Este tipo de construcciones son realizadas en manzanas atípicas de la ciudad y están inspirados en el icónico Flatiron de Manhattan, Nueva York
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En rincones atípicos de la ciudad de Buenos Aires, se observan construcciones poco convencionales que llama la atención porque dan una sensación al frente de forma de triángulo, y de costado pareciera que son planos. Este tipo de edificaciones se conocen como Flatiron o Fuller, en referencia al icónico y pionero Flatiron Building, ubicado en el corazón de Manhattan, Nueva York.
El edificio neoyorquino fue construido en 1902 y diseñado por Daniel Burnham y Frederick Dinkelberg, mientras que su distintiva forma triangular es el resultado de su ubicación en la intersección de la Quinta Avenida y la calle 23. Imponente, con una altura de casi 87 metros, 22 pisos y una superficie de 23.700 m², fue hogar de celebridades como Demi Moore, Sting, Hugh Jackman y Jon Bon Jovi, así como también se dice que fue un sitio de los alquilados por la mafia en la década del 30′.
“En honor a esa joya arquitectónica es que muchos amantes de la arquitectura de Buenos Aires ‘rebautizamos’ a estos edificios más pequeños, humildes, pero con la misma característica de ser construidos en manzanas triangulares y en este lado del hemisferio, como Flatiron”, explica Daniel Bryn, creador de Monitor Inmobiliario Invertire.
Las ventajas de un diseño estilo Flatiron
En Buenos Aires, la urbanización que unió quintas privadas a la ciudad, dio origen a manzanas atípicas, muchas de ellas con forma triangular. “Estos edificios se ubican en esas manzanas triangulares que se fueron generando a medida que se hacía el trazado de calles mientras crecía la ciudad”, añade Bryn.
En cuanto a los ambientes ubicados en el vértice del triángulo que se forma en el edificio, que tienden a ser los más estrechos de las unidades, la “esquina más angosta” del triángulo sobre el cual se edificó el inmueble, Bryn observa que en la mayoría de los casos allí se ubica el living y que tienden a ser unidades con dimensiones más grandes de lo habitual. Pero también, en otros casos, se instalan balcones cubiertos. “Si bien en esos ambientes hay una vista a dos fachadas, es un desafío para la decoración interior encontrar muebles y distribuciones internas que se puedan ubicar en esa disposición”, advierte el especialista.
La particularidad que tienen estos edificios atípicos es que son más asoleados y tienen mejores vistas que los de diseños tradicionales. Ya que, al tener tres caras definidas, “puede tener un mejor aprovechamientos de la luz y la mayoría de los ambientes suelen tener buena iluminación en algún momento del día”. Además, Bryn afirma que tienen vistas más amplias, extensas y más contemplativas del entorno.
“Que tenga el formato Flatiron hace que se diferencie de otros edificios porque puede tener más ventanas hacia el exterior”, agrega German Gómez Picasso, fundador de Reporte Inmobiliario.
Si bien son tipologías atípicas, el atractivo se encuentra en el diseño y la vista abierta. “No todos los inversores están preparados para comprar espacios con formas que escapan a lo rectangular, mientras que a otros les atrae lo que sale de lo convencional, como el living en esquina integrado con la cocina conformando un espacio triangular con excelente vista y luminosidad”, explica Pablo Kaminsky, Broker de Century 21 Premier Real Estate.
“Estas características hacen que un departamento en estos edificios tenga un mayor valor al común de los edificios en donde las vistas son a una sola fachada”, asegura Bryn. Las buenas vistas de los departamentos tienen a ser más codiciadas por los compradores a la hora de elegir una unidad, el precio de tener las nubes más cerca cuesta caro. En cuanto a sus valores de venta, se estima que un mismo departamento en un edificio aumente entre 1,5% y un 2% a medida que se asciende por piso, debido al aumento de la luminosidad y a la disminución de los ruidos, explica Martín Pinus, director de Martin Pinus Real Estate and Investments.
“Cuando uno se enfrenta a la tasación de un producto así tiene el desafío de pensar cuál es el valor máximo que hoy alguien puede otorgarle a sus atributos. Hay que tener en cuenta el valor de la vista, que no corra riesgo de que cambie en el futuro, el valor de la luz, el mantenimiento del inmueble, la presencia de balcones -que a pesar de que son metros descubiertos ponderan casi a la paridad de un metro cubierto-, el estado del edificio y la presencia de amenities, también con vista privilegiada”, reconoce Soledad Balayan, titular de Maure inmobiliaria. A su vez, agrega que todos estos criterios parten de la base de la zona, que ya le pone un piso al precio. Sin embargo, concluye que “se puede ser muy técnico en la tasación pero al final lo que cuenta es quien está dispuesto a pagar ese precio, quien se visualiza en esos espacios y los puede valorar de acuerdo a la tasación realizada”.
