El plan para que la ciudad vuelva a mirar al río desde sitios porteños icónicos y hoy poco habitados
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La apuesta forma parte de un cambio de concepción que busca generar que la ciudad de Buenos Aires vuelva a mirar hacia el río, a partir de la transformación de lugares hoy inhabitados en íconos porteños en sí mismos.
Con la base arquitectónica del antiguo Hospital Ferroviario -una estructura de 1952 sobre un terreno de 7800 m², ubicado entre las calles Castillo, Mayor Luisoni y Comodoro Zanni- Distrito Quartier Puerto Retiro impulsa la reconversión del antepuerto de la ciudad de Buenos Aires, lindera a la zona de Retiro hoy relegada entre edificios públicos.
Emplazado sobre el nuevo Paseo del Bajo y como una antesala de Puerto Madero, el emprendimiento se conecta directamente con la Autopista Illia, la Costanera Norte, la Estación Retiro y la Plaza San Martín. Para los desarrolladores que apuestan por la zona, el desafío va más allá de un proyecto inmobiliario. Se trata de crear algo nuevo donde hoy no existe nada. ¿Cómo se explica que, a metros del área de Catalinas no existan propuestas comerciales? La razón es sencilla: hasta el cambio de código, en la zona solo podían funcionar edificios públicos, ahora se flexibilizó y se autorizó la mixtura de usos.
Con una inversión que ronda los US$215 millones, el masterplan se extiende sobre una superficie total de 120.000 metros cuadrados, que incluye una parte residencial, otra destinada a oficinas, suites para alquiler temporario y un paseo comercial. El emprendimiento es acompañado, a su vez, de trabajos integrales en toda la manzana frente al emblemático edificio de la casa de la Moneda y a la terminal de Cruceros y enmarcado en la mega obra del Paseo del Bajo. Además está a media cuadra de la comisaria insignia de la ciudad de Buenos Aires.
Una mezcla de la vieja Buenos Aires con la nueva. Lo vintage y lo moderno se combinan en un edificio en el que se conservó la estructura madre para hacer las residencias, incluyendo detalles arquitectónicos como las escaleras internas de mármol o los techos de los lofts que conservan la altura original del edificio construido a mediados del siglo XX.
El complejo que incluye una combinación de inversiones público-privadas tiene el desafío de generar un nuevo distrito en una zona denominada como el antepuerto que hoy está resignada a una serie de edificios públicos, tribunales e infraestructuras. “En cualquier lugar del mundo esta zona escomo la Barceloneta”, dice Álvaro García Resta, secretario de Desarrollo Urbano de la ciudad de Buenos Aires.
En otras palabras: convertir un lugar de paso en un lugar de permanencia. Así como ocurrió con el Meatpacking de Nueva York, una zona que era destinada a los frigoríficos de carne y se transformó en uno de los lugares residenciales más icónicos de la gran manzana en los últimos tiempos, la apuesta de la marca creada por la desarrolladora Argencons cuenta con tres edificios de usos múltiples conectados entre sí por un paseo gastronómico-comercial abierto al público en general, con una mixtura de propuestas que incluye gastronomía de autor, café de especialidad, tiendas trendy del circuito deco y de moda, entre otras. “Una zona ‘relegada que se integra a la ciudad reciclando antiguos edificios. Es como el país que no miramos. Lo teníamos a la vista y no lo considerábamos”, apunta Carlos Spina, director comercial y socio de Argencons sobre esta zona que ya en el real estate empiezan a reconocer como el “Meatpacking porteño”.
¿Cómo es Distrito Quartier?
Además del edificio corporativo Plaza –en donde desembarcarán varios bancos internacionales, una empresa de coworking y el gimnasio Sport Club con un espacio de 800 metros cuadrados-, el edificio de lofts, refuncionalizado a partir de la arquitectura del antiguo Hospital Ferroviario, dispone de unidades residenciales también aptas para uso profesional y que hoy ya se alquilan a valores que oscilan entre los US$800 y los US$1000 al mes. Por su parte, el edificio Studios está conformado por unidades flexibles, tanto para uso residencial, como para alquiler temporario u oficina comercial.
Con un 65% del complejo vendido, el valor de las unidades -con superficies que van desde los 42 m² a los 110 m², parten desde los US$120.000. En cuanto a la parte de oficinas, donde el valor del metro cuadrado supera los US$4000 ya hay firmas instaladas, incluyendo a Argencons, que ya inició la mudanza al edificio Loft.
García Resta explica la importancia que implica este proyecto privado, en particular de cara al futuro de la CABA. El funcionario señala tres motivos “claves”. Primero, se trata de una demostración tangible de que una vieja infraestructura en desuso como era el Hospital Ferroviario se puede reconvertir a un uso aggiornado a lo que la ciudad necesita hoy.
El segundo aspecto y fundamental: el área en la que está emplazado es un área muy baja en mixtura de usos. “El antepuerto es históricamente un lugar de edificios públicos que generan que de noche no haya vida: en este sentido, Distrito Quartier es una especie de ancla para que ese lugar empiece a transformarse, siendo ya un distrito en sí mismo, con un edificio de oficinas y otro de viviendas frente al puerto y de cara al río. Por eso permitimos las obras de mejora en la avenida Castillo, porque lo vemos como un conector”, afirma el funcionario.
Para el urbanista, el antepuerto es la pieza que interrumpe el proyecto de la costa que se extiende desde el Parque de los Niños hasta la Ex Ciudad Deportiva de La Boca o Costa Urbana. Además, este Distrito se conecta con otra zona con potencial que es el corredor Huergo en donde se construyen dos proyectos: dos torres Quartier y un proyecto de Eduardo Costantini –creador de Nordelta- que suman casi US$300 millones de inversión.
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