en el Congreso, un desabastecimiento en la oferta y precios de los contratos por las nubes. En números, el año cerró con un aumento del 81,5 por ciento del ICL, el índice que se utiliza para la actualización anual de los contratos. Mientras, crece el mercado de los alquileres temporarios que, lejos de las regulaciones de la ley, doblan la rentabilidad del alquiler tradicional.
Por otra parte, y como desde hace años, la falta de crédito es uno de los talones de Aquiles del sector y una asignatura pendiente clave para activar la demanda de propiedades. En este punto, diferentes referentes advierten que podría haber novedades en torno a un proyecto de ley que se gestó durante la gestión de Martín Guzmán al frente del Ministerio de Economía y que este año podría ser tratado en el recinto, como “el caballito de batalla del oficialismo”.
Con esta radiografía, se plantean algunos dilemas.
1-¿Cómo jugarán las elecciones para el mercado inmobiliario?
“Si bien en un año electoral en general lo esperable es que las decisiones se posterguen, viniendo de una crisis tan profunda, cualquier cambio de expectativas podría rápidamente acelerar operaciones”, responde Alejandro Schuff, director de Soldati Propiedades. Con respecto a las fechas, Carlos Spina, socio de la desarrolladora Argencons adelanta que “podemos estar frente a un segundo semestre bueno”.
Desde el sector remarcan la urgencia por plantear reglas claras que perduren y por procesos veloces, ágiles y de baja carga fiscal, que desemboquen en incentivar la producción y el empleo al mismo tiempo que eliminen los controles que han generado tantas distorsiones y trabas a la producción. “Esperamos que haya un punto de inflexión en algun momento del año en el que se genere un clima amigable para el tan ansiado crecimiento, en especial para el sector. Ese punto de inflexión se esta empezando a ver en los precios de los activos. Si la tendencia se consolida, aquellos que se animen a invertir en los primeros meses del año, pueden tener ganancias extraordinarias”, advierte Sebastián Sommer, director de Tayron Capital.
2- ¿En 2023 se mantendrá el envión de los últimos meses del 2022?
En los primeros once meses de 2022 se realizaron un 15,9% más de escrituras en la ciudad de Buenos Aires que en el mismo periodo del año pasado. “Estamos alcanzando las 30.000 operaciones y todo hace suponer que el 2022 completo quedará en niveles prepandemia”, adelanta el presidente del Colegio de Escribanos porteño, Jorge De Bártolo.
Otro dato que fue una buena señal para el año fue lo que sucedió en junio, julio y agosto. Tres meses en los que se escrituraron más de 3000 propiedades cada mes, un fenómeno que no ocurría desde el boom de los créditos UVA en 2018. “La demanda de propiedades está muy atenta a los precios desde hace meses. El leve repunte en la cantidad de escrituras y que se haya mantenido por tres meses hace pensar que algo distinto comenzó a suceder. Quizá estemos frente al cambio de tendencia que todo el mercado está esperando”, adelanta Martín Boquete, director de Toribio Achával.
3-¿Qué pasará con los precios?
El repunte del mercado acompaña, además, dos tendencias anticipadas por LA NACION: por un lado, que los precios de venta tocaron piso y, por el otro, la vuelta a la ciudad tras la fiebre de la mudanza al verde que se vivió tras la pandemia.
En ese sentido, Schuff se anima con la respuesta: los precios en varios segmentos parecen haber tocado fondo. “A medida que esa tendencia se confirme y sea percibida por los compradores podría acelerar decisiones de compra previendo incrementos futuros”, analiza.
Para Diego Cazes, director de L.J Ramos, a pesar de que el comprador está más pensante, el piso actual de valores hace que sea un buen momento para comprar, algo que también comparte Agustín Walger, director de Lepore: “la gente investiga, ve los valores y tiene idea si están bien o no. Es el mejor valor histórico, hay oportunidad”, sostiene.
Leandro Molina, director de Zona Prop augura que estamos ante un cambio de ciclo, según un trabajo que realizaron junto con una inmobiliaria de zona norte: “En los últimos 20 años se repite una constante: cuando los precios de venta de las propiedades tocan el piso, estos comienzan a subir gradualmente durante los próximos cuatro años. Es decir, que se avecina un proceso de crecimiento de los valores. Por lo tanto, es un buen momento para comprar”, explica.
