La construcción fue un centro okupa donde un grupo de artistas instalaron allí sus talleres de trabajo; hoy es un edificio de lujo con 265 departamentos y algunas paredes conservan sus intervenciones
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El Tacheles, el emblemático centro okupa que reunió a artistas tras la caída del muro de Berlín, está a punto de convertirse en un gran complejo inmobiliario con departamentos de lujo, reflejo de la creciente gentrificación de la capital alemana en los últimos años.
Un museo de fotografía, el Fotografiska, abrirá sus puertas el 14 de septiembre en el mismo lugar donde un grupo de artistas había instalado sus talleres, ocupando una antigua galería comercial construida en 1909.
En su lugar quedará un gran complejo inmobiliario con 265 departamentos de 25 a 360 metros cuadrados y oficinas listas para entrar en funcionamiento a finales de 2024 (Netflix y Pfizer ya han previsto instalarse allí) llamado Am Tacheles.
De los 176 departamentos que ya se encuentran a la venta -con precios que oscilan entre los €9500 y €30.000 (US$10.300 y US$32.600) por metro cuadrado-, ya se comercializaron unas 42 unidades. Mientras que otro tanto (unos 45) continúan a la caza de sus propietarios, según informó la agencia Markengold, responsable de comunicación del complejo. Por su parte, la desarrolladora explicó que unos 89 departamentos se encuentran reservados para el alquiler.
El Tacheles y sus artistas fueron desalojados en septiembre de 2012 para que pudieran empezar las obras de transformación. “Entre 2010 y 2012 nos amenazaron, nos ofrecieron dinero para irnos y nos cortaron la electricidad”, recuerda Bruno di Martino, un francés de 56 años que tenía su taller en el Tacheles desde 2006.
Dos años más tarde, en 2014, el terreno, de unos 25.300 m², fue adquirido por el fondo de inversión Perella Weinberg Partners por €150 millones (US$161 millones). Una buena inversión si se compara a los precios actuales.
Edificios en ruina
La desaparición del emblemático centro okupa y la finalización del nuevo complejo inmobiliario suponen pasar la página de lo que era Berlín tras la caída del muro. “Tras la finalización del régimen comunista en la antigua RDA en 1990, ya no se sabía de manera clara quiénes eran los propietarios de los edificios”, explica Hanno Hochmuth, historiador del Centro Leibniz de Potsdam.
En estos barrios situados en el este de la ciudad se podía vivir con muy poco dinero en edificios en ruinas, algunos de los cuales aún tenían rastros del fuego de las ametralladoras de la Segunda Guerra Mundial.
“En Berlín del este muchos bienes fueron devueltos a sus antiguos propietarios o a sus descendientes, y esto casi siempre se tradujo en la reventa a profesionales inmobiliarios que especulaban”, señala Matthias Bernt, urbanista del Centro Leibniz.
Lo mismo le pasó al barrio donde vivía a finales de 1997. Prenzlauerberg, una zona bohemia, vio el precio de sus alquileres subir drásticamente hasta el punto de expulsar a sus habitantes a barrios más lejanos. Bruno di Martino decidió instalar su taller en otro edificio abandonado, el RAW, en un antiguo terreno perteneciente a los ferrocarriles alemanes en el barrio de Friedrichshain.
En su opinión, el nuevo complejo de Tacheles es “un proyecto de puro lucro dirigido a unos pocos privilegiados. Berlín atraía a los turistas por sus artistas, su [mundo] underground, su lado alternativo, pero, hoy, todo esto corre el peligro de desaparecer”, comenta Di Martino.
Yoram Roth, presidente del museo de fotografía que abrirá próximamente sus puertas, rechaza las críticas sobre la gentrificación. Roth-nacido en Berlín oeste y descendiente de supervivientes del Holocausto- recuerda que tras el Tercer Reich y la Guerra Fría, la ciudad estaba en ruinas. ”Hay que recordar que para llegar a este punto hubo una tragedia”, señala. Y, para concluir, agrega: “La gente perdió lo que poseía y sus vidas. Es normal que este espacio vuelva a llenarse de algo”.
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