Un arquitecto polaco vio un espacio entre las medianeras de dos edificios y decidió construir allí un inmueble de cuatro plantas
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Quien alguna vez pasó por el callejón que había entre el 22 y el 74 de la calle Chłodna Żelazna, en Varsovia, podría haber pensado que el espacio era demasiado angosto e inútil por su ubicación entre las medianeras de dos edificios. Sin embargo, en ese hueco, el arquitecto polaco Jakub Szczęsny vio una oportunidad: construir una casa de cuatro plantas. Así nació la Casa Keret, una vivienda que tiene apenas un metro y medio en su parte más ancha y que, actualmente, mantiene el título de “la propiedad más estrecha del mundo”.
La casa lleva el nombre del escritor y director de cine israelí Etgar Keret, quien fue el primer inquilino. La estructura de hierro se instaló en 2012 entre dos construcciones de épocas históricas. A un lado, hay un edificio de ladrillos anterior a la Segunda Guerra Mundial, un tipo de obra que casi ya no existe y, al otro, un edificio de departamentos de hormigón, un elemento de una “estructura impuesta” que tenía como objetivo negar el paisaje de la ciudad anterior, según analizó en entrevistas el arquitecto.
Aunque el punto más ancho de la casa mide solo 152 centímetros, el interior naturalmente iluminado y completamente pintado de blanco es a prueba de claustrofóbicos. El lugar tiene cuatro plantas y cuenta con un dormitorio, una cocina, un baño y un living. Eso sí, una vez adentro, el inquilino tiene que levantar las escaleras y correr algunos muebles. Todo se mueve y se acomoda en la vivienda, cuyo espacio más estrecho se extiende apenas por 92 centímetros.
Como tiene solo dos ventanas que no se abren, la luz del sol ingresa mayormente a la casa a través de los paneles translúcidos de vidrio que forman las paredes. La electricidad se obtiene de un edificio vecino. En cuanto al resto de los servicios, la vivienda tiene tecnología de aguas residuales y no está conectada a los sistemas de la ciudad.
Para trasladarse de una planta a la otra, el inquilino tiene que usar unas escaleras que se pueden guardar para que haya más lugar disponible. En la parte más alta de la casa, que tiene poco más de nueve metros de alto, hay un dormitorio que contiene un pequeño escritorio, que brinda un espacio para trabajar.
En 2012, la creación del arquitecto polaco desplazó del podio de casas angostas a varias competidoras: la campeona de Nueva York, la vivienda del 75 ½ de Bedford Street, con casi tres metros y medio de ancho; la casa más estrecha de Toronto, de 2,5 metros de frente; e incluso la casa mínima del Pasaje San Lorenzo de San Telmo, en Buenos Aires, con 2,5 metros de ancho.
La construcción de la casa polaca recibió el apoyo de las autoridades de Varsovia y de la Fundación de Arte Moderno de Polonia, propietaria del espacio, porque fue clasificada como una “instalación de arte”, ya que no cumple con los códigos de construcción del país, pese a que se utilizó con fines residenciales. Después de que Keret vivió en la propiedad durante varias semanas, la Casa Keret se abrió a los escritores viajeros para pasar la noche. Desde 2017, está abierta al público, siempre que no se encuentre en mantenimiento.
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