Augusto Mustafá es la cabeza detrás de los pantalones Elepants y cambió su rumbo para dedicarse a la fabricación y venta de casas modulares que arrancan en US$50.000
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En 2012, Augusto Mustafá creó su particular marca de pantalones Elepants sin tener idea del mundo en el que se estaba sumergiendo. A pesar de que la marca llegó a tener 30 comercios en 2018, el camino fue sinuoso, ya que la pandemia lo obligó a empezar desde cero.
Sin embargo, otra oportunidad se cruzó en su camino. Mientras corría en la maratón de Buenos Aires, Augusto conoció a quien sería su futura socia, Marta Oriozabala. Ella es abogada y venía del mundo del real estate, él del mundo de los negocios textiles. Juntos decidieron crear su próximo emprendimiento, pero esta vez irian “paso a paso”, como dice Augusto.
“Con Elepants aprendí que fuimos muy rápido, con los ojos vendados aceleramos mucho con el diseño de nuevos productos, con la contratación de empleados y la apertura de locales”, asegura el empresario. “A diferencia de cuando empecé con los pantalones, hoy entiendo cómo funciona la lógica de los negocios, así como la experiencia de vivir en Argentina, de lo compleja que es y de cómo van cambiando las situaciones, lo que me ha hecho más tolerable a las frustraciones”, asegura Mustafá.
Ahora, el nuevo proyecto, al que bautizaron como Evolutiva, avanza “a paso lento pero firme”, ya que en conjunto los socios crearon una empresa dedicada a la construcción de casas prefabricadas que se construyen en 6 meses, se transportan y cuestan menos de US$50.000.
La ventaja en este tipo de construcciones es que se reduce un 50% el tiempo que requeriría una casa tradicional, con un costo de US$900/m². “Si bien es algo que ya existe en la Argentina, todavía hay mucho por mostrar y desarrollar, sobre todo para aquellos que tienen un concepto erróneo sobre la construcción prefabricada”, señala Mustafá.
Ambos apostaron por el steel frame, un tipo de construcción que gana terreno dentro del sector rápidamente por varias características que lo vuelven muy atractivo. El dato: una propiedad de 50 m² entra en el mismo espacio que se utilizaría para transportar los ladrillos que se necesitan para construir una casa de construcción tradicional de esas proporciones.
En este método, la elección de materiales se realiza una sola vez y, luego, todo se ensambla en la fábrica al 100%. Los clientes pueden cerrar el precio de la casa al momento de la compra, y luego de unos meses, la casa es transportada en un camión hasta el lugar del emplazamiento. Además, otra gran ventaja es que no es necesario estar pendientes de la obra, lo que permite continuar con las rutinas diarias sin la necesidad de supervisar de cerca la construcción.
En cuanto al mercado, el emprendedor explica que apunta a las nuevas generaciones, a los adultos jóvenes que vieron cómo sus padres se demoraron muchos años en construir sus casas de forma tradicional. “Buscamos que dejen de depender de todas las personas que inciden en el proceso de un mismo producto y concentrar todo el trabajo en las fábricas, para entregar las propiedades hasta con los muebles incluidos, lista para usar. Desde el diseño hasta la fabricación y la instalación, lo hacemos todo nosotros de tres a seis meses”, agrega.
Otra ventaja destacada de esta construcción modular es su flexibilidad para expandirse en diferentes etapas. Se puede comenzar con un módulo de dos ambientes, que incluye una habitación, un baño y una cocina comedor, y posteriormente agregar más espacios, ya sea anexando otro cuarto, incorporando un nuevo módulo o incluso ampliando verticalmente.
Debido a que las paredes son considerablemente más delgadas que una construcción tradicional, con un grosor de tan solo 15 cm, la vivienda es más ligera y proporciona un mayor aprovechamiento del espacio en relación a los metros cuadrados disponibles en el terreno.
De cara a futuro, Mustafá se inclina por el desarrollo de barrios y la transformación de espacios, y aunque tienen muy claro ese norte, primero deben entender cuáles son los procesos claves, los cuales les permitirán seguir creciendo y llegar hasta donde quieran llegar.
La curiosidad todo lo puede
Así como en los comienzos de Elepants, cuando Mustafá ni siquiera tenía idea lo que era una máquina de coser, logró construir una marca propia y aprender sobre un rubro desconocido para él, hoy le sucede con la arquitectura, disciplina que siempre le atrajo pero nunca tuvo la forma ni los medios para acercarse, hasta ahora.
“Estoy seguro que es la curiosidad la que me lleva a hacer cosas, es mi motor”, señala el empresario, quien recuerda que arrancó diseñando pantalones por una curiosidad muy personal en cuanto a la forma de usar la ropa. Reconoce que siempre tuvo un estilo muy diferente a lo que se está acostumbrado, eligiendo usar prendas cómodas, coloridas y llamativas a la hora de lucirse.
“Me considero una persona muy activa. De muy chico siempre tuve esa inquietud por el diseño y la arquitectura y hoy sin darme cuenta estoy llevándolo a cabo”, reconoce el empresario. Dejar una huella, una marca y materializar las ideas es lo más importante para Mustafá, no dejar que los sueños solo sean sueños, sino poder concretarlos.
Con respecto a la relación entre sus dos empresas, Elepants y Evolutiva, Mustafá afirma que no le importa si el día de hoy se dedica a “hacer ropa o casas, sino que le interesa entender la lógica de cómo hacerlo y cómo llevarlo a cabo”. Conocer y aprender cada uno de los pasos fue lo que le permitió acelerar rápidamente su segundo emprendimiento constructivo, muy distinto al primero textil.
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