Los edificios Flatiron en los barrios porteños
En la ciudad de Buenos Aires, este tipo de edificaciones se ubican mayormente en barrios de zona norte, tales como: Belgrano, Villa Urquiza, Nuñez, Coghlan y Colegiales. Según Bryn, en estas zonas se encuentran muchas manzanas con esta geometría y los edificios están ubicados sobre avenidas, lo que permite que tengan una altura mayor a lo habitual en una calle común. Aunque, en el centro porteño también pueden observarse algunas de estas construcciones.
Los que se destacan en la escena porteña son:
1) Edificio SOMISA, en el Centro
En la esquina de Diagonal Julio A. Roca y la avenida Belgrano, se encuentra el Edificio SOMISA. La obra conserva una distinción especial: no solo está hecho estrictamente de acero, es el primero en el mundo en haber sido armado íntegramente con soldaduras.
2) Edificio Kavanagh, en Retiro
El edificio Kavanagh, ubicado en pleno Retiro, es un ícono de la arquitectura argentina, también tiene esta tipología y se construyó sobre un terreno triangular.
3) Donna Gioia, en Caballito
En la esquina de las avenidas Pedro Goyena y La Plata, en el barrio de Caballito, se encuentra en plena construcción un nuevo desarrollo destacada por este estilo de fachada. Previsto para entregar en 2026, es el octavo eslabón de la serie Donna de la desarrolladora Azcuy que construye en Caballito. El vértice del triángulo serán ventanales curvos de piso a techo donde estarán ubicados los livings con vistas a ambas avenidas. Si bien la manzana en la que está emplazado tiene un formato rectangular tradicional, la desarrolladora decidió potenciar la esquina y los ambientes con el diseño triangular.
4) El Flatiron de Colegiales
En la esquina de las avenidas Elcano y Los Incas, se encuentra esta construcción que encaja en el vértice más agudo del triángulo, en el barrio de Colegiales en una manzana que permite no solo tener vista abierta sino evitar construcciones en sus alrededores.
5) Palacio Raggio, en Almagro
Este emblemático edificio se encuentra en el barrio porteño de Almagro, en la esquina de las avenidas Rivadavia e Hipólito Yrigoyen, a metros del cruce de la primera con la avenida La Plata. Fue construido en 1924, y consta de siete pisos y una cúpula.
6) Avenida Forest y Los Incas, en Belgrano
En el barrio de Belgrano, en el cruce de Av. Forest y Av. de los Incas se encuentra este edificio de 14 pisos estilo Flatiron, en un lote triangular rodeado de casas bajas.
7) Avenida Alberdi y Formosa, en Caballito
En Caballito aparece esta construcción con toques art déco, en la intersección de la avenida Juan B. Alberdi y la calle Formosa.
8) Ricci Flats, en Coghlan
El proyecto Ricci Flats está ubicado en Coghlan, en avenida Balbín y Miller, se caracteriza por ser un edificio con un diseño que remite al Flatiron de Manhattan.
9) La torre fantasma, en la Boca
El inmueble está ubicado en una manzana atípica de La Boca y fue construido en 1915, una época de pujanza de la zona portuaria. El edificio ubicado en la triple esquina formada por Wenceslado Villafañe, Benito Pérez Galdós y Almirante Brown fue una de las construcciones de vanguardia que se asentaron en La Boca en una época de pujanza y riqueza económica de la zona portuaria.
10) Bliss Buenos Aires, en zona norte
Ya cuzando la General Paz y saliendo de CABA, un nuevo proyecto con teminación estilo Flatiron está ubicado en Uruguay y Panamericana Ramal Tigre. “Los desarrolladores compraron esta tierra al Grupo Pérez Companc en 2020 y se plantearon el desafío de construir con un concepto vanguardista, una ciudad del futuro”, dice Iván de Achaval, presidente de Achaval Cornejo, masterbroker del proyecto.
El 60% del terreno está destinado a espacios verdes, con vegetación nativa, espacios comunes y una laguna central de casi 10.000 m², alrededor de los cual se han diseñado cuidadosamente edificios de distintas alturas y tipologías. El principal es el edificio Marina que tiene una combinación de formato rectangular con triangular en uno de sus extremos. Forma parte de la primera etapa del proyecto y ya está en obra.