Un técnico de radio jubilado se inspiró en Los Beatles para crear un mini submarino y dedicarlo al alquiler temporario
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Todo comenzó con un café y el recuerdo de una canción. Keith Lovelock, un técnico de radio jubilado, estaba en una cafetería amarilla de Nueva Zelanda cuando el color del local le hizo acordar a la canción de Los Beatles Yellow Submarine. “Todos vivimos en un submarino amarillo”, canta la famosa banda británica de rock en el estribillo de su sencillo que lanzó en 1966, frase que inspiró una idea que luego se convirtió en negocio.
Así se le ocurrió construir una tiny house con forma de submarino amarillo para su familia, aunque más tarde lo alquilaría en Airbnb con una renta altísima.
Entusiasmado por su nuevo proyecto, navegaba junto a su esposa Jen por la página web de subastas Trade Me cuando les llamó la atención una publicación en particular. Un viejo silo de granos de fibra de vidrio se vendía por apenas US$1. En cuestión de minutos, le dieron clic al botón de comprar y pagaron US$230 para que una empresa de transporte lo llevara a su granja en Marton una ciudad en Nueva Zelanda con 5200 habitantes.
La visión de su submarino amarillo era clara, así que Lovelock lavó el interior del silo que luego usaría como estructura del mini submarino y lo pintó del color que quería. Pero esa era solo la base. Para darle forma de navegación, agradeció su filosofía de no tirar nada que pueda ser útil e incorporó elementos que tenía en su granja, como domos de radar para crear lados redondeados, un ventilador para la hélice y una bañera de hidromasaje invertida para la torre de mando.
Pintado y en forma, trasladó con un tractor el submarino de 10 x 5 metros a una zona de secuoyas frente a la casa, en honor a la canción de Los Beatles que dice que la nave flota en un “mar de verde”. Lo colocó entre dos troncos y con los planos a un costado continuó su construcción.
Durante un año, Lovelock dedicó las tardes de la semana en su proyecto. Usó láminas de madera contrachapada para imitar la forma de la cabina principal y la cubierta superior y hasta soldó un jacuzzi boca abajo en el techo para que los chorros del jacuzzi aparenten ser ojos de buey. También incluyó viejos paneles solares, antenas parabólicas para darle forma a la popa de la nave y llegó a sumar 22 ojos de buey.
Con la estructura lista, la pareja navegó en portales de venta de objetos usados en busca de artículos que sirvieran de decoración, como un maniquí parecido a John Lennon, gorras de capitán, barómetros, radares, letreros de submarinos de la guerra y muebles de la era Steampunk. En total, la pareja invirtió aproximadamente US$14.000 entre decoración, pintura, electricidad y plomería.
En 2018 la construcción ya estaba lista y los Lockwood planeaban dedicar el nuevo espacio para alojar a sus nietos y el resto de su familia cuando los visitaron. Pero no pasó mucho tiempo hasta que cambiaron de opinión y lo publicaron en Airbnb. La plataforma de alquileres temporarios, en la que es frecuente encontrarse con casas atípicas, aceptó la vivienda y la alquilan a US$157 la noche. Desde entonces ya se alojaron más de mil invitados, entre los cuales se destacan exsubmarinistas que admitieron sentirse transportados a sus días en el mar.
Cómo es por dentro
El living tiene un sillón de cuero con almohadones estampados con pulpos y un casco de buceo antiguo. A un costado, la pareja atornilló a la pared una vieja cabecera de roble para armar un pequeño escritorio. Una pequeña escalera conduce al segundo nivel del submarino, donde se encuentra el asiento de un comandante y el volante. Este ambiente está integrado con la cocina, construida con una cómoda vieja y que incluye vajilla, microondas y una mini heladera.
Detrás de esta zona se encuentra el dormitorio, donde hay una cama matrimonial marinera donde pueden dormir cuatro adultos cómodamente. A continuación, en la parte posterior del submarino, se encuentra un baño completo con inodoro, lavabo y ducha.
En la página de Airbnb hay más de 600 comentarios de huéspedes que resumen una puntuación de 4,92 estrellas. “Honestamente, me quedé impresionada por lo cómoda que era esta estancia teniendo en cuenta que es un submarino. Estuvimos calientes toda la noche, las camas son supercómodas”, dijo el usuario de Danielle este junio sobre su estadía.
Por su parte, Scott, otro de los huéspedes que pasó por el submarino escribió este mayo: “Al planificar nuestro viaje a Nueva Zelanda, vi el comercial de Airbnb con el submarino amarillo. Inmediatamente busqué la ubicación y he aquí que estaba en Nueva Zelanda. Una forma perfecta de terminar nuestro viaje. Mi esposa se sorprendió cuando nos detuvimos en un submarino amarillo en medio del bosque, en medio de la nada, Marton, una ciudad linda por cierto. El lugar estaba limpio y se prestó mucha atención para que se sintiera como un verdadero submarino. Ojalá hubiéramos traído a nuestros 6 nietos con nosotros para experimentar esta maravillosa estancia. Ahora me gustaría que todos viviéramos en un submarino amarillo”.
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