Con una inversión de US$7,5 millones el proyecto solo tiene 22 casas que ahorran hasta un 80% de energía
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En el lugar en donde hace algunos años funcionaba una fábrica, el desarrollador inmobiliario Pablo Delfino se animó a construir un mini barrio cerrado con solo 22 casas en el que desembolsó US$7,5 millones de inversión, El emprendimiento abarca el 70% de una manzana en la zona de Martínez, provincia de Buenos Aires.
“San Isidro premia la erradicación de industrias. Lo que hicimos fue reutilizar una zona dentro del tejido urbano que estaba ocupando una fábrica abandonada, y así darle nueva vida a una parte del barrio”, aclara Gonzalo Arana, arquitecto del Estudio Arana. Y agrega: “Conseguimos el terreno de recorrer la zona, nos gustó la ubicación, las dimensiones y le vimos potencial”.
“Compraron desde familias jóvenes que buscan un entorno verde, así como aquellos provenientes de otros complejos de la zona. Ya vendimos el 50 por ciento del emprendimiento”, señala Alan Flexer, gerente de Emprendimientos en Inmobiliaria Narvaez, a cargo de la comercialización de Organa, el nombre que tiene el proyecto.
El complejo está ubicado en Gral. Pirán 1200 en la cercanía al Hipódromo de San Isidro, al Unicenter Shopping, la Plaza de Martínez y al San Isidro Golf Club.
Pero Delfino fue más allá: no solo se animó a construir pocas casas sino que las hizo bajo una concepción particular: propiedades diseñadas bajo la filosofía de construcción Passivhaus (casas pasivas).
En cuanto a sus valores, se ubican alrededor de los US$350.000 para las unidades más pequeñas, que dan hacia la calle Cuyo, con 232 metros cuadrados, tres dormitorios y tres plantas (que incluyen el estacionamiento subterráneo con entrada exclusiva). Las unidades sobre General Pirán tienen cuatro niveles, con acceso también desde el subsuelo, y los precios van desde los US$385.000 a los US$400.000 con casi 296 metros cuadrados totales.
Qué significa “pasivas”
“La filosofía Passivhaus tiene dos cuestiones importantes: ahorro energético y la calidad del aire. Es la segunda construcción que cumple con estas condiciones en Argentina. El primero lo construyó un emprendedor marplatense”, explica el gerente de Emprendimientos en Inmobiliaria Narvaez.
Este tipo de construcciones merecen su nombre porque prácticamente no consumen energía adicional. Por ejemplo, en lugar de depender de costosos aparatos de calefacción, estas viviendas alcanzan el confort óptimo a través de una pasividad inteligente.
Para Flexer, estas construcciones también son ideales para la salud, ya que aseguran una continua renovación del aire, además de ser amigables con el medio ambiente.
Paolo Massacesi, el director del Instituto Latinoamericano Passivhaus (ILAPH) explica que las casas pasivas se construyen en un conjunto de principios fundamentales: alto aislamiento térmico, ausencia de puentes térmicos, carpintería de alta eficiencia, ventilación mecánica controlada, y alto nivel de hermeticidad. A su vez, en Latinoamérica se le agrega: protección solar y el diseño en relación a la posición bioclimática con respecto a cómo se quiere que esté orientada la vivienda para que tenga las mejores condiciones térmicas posibles. “Esta construcción va a reducir entre un 60% y un 70%, por lo menos, el consumo energético en la zona”, afirma.
En cuanto a los costos que se generan, el director de ILAPH dice que existen dos puntos claves: la inversión inicial y el consumo energético de la vivienda. “En países en donde existen los créditos hipotecarios y en donde la energía es muy costosa, transformar una vivienda tradicional en una passivhaus es rentable. En cambio, en Argentina hoy es muy difícil decirlo porque estamos atravesando una etapa de readaptación de nuestra realidad, pero creo que, quienes tenemos la capacidad económica para poder hacerlo, debemos asumir el compromiso medioambiental”, declara.
Según el arquitecto, la construcción de las casas pasivas fue un gran mérito por salir de la zona de confort “investigando algunas técnicas nuevas en tanto al uso racional y la conservación de la energía”.
En este sentido, cada unidad del proyecto cuenta con un sistema de ventilación que renueva continuamente el aire, proporcionando un bajo consumo energético que puede representar hasta un 80% de ahorro en la factura mensual de servicios.
Además, el sistema de climatización incorpora bombas de calor, que son considerablemente más eficientes energéticamente que los sistemas de calefacción y refrigeración tradicionales al mover calor en lugar de generarlo.
Los detalles de diseño y eficiencia energética incluyen carpintería de PVC con DVH, calefacción por agua caliente en piso radiante, aire acondicionado en cada ambiente, intercambiador/filtro de aire exterior, cortinas motorizadas, energía solar o eólica en los techos y preinstalación para cargadores de autos eléctricos.
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