Las provincias se preparan para el etiquetado de viviendas familiares: se trata de una modalidad ya establecida en varios países de la Unión Europea, en sintonía con la necesidad de ahorro de energía y cuidado del ambiente.
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Las provincias y la Ciudad de Buenos Aires están en condiciones de adherir al flamante Programa Nacional de Etiquetado de Viviendas (Pronev) que apunta a incorporar en el mercado inmobiliario de todo el país criterios de eficiencia energética en la construcción y remodelación de casas y departamentos, con una certificación de características similares a la de los electrodomésticos.
El etiquetado de viviendas tiene un desarrollo incipiente en la Argentina, por lo que se espera que la implementación del Pronev en la mayor parte del país le dé impulso a una modalidad ya establecida en varios países de la Unión Europea, en sintonía con la necesidad de ahorro de energía y cuidado del ambiente.
Al respecto, la arquitecta Silvina López Planté, del Grupo de Instituciones por el Etiquetado Energético de Viviendas, expresó su satisfacción por la medida plasmada en la resolución 5/2023 de la Secretaría de Energía.
“Celebramos todas las acciones conducentes para el desarrollo y afianzamiento del etiquetado energético en viviendas”, manifestó, en el convencimiento de que “es necesario tener un ordenamiento legal y nacional para que haya una congruencia y unificación en las distintas etapas, herramientas y procedimientos”.
López Planté destacó que “se avanzó mucho” en materia de eficiencia energética en viviendas “pero queda mucho por hacer y la mejor forma es tener todos los instrumentos legales, el consenso y todos los distintos actores involucrados para que el etiquetado de viviendas se utilice e implemente en la Argentina”.
El Grupo de Instituciones por el Etiquetado Energético de Viviendas está integrado por Argentina Green Building Council (AGBC), la Asociación Nacional de Industrias de Materiales Aislantes (Andima) y el Instituto de la Construcción en Seco (Incose).
Desde Andima, el consultor técnico Federico García Zúñiga, señaló que solo con una aislación térmica adecuada se podría “ahorrar hasta un 35% en el consumo de energía y hasta un 60% en las facturas sobre la luz y el gas consumidos para climatizar un hogar”.
La Norma IRAM 11.900 del 2017 determinó el rango de valores del etiquetado de eficiencia energética para las viviendas, con una escala de letras desde la “A” (mayor nivel de eficiencia) hasta la “G” (menor nivel), aunque esa escala “es diferente para cada zona climática del país”, sostuvo la Secretaría de Energía en un informe de la Dirección de Energías Renovables.
Para tener una idea de la diferencia entre las categorías, un informe del Ministerio de Transición Ecológica de España determinó que una vivienda con etiqueta “E” o peor, consume un 90% más de energía que una de categoría “A”.
De la Norma IRAM 11.900 surge el Índice de Prestaciones Energéticas (IPE) que representa “el requerimiento teórico de energía primaria para satisfacer las necesidades de calefacción en invierno, refrigeración en verano, calentamiento de agua sanitaria e iluminación, durante un año y por metro cuadrado de superficie, bajo condiciones normalizadas de uso y prestablecidas de confort”, indicó la Secretaría de Energía.
El IPE se expresa en kWh por metro cuadrado al año y permite cuantificar las prestaciones energéticas de las viviendas para poder compararlas con un criterio unificado.
A partir de esa información, aclaró Energía, se puede “construir una línea de base que sirva como referencia para la elaboración de políticas públicas y el direccionamiento de mecanismos de incentivos diversos”.
La etiqueta está determinada por aspectos relacionados con el diseño arquitectónico de la vivienda, orientación, protecciones solares, los sistemas constructivos utilizados, la calidad y estado de las aberturas, las infiltraciones de aire, los sistemas de calefacción, refrigeración, calentamiento de agua e iluminación instalados y las eventuales instalaciones de energías renovables.
La carga de datos y la emisión de la etiqueta se realiza por medio del Aplicativo Informático Nacional de Etiquetado de Viviendas, una herramienta online que permite a los profesionales que se desempeñan en el campo de las construcciones civiles, realizar la evaluación de eficiencia energética de una vivienda en cualquier lugar del país.
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