Hace casi 100 años una construcción en plena ciudad de Buenos Aires contaba con una pista en su techo para probar autos y hoy es un complejo residencial de lujo
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En Palermo Chico, un sub barrio del inmenso Palermo, se destaca un complejo icónico de la ciudad, con viviendas de alta categoría y espacios comerciales, que ocupa una manzana completa de Barrio Parque: el Palacio Alcorta. Ubicado entre las calles Figueroa Alcorta, Ortiz de Ocampo, Martín Coronado y San Martín de Tours, el edificio abrió sus puertas el 1° de diciembre de 1928 de la mano del arquitecto milanés Mario Palanti -autor del Palacio Barolo y el Palacio Salvo-, con una particularidad: tenía su propia pista de autos en la terraza.
La construcción fue proyectada inicialmente para la Concesionaria de autos Resta Hermanos, que comercializaba vehículos de la marca Chrysler, motivo por el cual se lo conocía como “Edificio Chrysler” y se convirtió en el símbolo de la marca estadounidense en Argentina. Desde sus comienzos, la pista circular en el techo de la construcción llamada Estadio Olimpo funcionaba como prueba de autos al aire libre, y se promocionó como el primer Palacio Autódromo.
Luego de años en el que el edificio pasó por diferentes rubros y por diversas facetas, fue comprado por la empresa IRSA que lo remodeló y fragmentó para convertirlo en un edificio de departamentos y oficinas. A partir de 1994, renovado en su totalidad, funciona como un complejo residencial de lujo “Es una construcción con marca e identidad propia, con un glamour y un prestigio muy particular”, especifica Daniel Obetko, gerente residencial premium en Interwin.
El fin de la pista de autos
La construcción original no solo albergaba la pista de vehículos, sino que en la planta baja se instalaron oficinas, un sitio de fabricación de repuestos de la marca y el sector de ventas; mientras que en el primer piso había un taller y cocheras.
El diseño original de la terraza también tenía gradas para 3000 espectadores, que no solo podían ver las pruebas de los autos a gran velocidad, sino que también fue escenario de eventos sociales y deportivos.
Pero, a pesar de que el lugar era un completo éxito, en 1931 la concesionaria quebró y fue comprada por la empresa Fevre y Basset. A partir de ese año la pista quedó en desuso y fue perdiendo su esencia ya que no se volvieron a organizar carreras o pruebas sobre ella.
Tiempo después las instalaciones del lugar fueron utilizadas como sede por el Comando de Arsenales del Ejército Argentino y el Registro Nacional de Armas, hasta que en 1993 se llevó a remate por medio del Banco Ciudad que lo promocionó como “la manzana más cara de la ciudad”.
Entre las firmas que quisieron comprar el edificio, estuvo la posibilidad de que se transforme en un shopping, pero, ante la negativa de los vecinos, en 1994 fue transformado por IRSA en un complejo de lofts de lujo a cargo del estudio de arquitectura MSGSSS. El espacio se dividió en viviendas y oficinas, mientras que el lugar en el que originalmente se encontraba la pista, se tiró abajo y se construyó un jardín interno con pileta. La planta la compró Manuel Antelo, por entonces dueño de Renault Argentina, quien instaló el Museo Renault junto con una propuesta gastronómica que se convirtió en un espacio de moda en los 90. Cerró sus puertas a comienzos de 2011. Hoy el espacio funciona bajo la marca de indumentaria de polo La Dolfina con un local comercial con un bar y restaurante, además de la exposición de sus trofeos y camisetas.
Cuánto cuesta un departamento en Palacio Alcorta
En medio de una zona tradicional caracterizada por sus casas emblemáticas y residencias icónicas, con sus techos altos y una espacialidad difícil de encontrar en otros desarrollos se alza el Palacio Alcorta, “como una burbuja dentro de Palermo Chico, con lofts que le dan un carácter especial y moderno al icónico edificio”, marca la diferencia Mateo García, director comercial residencial en Toribio Achaval.
“Las personas que quieren vivir o trabajar en el lugar esperan el tiempo que sea necesario para poder comprar o alquilar un inmueble allí. No hay ningún otro inmueble comparable en la zona”, cuenta Gabriela Goldszer, directora de Ocampo Propiedades. Por esto mismo, las viviendas y oficinas que se encuentran en el lugar son altamente demandadas tanto para compra como para alquiler y suele haber lista de espera.
De acuerdo a la broker inmobiliaria, en el edificio hay unidades que van desde los 90 m² hasta los 300 m², con un valor promedio de entre US$4000/m² y US$5000/m², superiores al precio medio de los departamentos usados en la zona, que se encuentran entre los US$3500/m² y US$4000/m². “Las personas que eligen vivir en este proyecto valoran los espacios amplios, doble altura, luminosidad y modernidad”, afirma.
De acuerdo a publicaciones en sitios inmobiliarios, en la actualidad hay tres departamentos en venta en el Palacio Alcorta:
- Un dúplex de cuatro ambientes de un dormitorio con balcón terraza de 170 m² totales, se vende por US$950.000
- Un departamento de 155 m² totales con dos dormitorio en suite, vestidor y balcón aterrazado, se encuentra publicado en U$S800.000
- Un loft de 100 m² reciclado a nuevo, con un dormitorio y terraza con pileta propia, se comercializa por US$890.000
Pero, este icónico edificio no era el único en el mundo...
El edificio italiano que tenía una pista de autos en su terraza
Entre 1916 y 1923 se llevó a cabo en Turín un proyecto de la fábrica de automóviles Fiat que rompió con los estereotipos arquitectónicos hasta ese momento conocidos. El diseño del Edificio Lingotto estuvo a cargo de Giacomo Mattè-Trucco y tenía la particularidad de ser una fábrica construida en altura: tenía cinco pisos y el gancho de oro fue la pista de autos en su terraza de 2,4 km de largo y 24 metros de ancho, y dos curvas de 180º.
El proceso de producción de los autos se distribuía de la siguiente forma: en la planta baja comenzaba en la fabricación, con el repaso de las piezas; en el primer piso se construía el motor; luego pasaban al segundo para revestir los esqueletos de los vehículos, ponerle los asientos y se fabricaba la caja de cambios, el embrague y el volante. Una vez que llegaban al tercero, se le ponían los frenos; y en el cuarto piso se finalizaba con la estructura total del vehículo.
Por lo que, cuando el auto llegaba al quinto y último piso, que era la terraza, ya estaba completamente terminado y era probado para realizarle todos los controles correspondientes en la pista de autos construida en altura. La decisión de esta construcción fue que la marca llegó a la conclusión de que probar los autos en la terraza era casi un 60% más barato que hacerlo en una planta baja.
Luego de 71 años de funcionamiento, el lugar fue reconvertido en un centro comercial, un hotel y parte del sector administrativo fue donado a la Universidad de Turín.
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