Los edificios recobran vida y se adaptan a las nuevas tendencias
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El centro porteño, cuando se lo observa bien, es una gran colección de edificios que han sabido hacer historia. Claro que, para quienes transitan por sus calles cotidianamente, la costumbre quizás haya hecho que se confundan con el “gris” de la ciudad y pierdan ese brillo o color que los hace piezas arquitectónicas dignas de admirar. Al Mirafiori y al República, a pesar de haber sido construidos y proyectados con más de 30 años de diferencia, hoy los une el haber sido protagonistas de Buenos Aires y estar reconvirtiendo sus oficinas a las tendencias actuales en materia de eficiencia, seguridad y tecnología.
Las torres copan el microcentro
Construido entre 1961 y 1964 para albergar las oficinas de la automotriz Fiat, el edificio Mirafiori se convirtió enseguida en un ícono moderno de la Buenos Aires de aquella época. Pionero por su fachada integral vidriada (hoy más conocida como “curtain wall”, casi una “norma” de la arquitectura corporativa) y sumado a sus 18 pisos, le empezaba a imprimir otro paisaje al centro porteño. Claro que para que la ciudad ganara en altura, primero había sido necesaria la promulgación, en 1957, de la Ordenanza 4110, titulada “Reglamentación para la construcción de ‘Edificios en Torre’, que habilita y fomenta los edificios de perímetro libre con basamento y torre en altura”. Por eso, no es casual que buena parte de las construcciones actuales tengan esa impronta sesentista.
“Me acuerdo que de jóvenes nos subíamos a los autos, en vísperas de las fiestas, y salíamos a ver la 9 de Julio y ese edificio todo de vidrio que a la noche estaba iluminado. Prendían las luces de modo que desde afuera se viera como un arbolito de Navidad”, recuerda Domingo Speranza, CEO de Newmark Argentina, empresa que hoy se encuentra, además, llevando adelante la administración del edificio. “Era la época en que Fiat era la empresa automotriz líder”, agrega.
Ubicado en Cerrito y Viamonte, frente al Teatro Colón, el edificio Mirafiori se había empezado a proyectar 10 años antes de su inauguración, cuando Fiat Concord, la filial local de la automotriz italiana, planeó la construcción de un edificio para sus oficinas. La obra estuvo a cargo de Impresit, constructora también perteneciente al holding.
Pero lejos de haberse quedado en el tiempo, en la actualidad el edificio es el reflejo de un trabajo de aggiornamento a los nuevos tiempos por parte de quienes lo gestionan y comercializan. “Lo que estamos desarrollando como concepto es la administración, el gerenciamiento y la comercialización de inmuebles con propósito”, cuenta Speranza. “Esto significa que, más allá del cumplimiento de las normas obligatorias, velamos por el cuidado en materia ambiental, de gobernanza, de seguridad y hasta de inclusión”, añade. En concreto, se trabaja sobre el tema de los residuos, de la eficiencia energética, del acceso y de todo lo que hace al bienestar de quienes trabajan en el edificio.
República: César Pelli interviene Buenos Aires
Más de 30 años después de haberse inaugurado el edificio Mirafiori, el prestigioso arquitecto tucumano César Pelli se hizo cargo de su primer edificio de oficinas en Buenos Aires. El encargo fue del Banco República, aunque quizás sea más recordado el paso por él de la empresa Telefónica de Argentina.
“Cuando se inaugura el República, lo que reflejaba era el poder de la nueva economía. El Banco República se lo había alquilado a Telefónica, que hacía circular su logo por la fachada. De hecho, había una publicidad en la que Adrián Suar volvía de Ezeiza y se ponía contento cuando veía el logo de Telefónica en el República”, rememora Speranza. “Fue el primer edificio 100% clase A internacional que tuvo Buenos Aires”, resume.
De la misma manera que se hizo en el Mirafiori, hoy se están haciendo trabajos importantes en el edificio, como la restauración de la fachada para volverla a su estado original y la actualización tecnológica en aires acondicionados y ascensores, además de las adaptaciones en materia ambiental para obtener la certificación LEED. También se está poniendo en valor la plazoleta propia con la que cuenta, a la que se le está incorporando vegetación autóctona con menor requerimiento de riego y un sistema de reutilización del agua de lluvia. Por último, en el primer piso se inaugurará pronto un espacio administrado por la marca de flex-office Spaces.
El Mirafiori y el República, dos íconos arquitectónicos del centro porteño, quizás ya no sean visitados por sus luces ni aparezcan en publicidades, pero siguen dando cuenta de la riqueza arquitectónica de Buenos Aires y de cómo van cambiando los espacios de trabajo.
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