Con un presupuesto mínimo, y sin obra, los diseños autoadhesivos permiten realizar transformaciones impensadas
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Cuando uno hoy se enamora de una cocina de Pinterest está a un solo paso de poder concretar ese sueño. No hace falta entrar en obra, ni invertir grandes sumas de dinero. Los vinilos autoadhesivos, un plástico de muy baja densidad y de fácil colocación, llegaron para revolucionar las transformaciones y las decoraciones en las casas, por sus múltiples aplicaciones en paredes, pisos, puertas de alacenas y más.
Si se trata de una cocina, permiten dejar atrás, literalmente, esos azulejos ochentosos de colores que no van más o que no nos gustan, y convertirlos en un abrir y cerrar de ojos en los ladrillos de tendencia, calcáreos, azulejos de estilo portugués, venecitas o lo que uno tenga ganas de ver. Con los vinilos no solo es posible renovar la alzada de la cocina, también si se quiere ir más lejos, se pueden “empapelar” las puertas de los muebles y alacenas porque es posible pegar encima de fórmicas, melaminas, y más. Los vinilos se adhieren sobre azulejos, paredes lisas, vidrios, metales, durlock, madera y yeso. No así sobre superficies rugosas, ásperas, enceradas, con aceites o humedad de cimientos.
Las transformaciones son realmente sorprendentes si uno se anima a poner manos a la obra. Las mismas firmas consultadas se asombran con los cambios que les muestran sus clientes. Lo puede hacer cualquiera y en muy poco tiempo.
La explosión del vinilo en cuarentena
“Desde marzo de 2020, quintuplicamos nuestras ventas”, asegura Eliana Rossi, de Push Vinilos todavía sin poder salir del asombro. “En un momento tuvimos que forzarnos a crecer para cubrir con la demanda. Al empezar a habitar sus espacios continuamente y sin poder salir, la gente tuvo una necesidad de mejorar el lugar donde vivían, cambiar, renovar, pero sin que se permitiera el ingreso de un albañil a la casa. Resolvieron ellos mismos con mucha inspiración y asesoría online. Hubo mucho do it yourself (hágalo usted mismo) comprando desde la página y remodelando el espacio”, explica le emprendedora, quien aclara que más del 90% de sus clientes son mujeres.
Uno de los modelos más buscados es el subway (el ladrillo blanco). La consigna es aclarar las cocinas para generar contrastes con otros elementos. “Recomendamos el vinilo laminado, una protección extra de alto tránsito, para que dure más y se limpie sin problemas”, detalla Rossi. Por otra parte, ayuda a disimular las juntas. “Aunque, en el caso de que no sea un inmueble en alquiler, se puede nivelar con una masilla la diferencia entre azulejos para que no se note y la superficie sea más lisa”, agrega.
En el caso de los subway, afortunadamente, no habrá que pegar “ladrillito por ladrilito”. Sería un trabajo demasiado exigente. Se venden en pliegos de 70 cm x 1,30 cm. a $1300, y a $2100 si es laminado.
Junto con sus ladrillos blancos, también se brinda paquetes de azulejos, de seis unidades, desde colores neutros para cocinas nórdicas hasta de lo más coloridos y originales.
Con los vinilos es posible renovar toda la cocina, incluyendo los muebles. Para estos casos, se usan tonos claros, símil madera natural, bambú, eucalipto. “Transformás y gastás poco dinero en un mueble que quizás lo ibas a tirar, solo cambiándole los frentes”, resume Eliana.
Apostar por la calidad
Felicitas Saint-Cricq, diseñadora de interiores, al frente de Patró, junto a la arquitecta Pilar Navarro explica que si un vinilo es de buena calidad resiste el paso del tiempo sin ningún problema. Asegura que los vinilos de la alzada de su cocina los tiene hace tres años y se mantienen a la perfección. A la hora de apostar por la calidad, la diseñadora dice que un buen vinilo tiene que tener cuerpo.
La propuesta de Patró está inspirada en los calcáreos, tan de tendencia, con sus colores y texturas logradas en 2D. Hay surtidos de azulejos vinílicos que combinan varios diseños en diferentes gamas de colores, como los rosa, azul, blanco y negro, y gris. Se presentan en paquetes de 12 unidades. Para una pared de 2 metros x 60 cm de alto (una cocina estándar de departamento) serán necesarios entre cuatro y cinco paquetes, cuya unidad arranca desde los $840. Como otras firmas, hacen azulejos vinílicos de otras medidas, por encargo.
“Con una gran variedad, nuestros diseños se adaptan a los distintos estilos de cocina”, asegura Felicitas, de Patro. La geometría en blanco y negro, conquista a la mayoría. El modelo más vendido de esta marca de vinilos es el Melia, en forma de rombos, muy versátil. Otros de sus productos estrella son los vinilos para renovar las tapas de las mesas, en simil mármol de carrara o mármol negro, los más requeridos. Las alacenas pueden forrarse con vinilos y también el piso. Con una renovación total, ya de la cocina anterior solo quedaría el recuerdo.
Lo que está desaconsejado es aplicar vinilos sobre la mesada de la cocina. Lo explica Eliana, de Push Vinilos: “Es lo que más me preguntan y sobre lo que más pincho el globo, porque el vinilo no deja de ser un plástico. Si apoyas una olla que sale del fuego, automáticamente quemaste el vinilo. Si bien soporta temperaturas altas, si le aplicás calor directo o apoyás un fósforo encendido, lo quemás. Además, para cortar o cocinar, no es práctico”.
Otra marca que tiene propuestas originales para un cambio radical en la cocina, es Ojo de Pez con un gran surtido de modelos, entre ellos otro hit: los hexágonos blancos tipo panal de abejas. Sí, la geometría manda, aunque siempre hay lugar para seguir la intuición e imprimir la personalidad de cada uno.
A la hora de dar consejos, los especialistas reconocen que siempre es bueno comprar azulejos de más porque “las partidas de colores no siempre son idénticas”. Por otra parte, aclaran que el tamaño de los vinilos deben ser igual al del azulejo, porque no adhieren en las juntas. Y a la hora de adherirlo, la superficie debe estar limpia y seca en el momento de colocación.
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