Los compradores ya no se conforman con las distribuciones tradicionales y piden espacios más customizados
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En una era en la que los consumidores eligen cómo y cuándo quieren disfrutar de contenidos, viajes y hasta la compra de autos, la personalización también llegó al sector inmobiliario.
La customización de viviendas es una tendencia mundial que se consolidó con la pandemia, tiempo en el que las personas pasaron mucho tiempo puertas adentro y descubrieron cómo les gustaría habitar su casa y qué ambientes modificarían. En este contexto, los arquitectos y desarrolladores reciben cada vez más clientes que conocen perfectamente qué les gusta, qué no y se adaptan a estas nuevas condiciones de mercado.
Para darle un nombre a esta forma de vivir los lugares, Abigail Szwarcberg -fundadora de la desarrolladora Macom- creó el concepto de “arquitectura vincular”, que analiza cómo las estructuras edilicias se conjugan con el ritmo de vida de quienes las habitan.
“Para lograrlo hay que realizar investigaciones que identifiquen justamente esas tendencias a habitar el espacio de forma personalizada”, explica la desarrolladora. Reconoce que hay nuevos estereotipos de usuarios: “La familia tipo no es la única usuaria sino que hay una nueva que sabe más de construcción, de cómo quiere vivir y que no se condiciona con las plantas espejos y repetitivas. Una persona que vivió sola hasta hace un tiempo estaba acostumbrada a adecuarse al departamento que le cerraba para vivir pero hoy el usuario prioriza su forma de vivir y en base a eso adapta el espacio”.
Cuáles son los nuevos perfiles
La arquitecta reconoce que hoy en día las personas se vinculan de manera diferente en comparación con el pasado: “La vida familiar a través de nuevos vínculos necesita otra arquitectura, menos rígida, que proponga más versatilidad”, interpreta. En su investigación, admite que se encontró con parejas que duermen separadas cada uno con su baño y vestidor, familias ensambladas en la que la nueva pareja elige dormir separada más cerca de los hijos de cada uno. También está la hija que invita al novio a dormir en la semana y los padres lo quieren del otro lado de la casa.
En Europa ocurre el mismo síntoma: un matrimonio grande que convive con los padres de alguno de los dos y están del otro sector de la propiedad, por lo que necesitan doble circulación para tener un nexo con la cocina de forma independiente; o tienen hijos adolescentes que manejan horarios invertidos por lo tanto la planta debe resistir esa convivencia y no ser un fastidio los horarios y ruidos.
A partir de la identificación de las nuevas dinámicas es que también descubrió que “el usuario se acostumbró a ser demoledor porque compra sabiendo que tiene que demoler, incluso de pozo que es una contradicción enorme”, dice. En base a estas tendencias, asegura que en este nuevo modelo es clave flexibilidad en los sistemas constructivos. ”Es un mix entre sistema tradicional (ladrillo) y el que es en seco (placas) que permite versatilidad en distribución de ambientes. No solo es más fácil trasladarlo sino que, la idea no es que solo puedas sacarlo y ponerlo en cualquier lugar sino que ya esté pensado dónde podrías hacerlo para que se genere la circulación y conexión que necesitás de ese ambiente”, relata.
Desde su visión, hay varios aspectos que los desarrollos inmobiliarios deberían replantearse. Por ejemplo, afirma que las cocinas cerradas faltan a la forma de vivir de hoy. Hay recursos para poder cerrarlas y abrirlas según la circunstancia, como paneles que permiten que se integre o no según la ocasión.
Los playrooms también están en plena metamorfosis: ningún padre quiere que sus hijos jueguen encerrados sino que se integren a la dinámica familiar.
Otro ejemplo es el balcón, uno de los ambientes más preciados de estos tiempos: antes era sólo para instalar plantas. Hoy si la propiedad no lo tiene, puede quedar fuera de mercado.
Por otro lado, “el toilette de recepción es fundamental ya que la pandemia reforzó el hecho de que la higiene del visitante no se cruce con tu propia higiene”, enlista Szwarcberg.
El mercado local, en pleno proceso de adaptación
Si bien los compradores exigen, no es fácil adaptarse a estos nuevos parámetros. En Villa Devoto, hay un proyecto que le permite a los compradores decidir sobre gran parte del diseño del departamento. Los clientes pueden armar a gusto la distribución de los ambientes, salvo algunas limitaciones inamovibles como, por ejemplo, tener que respetar los núcleos sanitarios o las escaleras. “Se puede elegir que el mismo piso tenga dos o tres dormitorios o inclusive uno solo”, ejemplifica Alejandro Reyser, socio de Real Estate Developers.
Frente a las nuevas demandas, Reyser identifica que los espacios más demandados son:
- Espacios de trabajo. Por ejemplo, una oficina funcional, con confort y privacidad. Para su incorporación, Reyser dice que entra en juego la conectividad y la circulación dentro de la casa.
