Entre acantilados y con una vista a las aguas de la Costa Atlántica, una casa de Mar del Plata pareciera que está siendo tragada por la tierra. Más inclinada que la Torre de Pisa y con ventanas de distintos tamaños y formas, la construcción llama la atención de los turistas y residentes que pasean por el barrio Los Acantilados.
Lejos de ser un accidente, la construcción fue pensada de esa forma y tiene un por qué. “La operación que realizamos fue la de aplicarle un movimiento al objeto construido, inclinándose hacia adelante, cayendo hacia el mar, como la topografía de un acantilado”, explicó la arquitecta Julieta Lepore, dueña del estudio Julieta Lepore & Leonardo Salvini Arquitectura & Atelier. En ese sentido, el proyecto se basa en trabajar la figura del claustro como morfología arquitectónica, la cual fue implantada de manera paralela al mar.
El proyecto nació en marzo de 2019, pero no fue hasta octubre de ese mismo año que comenzó su construcción. Luego de -al menos- tres reuniones de intercambios de ideas entre los arquitectos y los dueños de la vivienda, llegaron a la conclusión de que la casa debía mimetizarse con los alrededores y aprovecharse de sus paisajes. “Muchas veces este intercambio desafía nuestras ideas iniciales. No cambian en su esencia pero sí crecen y mutan hacia algo mejorado”, agregó la arquitecta. El plan es que la casa termine de construirse para finales del 2021.
Eterna vista al mar
El bloque delantero de la casa se eleva a 1,50 metros del nivel del suelo. Allí se ubican los dormitorios, cuyos techos de losa de hormigón conforman una terraza panorámica con vista al mar. Por su parte, el bloque de atrás tiene una altura de 4,27 metros y contiene la sala de estar, el comedor y la cocina. Por último, los bloques laterales son transiciones: el del norte conecta los espacios públicos con los privados (el living con los cuartos) y el lateral sur conecta la terraza y atraviesa una piscina de pequeñas dimensiones.
A causa de la inclinación de la obra, todos los espacios interiores tienen vista al mar. El claustro delantero de la vivienda no tapa al de atrás y, con una diferencia de niveles entre ambos ambientes, la casa capta la totalidad de la vista panorámica. Además, la parte de la propiedad que pareciera caerse protege a la vivienda de los vientos más fríos, mientras que la estructura elevada deja pasar al jardín trasero y remata en el patio, que incluye un jardín central.
La construcción fue realizada con un macizo de hormigón visto, en tanto los techos y límites interiores serán hechos de materiales livianos: madera, chapa y vidrio. Según remarcaron los arquitectos, la ejecución de la obra de hormigón fue de “alta complejidad”, lo que le exigió al equipo de trabajo el aporte de “buena documentación de obra y una dirección técnica muy presente”.
“Antes decíamos que no nos gusta repetirnos, no lo hacemos, cada proyecto es un nuevo juego con cartas nuevas. Pero hoy vemos que sí hay semejanzas, analogías indirectas que unen los distintos proyectos”, le explicó Lepore a LA NACION. En este caso, la obra tiene características compartidas con una vivienda unifamiliar que también construyeron sobre los acantilados de Mar del Plata, en la cual “se arraiga una casa a tierra y al mismo tiempo por cómo provoca la vista al mar lo máximo posible”.
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