Durante 500 años, el inmueble fue residencia exclusiva de las monjas de clausura de la Orden de las Clarisas, luego funcionó como colegio, como hotel y se vende a €1,5 millones
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Distanciarse por completo del mundo es algo que los italianos han perfeccionado a lo largo de los siglos. Durante épocas pasadas, Italia fue el hogar de comunidades dedicadas a la oración y autoconocimiento y, aún hoy en día, el país alberga numerosos monasterios y abadías apartadas que han servido como refugio para aquellos que buscan la reclusión espiritual.
Sin embargo, hoy en día no es necesario ser parte de estas comunidades para residir en uno de sus conventos. Italia, como sede de la Iglesia católica, cuenta con muchas de estas edificaciones construidas durante la Edad Media y, con frecuencia, están disponibles para la venta por costos inferiores al de un departamento en los distritos inmobiliarios más destacados de Milán o Florencia.
Tal es el caso de una residencia ubicada en el corazón de la pintoresca región de la Toscana, específicamente en Sarteano, Siena. Allí se encuentra un tesoro arquitectónico oculto: un convento de del siglo XVI, ahora disponible en el mercado por €1,5 millones.
Con una historia que abarca cinco siglos, este edificio tuvo sus orígenes como residencia para las monjas de la Orden de las Clarisas. Construida en 1498 a lo largo de las murallas medievales del pueblo de Sarteano, siguiendo las reglas prescritas por San Francisco para la construcción de conventos, esta residencia albergó durante 500 años a esta congregación que se distingue por su estilo de vida en clausura. Esto implica que las hermanas residen en reclusión dentro del convento y mantienen un contacto limitado con el mundo exterior.
Además de dedicarse a la oración, las hermanas clarisas desempeñan diversas actividades, destacando la elaboración de productos artesanales tales como dulces, tortas, mermeladas, velas y otros objetos religiosos. Estos artículos son confeccionados en los talleres de los conventos, y su venta contribuye a sostener la vida comunitaria y respaldar las labores de la comunidad en la sociedad.
Décadas más tarde, ya en pleno siglo XX, el antiguo convento experimentó una transformación significativa al convertirse en un colegio que operó en ese lugar durante muchos años. En 1970, su última función fue la de una residencia histórica privada. El convento experimentó una metamorfosis notable, ya que sus actuales propietarios convirtieron la propiedad en un hotel con grandes habitaciones panorámicas con muebles de época.
Vivir en un antiguo convento en la Toscana
La fachada de piedra vista del convento es impactante, y su diseño de planta abierta tiene una forma particular que no fue una decisión al azar. Su forma de “T” hace referencia a la Tau Francescana, un símbolo asociado con la Orden Franciscana adoptado por San Francisco de Asís como un signo de humildad y devoción. Representa una letra del alfabeto griego con forma de “T” y simboliza la cruz. Aunque a veces se integra en la arquitectura de conventos franciscanos, su uso es más común en la iconografía y la simbología religiosa.
El convento cuenta con tres niveles: dos sobre el suelo y uno subterráneo, sumando un total de 1427 m². Después de extensas obras de renovación entre 1970 y 1990, el convento recuperó sus características originales, como techos de madera, suelos de terracota y paredes de piedra vista, mientras que los baños y cocinas están revestidos con mayólicas.
El edificio principal alberga habitaciones con baño privado, salones inmensos y una galería convertida en una sala de lectura para el disfrute de los huéspedes. El sótano, accesible desde el patio circundante y la planta baja, se destinó a fines gastronómicos, con un pórtico, salas de restaurante, cocina, baños para invitados, almacenes y bodegas. Actualmente, la bodega ofrece vinos locales como Brunello di Montalcino, Nobile di Montepulciano y Chianti Classico.
El jardín, meticulosamente cuidado, está rodeado por las murallas del pueblo y ofrece vistas impresionantes del Val di Chiana y los lagos de Chiusi, Montepulciano y Trasimeno. Al norte, un pequeño olivar complementa la belleza del entorno. Además, en el patio, un edificio sin tejado ni plantas intermedias espera ser restaurado, conservando siempre sus características arquitectónicas originales.
Ahora a la venta por €1,5 millones, esta propiedad podría ser una inversión ideal tanto para destinar al rubro hotelero como volver a transformarla en una residencia privada.
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