- Espacios para entrenar. “Cada vez más gente hace ejercicio en su casa mirando YouTube y necesita un buen lugar bien ventilado con aislación para que la persona con la que comparta el ambiente no se incomode con el ruido”, señala.
- Integración con el exterior. Desde la pandemia se posicionó la tendencia de “incorporar el verde y que el que balcón sea una extensión de la casa. La gente incluso pide detalles en la carpintería para poder pasar del living al balcón sin pasar por un zócalo, es decir que los rieles de la puerta corrediza estén empotrados en el piso y sientas que tiene una continuidad”, detalla.
En línea con los perfiles que destaca Szwarcberg, en sus edificios Reyser también contempla la construcción de un ambiente independiente dentro de la vivienda con entrada privada, como si fuera “un departamento adentro de una casa. Generalmente es para el adolescente que se quiere ir vivir solo pero que en realidad se queda con los padres, o el hijo que tiene novia y duermen juntos algunos días y quieren estar separados del resto”, especifica.
Más allá de la distribución de ambientes, los proyectos de Reyser de la marca i-Respira que se fondea con la entrada de inversores a partir de los US$20.000, propone diseñar a medida la tecnología y domótica de la vivienda. Esto puede abarcar desde cortinas que se enrollan con un botón, paredes que se convierten en cines, la regularización de las luces en cada ambiente, el control por voz y más. Por último, también se pueden customizar los aspectos materiales del departamento, como los revestimientos.
El desarrollador explica que, en parte, este nivel de personalización es posible gracias a la pequeña escala que manejan estos edificios de entre siete y 10 “casas en altura”. Su primer ejemplar de esta línea tiene unidades de entre 120 y 300 m². El precio del metro cuadrado promedia los US$1850 y las unidades más chicas parten desde los US$224.000.
Estética a medida
Para los consumidores que buscan personalizar a fondo la estética de su vivienda, otra desarrolladora que ya lleva 10 edificios entregados bajo esta modalidad en la provincia de Buenos Aires permite customizar los revestimientos y materiales que componen el departamento. Se pueden definir cuestiones estructurales de base, como si se quiere calefacción a gas o ventanas de doble vidrio, pero los cambios principales sobre los que puede decidir el comprador constan de modificaciones de materiales. Por ejemplo, se pueden diseñar a medida el material de los pisos, las paredes, las mesadas, y la grifería los muebles de cocina entre las opciones.
Por supuesto que el rediseño de una vivienda implica la compra y aplicación de materiales diferentes a los planificados, por ende representa un gasto adicional para comprador y vendedor. A pesar de eso, la arquitecta Szwarcberg destaca que “el usuario está dispuesto a pagar más y que se lo entreguen más tarde”.
En el proyecto de la desarrolladora Spazios, si un cliente pretende la compra de un dos ambientes de 34 m² valuado en US$64.000 (a pagar en 360 cuotas pesificadas y actualizadas por la CAC), puede decidir hacer algunos cambios. Podría elegir reemplazar el mármol estándar de la cocina por uno de granito tipo negro Brasil que sumaría $77.400, cambiarle el piso de la cocina por un cerro negro símil madera olmo que costaría $18.500 y así se añadirían las diferencias entre la opción personalizada y la predeterminada que se adaptarían al plan de cuotas pautado.
Frente a estas opciones, Tapiola afirma que “lo que más demanda tiene es aquello que cuesta cambiar”. Ilustra que en la compra regular de una vivienda, si el mobiliario no es el que hubiese elegido se puede remover y vender o tirar, en el peor de los casos. En cambio, reemplazar algo más importante como el piso por otro que guste más implica levantarlo y entrar en obra, por lo que suelen descartar esta opción. Es por eso que resulta tentadora la propuesta de tunear antes de construir es una oportunidad que los compradores toman: “El 100% de la gente customiza pero no todos personalizan todo. El piso, por ejemplo, es masivo”, analiza Tapiola.
Si bien la personalización en este caso no se centra en los ambientes, sí se puede optar por hacer algunas modificaciones. Por ejemplo, optar por no construir la pared que separa la cocina del living para lograr una sala de estar más amplia e integrada y por otro lado unir dos dormitorios para tener uno más grande o una sala de estar.
A pesar de manejar una gran escala de aproximadamente 100 unidades por edificio, la estrategia que usa Juan Manuel Tapiola, director de Spazios, no interfiere con los plazos de entrega. En estos proyectos de unidades de uno a tres ambientes los compradores pagan a pozo su departamento desde la compra del terreno, lo que permite diseñar cada unidad desde antes de que se construya. Por ende, inician la construcción del edificio con el proyecto ya terminado y la personalización no provoca demoras en el proceso.
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