Damián Tabakman, presidente de la Cámara de Empresaria de Desarrolladores Urbanos (CEDU) explica que algo que caracteriza a este período que se está acabando, es que los costos de construcción están muy baratos en términos históricos. ”Y eso sin dudas cambiará en la etapa por venir. Los activos argentinos valdrán mucho más, y en especial los bienes raíces”, profundiza.
En definitiva, la tendencia de “valores estabilizados” adelantada por LA NACION en abril de 2022 puede ser un driver clave para anticipar el 2023. Los especialistas del sector advierten que, más allá de los ajustes cambiarios, ya no hay margen para que las propiedades continúen bajando, con excepción de ciertas tipologías, como por ejemplo, viviendas antiguas y en barrios densos sin “cielo”, que pierden valor de mercado. “También las que están en mal estado de conservación, con poca luz natural y sin espacios descubiertos”, dice Soledad Balayan, titular de Maure Inmobiliaria, y agrega que " las tasaciones de venta serán todo un desafío y habrá que observar cómo acompaña la oferta de inmuebles todo este proceso”.
4-¿Cómo impacta el ajuste del dólar en el mercado inmobiliario?
Los desarrolladores coinciden en que el mercado está en un momento de wait and see, principalmente en el de los departamentos usados. “En muchos casos en lo nuevo también hay un retraso cambiario que en cierto modo da una percepción de encarecimiento de los costos de obra. Aunque siempre depende de la fecha de corte que se tome: por ejemplo, estamos más caros que hace un año y medio, pero más baratos que el promedio de la década”, analiza Spina, de Argencons, desarrolladora de la marca Quartier y presidente de la Asociación de Empresarios de la Vivienda (AEV).
A la hora de analizar los movimientos del dólar, agrega que “esta suerte de encarecimiento del valor en dólares de los pozos sucede porque la inflación le gana al dólar”. Por ende, cuando se dan movimientos bruscos del MEP y del blue, hay sensación de abaratamiento “en la foto” pero “la película será lo que tenga que ser”. “Es cierto que en esos momentos de disparada del dólar libre las ventas aumentan porque la gente quiere capturar esas oportunidades. Sería esperable que durante el 2023 tengamos momentos de estas características”.
Respecto a la demanda, hoy no hay compradores finales para los departamentos nuevos, sino que las ventas se dan más a nivel inversor o empresa. Sin embargo, “hoy hay gente que tiene dólares en stock, y tener billetes de la moneda que sea, con inflación en Estados Unidos y Europa es perder poder adquisitivo”, indica Spina y añade que, si no “se llega a las elecciones y se produce una devaluación más acelerada, como las propiedades en pozo se venden en pesos, vuelve la sensación de una nueva foto de inmuebles baratos y se aceleran las ventas”.
En este punto coincide el economista Federico González Rouco. “Por el lado de la oferta, un aumento de la brecha puede incentivar a los desarrolladores y a un segmento finito del mercado que puede invertir en eso, aunque tampoco es inagotable”, dice. En la misma línea, Gabriela Goldszer, directora de Ocampo Propiedades explica que los proyectos en pozo y a estrenar “siguen siendo los más buscados y se posicionan como la gran alternativa de refugio de valor para los ahorros”.
5- ¿Qué pasará con los alquileres? ¿Habrá cambios en la ley?
En los últimos años el crédito hipotecario en la Argentina representó solo el 1% del PBI, según un informe de Presidencia de la Nación del 2019. Esta “carencia” generó un aumento en el porcentaje de los hogares alquilados, que en el país ya se ubica en valores cercanos al 20% y en CABA al 35% del total.
Sin embargo, desde el Centro de Estudios Económicos Urbanos (CEEU) de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) destacan que en los últimos años el acceso a la vivienda empeoró por varios factores: la disminución de los salarios medidos en dólares (un 68% desde el 2012), mientras que la inflación subió (con una tasa interanual del 88% en octubre del 2022), sumado a la incertidumbre generada por la pandemia y la ley de alquileres aprobada en 2020, llevó a que muchos propietarios decidan no alquilar sus departamentos. Por lo tanto, con una mayor demanda por parte de nuevos inquilinos y una oferta reducida de unidades, los costos del alquiler se dispararon en términos reales.
