Ubicada en un barrio residencial de la capital nipona, tiene un diseño de árbol y juega con los límites de la privacidad
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En una era en la que las redes sociales funcionan como vidrieras y la privacidad está cada vez más borroneada, el reconocido arquitecto japonés Sou Fujimoto quiso plasmar ese concepto en una obra y abordar la difuminación de las fronteras entre lo público y lo íntimo. Así nació la Casa NA, una propiedad completamente transparente que, aún una década después de construida, sigue ubicándose entre las más disruptivas e innovadoras del mundo.
Está situada en un barrio residencial de Tokio y, en comparación con la arquitectura de la zona, es vanguardista. El diseño supone una fusión entre el aire libre y el espacio cubierto, que se destaca por la modernidad de la construcción. Tiene un estilo y enfoque minimalista orientado más al exterior que al interior de la vivienda.
Diseñada como una estructura de hierro y cristal, la casa está dividida en varias plantas y, a su vez, en distintas salas. El hogar fue pensado para funcionar como un único espacio, a la vez que tiene una colección de 21 habitaciones comunicadas entre sí y cada una con una función diferente. Así, ofrece lugares individuales y también grupales.
Cada piso está vinculado por escaleras y escalas, así como por recorridos cortos de pasos fijos y móviles. Los niveles estratificados a través de muebles permiten que la estructura tenga diversas funciones. Según el creador, la casa se construyó con el objetivo de ofrecer una conexión especial y sencilla entre todos los espacios y, de esa forma, colaborar a que haya una mejor convivencia entre los habitantes.
Las grandes ventanas permiten iluminar de manera natural todos los espacios, de casi 85 metros cuadrados, que están equipados con muebles de madera de un estilo minimalista acorde al diseño de la construcción.
Según Fujimoto, la casa “es como un árbol” y cada ambiente son las ramas. Al igual que en la naturaleza, los tramos no están aislados, sino conectados a tal punto que, si se quisiera mantener una conversación entre la primera y la última planta, sería posible.
La Casa NA es, entonces, un árbol cristalino habitado dentro de un gran bosque urbano. “Son evidentes los nuevos modos de pensar, de sentir la sociedad, de percibir las relaciones entre individuos a través de diferentes tipos de situaciones, como las que plantean las redes sociales, por ejemplo”, reflexionó el arquitecto años atrás en una entrevista con ABC.
“Emerge un nuevo tipo de concepto de lo público y lo social y nuestro reto es crear límites ambiguos para la arquitectura. Por supuesto, una vivienda privada debe poseer intimidad, pero los proyectos de situación urbana ya no son siempre grandes eventos, sino que a veces implican situaciones de cierta privacidad”, consideró Fujimoto.
Dos años de diseño y 11 proyectos fueron necesarios para concretar este inmueble, que tardó un año en construirse en la capital nipona. A pesar de que el concepto principal es romper con los límites de lo privado, la intimidad no falta en la casa NA, ya que, en caso de no querer estar a la vista de quienes pasan por el lugar, unas cortinas gigantes permiten cubrir todos los rincones de la propiedad.
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