Mientras tanto, la ley de alquileres sigue dormida en los pasillos del Congreso y, según indican fuentes dentro del recinto, no habrá novedades ni en el corto ni en el mediano plazo. Legisladores de la oposición apuntan que “no avanzarán con un dictamen hasta no tener los números de votos asegurados para avanzar con las modificaciones”. Con lo cual, a menos que el tema entre en agenda en vistas al año electoral, no se esperan modificaciones a los artículos más polémicos de la ley durante los primeros meses del 2023.
Además, en junio de este año se cumplen tres años de la sanción de la ley de alquileres. ¿Qué significa esto? A mediado de año culminarán muchos de los contratos cerrados en 2020 — la norma sancionada en plena pandemia que estiró de dos a tres años el plazo de los mismos-y los especialistas afirman que en las renegociaciones los aumentos serán aún mayores de los registrados hasta el momento. También aumentará la tendencia de cerrar los contratos por fuera de la ley. En este sentido proyectan que el próximo semestre será el peor en la historia para el mercado locativo.
“En el primer trimestre no habrá stock de unidades en oferta en el mercado y en el segundo los precios van a pegar un salto mucho peor que al nivel que vienen aumentando”, explicó Marta Liotto, presidenta de Colegio Único de Corredores Inmobiliarios de la ciudad de Buenos Aires (Cucicba)
Desde esta entidad advierten que de acuerdo a un estudio que vienen realizando con los corredores inmobiliarios desde hace más de un año, la oferta locataria no supera los 4000 inmuebles reales. Y lo que es peor aún: el desabastecimiento del mercado locatario no parece haber tocado fondo. “Es evidente que vamos rápidamente hacia “alquileres cero”, o hacia una marcada informalidad, alquileres entre “friends and family”, señala Gómez Picasso, de Reporte Inmobiliario.
6- ¿Hay menos propiedades en venta?
Un dato importante del último mes del 2022 que también podría leerse como un signo de reactivación es una fuerte caída en la oferta de propiedades en venta: en CABA hay 142.338 inmuebles en oferta, según datos publicados por el Monitor Inmobiliario. ¿Cómo se explica esa baja en la cantidad de unidades publicadas? Hay tres razones: “En primero lugar, en los últimos meses se registró una buena cantidad de ventas que absorbió parte del inventario. Además, ante la gran presión que sienten los propietarios por parte de los inmobiliarios para sincerar los precios, muchos desisten de la venta. Por último, hay muchos inmuebles que pasaron de la venta al alquiler temporario, lo cual corrobora la suba en la oferta de propiedades destinados a ese negocio”, responde Daniel Bryn, titular de Invertiré Real Estate.
Sin embargo, hay un dato que sorprende: “El 60 por ciento de la oferta está por encima del valor de mercado y son solo 41.000 propiedades las que están publicadas a valor real”, detalla Fabián Achával, titular de la inmobiliaria homónima.
De todas formas, los números en alza de las escrituras y el piso en los precios de venta ilusiona a algunos brokers con convertir al 2023 en el año para concretar operaciones. “El momento para comprar es hoy. Tenemos casos de propiedades que se pueden adquirir hasta un 45 % más baratas que hace cinco años. Creo que los precios tocaron un piso y, en un año de elecciones, sumado al blanqueo de departamentos usados que aprobó el Congreso, el mercado comenzará a recuperarse”, coincide Martín Pinus, dueño de la inmobiliaria homónima.
Otro fenómeno es que mucha gente está volviendo a resolver sus necesidades y deseos de vivienda que había pausado por la pandemia. “El balance es positivo tomando en cuenta de donde venía la actividad y los indicadores tanto de operaciones concretadas y de dinámica de consultas han mejorado. Como así también la convalidación en precios de los proyectos que hemos lanzado”, analiza Goldszer.
7- ¿Por qué hay tantas obras en construcción en un contexto con demanda expectante?
En los últimos años, el costo de construcción representó una oportunidad que se tradujo en la gran cantidad de obras nuevas que avanzan en la ciudad de Buenos Aires. En los últimos seis meses del año pasado, con las fluctuaciones de la moneda extranjera, los costos para desarrollar un edificio experimentaron subas y bajas en dólar billete por movimientos diferenciales de la cotización de la moneda respecto a los aumentos de los costos en pesos en una economía que cerró el año con una inflación de entre el 95 y el 97 por ciento.
La respuesta a por qué los desarrolladores deciden apostar por nuevos proyectos en un contexto, donde los precios de las propiedades caen en casi todas las zonas y las operaciones de compraventa se encuentran en niveles bajos, está dada por el costo de la construcción que en los últimos tres años se ubicó en los US$595/m², un 40,26 % inferior al de los tres años anteriores, cuando se ubicó en los US$996/m².
En números, el índice CAC — el que realiza la Cámara Argentina de la Construcción y se utiliza para actualizar las cuotas de los proyectos en construcción- registró en 2022 un incremento anual que roza el 96 %. “La historia reciente nos demuestra que en años de elecciones el oficialismo hace todo lo posible por pisar la cotización del dólar. O sea, será un año con inicio de menos obras nuevas y también expectante en este sentido de qué pase en las elecciones”, advierte Gómez Picasso. La plataforma que sigue mes a mes la evolución de cuánto cuesta construir un edificio entre medianeras determinó que en noviembre del año pasado el costo de un edificio de poco más de 1000 m² totales en propiedad horizontal y ocho pisos, demandaba un presupuesto inicial que superaba los $175.000.000. Sin embargo, si se compara con el pico máximo de mayo del 2017 los costos están -en dólares- todavía un 40% por debajo pese a que este porcentaje viene variando fuertemente en los últimos meses, dependiendo siempre del grado de devaluación. “Las subas y bajas en dólar billete generan dudas en los constructores ya que no se tiene previsibilidad de acá a uno o dos años sobre cuál será el costo final del departamento, por eso en este tipo de situaciones se suele sobretasar las unidades para bajar riesgos de perdidas”, confiesa Gómez Picasso.
Por otra parte, hay un retraso en el tipo cambiario que inevitablemente deberá ajustarse en algún período de 2023. “Si uno se basa por la historia reciente es típico que en épocas cercanas a elecciones el oficialismo pise el valor de la cotización del dólar, si esto vuelve a ocurrir en 2023 el costo de construcción en dólares volvería a ser alto de nuevo, sigue la charla con LA NACION Gómez Picasso.
Pero, ¿cómo afectan éstas fluctuaciones el precio final de los proyectos en pozo? “La clave está en que se vende en pesos y la gente piensa en dólares. Cuando el dólar informal sube más rápido que la inflación, hay una sensación de abaratamiento, de mayor poder adquisitivo, de poder comprar más metros. Y, por el contrario, cuando la inflación le gana al dólar, y hay una arbitrariedad en el periodo donde se marca el corte, podemos decir que se está encareciendo la construcción”, responde Spina con cinco obras y más de 300.000 m2 en ejecución. En el mismo sentido se expresa Santiago Tarasido, CEO de la constructora Criba — que tiene más de 500.000 metros en construcción-, “el sector de real estate y obras privadas se sigue reinventando para aprovechar algunas condiciones favorables como un costo de construcción que continúa bajo en dólares”.
Para Gustavo Llambías, socio de RED y vicepresidente de la Asociación de Empresarios para la Vivienda en materia de desarrollo y construcción, “se mantendrá la tendencia actual, de construir para stock, a la espera de mejores condiciones para vender y en el entendimiento de que se está ante costos históricas bajos y precios de venta que han alcanzado su mínimo y que deberían mejorar con un cambio de contexto que se espera a partir del cambio de la administración a finales del 2023″.
8-¿Por qué es un buen negocio el alquiler temporario, qué ganancia deja?
Cada vez hay menos departamentos para alquilar bajo el modelo de contrato tradicional y más temporarios: con 13.195 unidades en alquiler bajo esta modalidad en la ciudad de Buenos Aires, la oferta acumula una suba este año de un 27,98%, de acuerdo a los datos del Monitor Inmobiliario.
La explicación a ese fenómeno es que no están regidos por la ley de alquileres y la rentabilidad es hasta tres puntos mayor que la que ofrece un alquiler tradicional. En cuanto a ganancias concretas, un alquiler temporario en CABA deja en promedio US$560 por mes — aunque en un proyecto top de Palermo puede hasta triplicarse ese número-, mientras que un alquiler tradicional deja aproximadamente US$287.
El crecimiento de ese negocio fue avasallador: en noviembre del 2021 la renta del temporario era de solo U$S222; con lo cual registra un aumento del 189%.
“El crecimiento, además, está motorizado por el aumento de la llegada de turistas pospandemia y a partir del valor del dólar: llegan 11 personas a Buenos Aires por cada temporario que hay alquilado. Esto muestra que hay mercado para que el temporario se ocupe, teniendo en cuenta que las tarifas de hoteles están más caras y muchos cerraron”, apunta Bryn.
9-¿El blanqueo moverá al mercado?
Los ahorristas que optaron por declarar dinero invirtieron $47.349.674.152 en emprendimientos que están en un grado de avance de obras inferior al 50% desde marzo 2021, según datos de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP).
Hoy el sector transita ya la segunda etapa del blanqueo para la construcción con una alícuota del 10% hasta el 17 de febrero. “El aumento de la alícuota para el blanqueo de la construcción que corresponde a esta segunda etapa y la aparición de múltiples opciones de blanqueos, han debilitado la expectativa que teníamos inicialmente sobre el impacto de esta medida para la reactivación del sector”, apunta Mali Vázquez, Directora institucional de la CEDU.
Por otra parte, Spina explica que “hay mucha gente que blanqueó y todavía no utilizó ese capital. Hay un año de prórroga, así que puede aparecer alguna novedad de volumen grande destinado al mercado de unidades nuevas”.
10- ¿Es un buen momento para donar una propiedad?
Las donaciones de inmuebles ya superan el récord histórico que se registró en 2021 en la ciudad de Buenos Aires: hasta noviembre se contabilizaron 10.633 operaciones. Esto significa un 11% más que en 2021. Es decir que, en lo que va de 2022, cada 2,8 escrituras de compraventa, hay una donación. Para tomar relevancia del aumento se puede apreciar lo que sucedió en 2007, un muy buen año de operaciones de compraventa de propiedades: en ese caso fueron 7727, una cada 9,5. Mientras que en 2018 — en un mercado con crédito y donaciones, observables — fue una donación cada 17 escrituras en la Capital Federal.
Además, se trata de un 360% más que en 2020, año de pandemia y con las aplicaciones legales previas a la reforma del Código. Este dato es clave ya que, con la reforma de 2020, la cantidad de donaciones crecieron a más de 11.000 en 2021. Fuentes del Colegio de Escribanos de CABA señalaron a LA NACION que “no es descabellado pensar que se podría llegar a las 12.000 cuando se haga el balance del 2022″. ¿Por qué se da este salto hasta el récord? Hay un dato “atrasado” que se sigue corrigiendo, producto de 5 años de esa observabilidad de las donaciones. “Es posible que ese crecimiento comience a suavizarse dentro de un tiempo, pero también es verdad que la gente comienza cada vez más a valorar esta herramienta”, explican en el Colegio porteño.
Además, ya empiezan a observar una cuestión “cultural”, en el sentido de que las personas empezaron a percibir la donación de inmuebles como una herramienta para evitar demoras en las sucesiones.
11- ¿Se consolida la vuelta a la Ciudad y hay oportunidades en “barrios derrame”?
En los últimos años, las expectativas del sector estuvieron puestas en el segmento residencial, sobre todo en el mercado suburbano, fruto de la pandemia y la migración hacia el verde. Pero, este último año, tanto desarrolladores como inmobiliarios comenzaron a observar un crecimiento en ventas en la demanda de propiedades ubicadas en la ciudad de Buenos Aires.
“El mercado se viene ralentizando desde hace años. Pero de golpe notamos una decisión de volver a apostar por la Ciudad que, si bien puede ser lenta, es genuina y pensada. Hoy vuelve a traccionar mejor CABA. Notamos que desde hace unos meses una de las sucursales que mejor funciona es la de Recoleta y Palermo”, indica Cazes.
En el mismo sentido, el director de Soldati opina que luego de un largo período de adaptación a las nuevas modalidades de trabajo y consumo fruto de la pandemia, “estamos entrando en un período de cierta estabilidad o nuevo statu quo más permanente, certidumbre que podría también acelerar decisiones de compra de inmuebles”.
Boquete, de Toribio Achával pone otro tema sobre la mesa: la baja en el valor de los departamentos es una oportunidad para extranjeros y “Buenos Aires sigue siendo la ciudad más linda y deseada de Sudamérica. Y además es la más barata. Esto no se puede mantener mucho tiempo”.
Además, surgen nuevas zonas que se integran a los barrios que tradicionalmente fueron los más buscados.
Una es la zona de la avenida Huergo, en el bajo porteño, que promete ser una de las zonas vedette como barrio espejo de Puerto Madero. Allí se construyen dos emprendimientos clave: Huergo 475, el que realiza Consultatio y Criba, y las torres Quartier. “Cuando empezamos nuestro primer Quartier en la zona tenía una vista que era un muro y camiones pasando a dos km. por hora. Hoy con el Paseo del Bajo, ya el paisaje es completamente distinto, con los diques y el río a la vista”, recordó Spina.
Además, crecen los barrios “derrame” de Palermo, que se extienden hacia Villa Crespo, Chacarita y Colegiales con nuevos proyectos que se integran a la movida cultural e identidad de los mismos.
12- ¿Hay oportunidades inmobiliarias en el interior del país?
Ante la caída del valor de las propiedades, quienes tienen ahorros pueden permitirse buscar distintas opciones y, para aquellos que no están atados a una zona en particular del país, existe la posibilidad de comprarse una unidad por US$1000/m² o incluso menos.
El amesetamiento en los valores de las propiedades del que vienen hablando los brokers hace tiempo en la ciudad de Buenos Aires (CABA) y alrededores también se observa en el interior del país, e inclusive, con un alza progresiva en el último año. Así, las posibilidades de conseguir precios más bajos aumentan en algunas zonas de otras provincias.
Según datos de Zonaprop, no hay ningún barrio de la Capital Federal en donde se pueda conseguir una unidad por menos de US$1000/m², aunque los precios continúan registrando una muy leve baja.
En el caso de las ciudades del interior sí se pueden encontrar aún inmuebles con un valor menor a los US$1000/m². De acuerdo a un informe de Reporte Inmobiliario realizado en once localidades, los valores crecieron un 0,23%. Es el quinto trimestre consecutivo en que se logra un pequeño repunte, luego de la marcada baja en dólares billete de finales de 2019 y todo 2020. Sin embargo, en relación a los máximos registrados en mayo de 2019 para esas mismas áreas, el valor actual promedio se ubica casi en un 40% por debajo.
Dentro del relevamiento, solo dos de las once ciudades muestran un valor del metro cuadrado por encima de los US$1000/m²: Una de ellas es Mar del Plata, que presenta un valor promedio de US$1065/m² en los departamentos de dos y tres ambientes usados ubicados en el casco urbano.
Mientras que la otra ciudad es Bariloche, con un valor promedio de US$1510/m². En esta ciudad de Río Negro los precios parten de los US$1035/m² y ascienden hasta US$1785/m².
El caso de Bariloche es una plaza que desde hace ya un tiempo seduce. Daniela Aiello, socia y directora de la inmobiliaria Finca Sur de San Martín de los Andes y una de las fundadoras del congreso inmobiliario regional COPIP, comenta que se ve interés de desarrolladores e inversores nacionales de la zona pero también de los provenientes de Buenos Aires, Bahía Blanca, Rosario, Córdoba y Mendoza.
Mientras crece el alquiler temporario, la falta de oferta para alquileres tradicionales es un problema ante una demanda creciente de personas que optan por vivir en esta ciudad.
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