El artista que la creó invita a los visitantes a reflexionar sobre el espacio y la libertad en un mundo cada vez más estrecho
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Cuando alguien piensa en una casa se imagina espacios amplios, iluminados, un lugar en donde poder pasar el tiempo más cómodamente que en un departamento. Pero, qué pasa si existe una casa que rompe con este modelo y con medidas fuera de lo común: 7 metros de alto, 1,3 de ancho y 16 metros de profundidad. Se la conoce como la casa más angosta del mundo: Narrow House (casa estrecha).
La innovadora construcción, diseñada y construida en 2010 por el escultor austríaco Erwin Wurm, fue instalada de forma permanente en 2021 en la plaza Claude Érignac de Le Havre, Normandía, y a partir del 24 de junio de 2022 se abrió al público.
La casa original se construyó a finales de los años 60, y fue el hogar de Wurm junto a su familia durante unos años. El artista modeló esta estructura para reflejar una sociedad restrictiva y rígida, donde la expresión personal se veía limitada por las normas sociales y la educación estricta.
Narrow House está rodeada por un jardín paisajístico que crea una ilusión de un típico barrio residencial de la zona. Sin embargo, ingresar a la residencia estrecha es adentrarse en un mundo surrealista. El interior de la propiedad desafía la lógica convencional: los muebles y objetos parecen estar comprimidos, aplastados, mientras que en las paredes se pueden observar diversas fotografías de una familia que desconciertan a cualquier visitante y lo sumerge en un camino por la irrealidad.
A medida que los visitantes se mueven a través de la estructura, las habitaciones se abren ante ellos, pero al ser tan estrechas no dejan que nadie pueda ingresar, y puede generar hasta claustrofobia y lleva a que las personas decidan abandonar el lugar.
Otras construcciones estrechas
Una casa más angosta que los buses de dos pisos de Londres
La propiedad en el barrio de Padtow, Cornwall, se destaca por medir -en su punto más angosto- 1,75 metros de largo; y su espacio más ancho mensura de punta a punta dos metros y medio. La comparación más graciosa, es que los célebres autobuses rojos de doble piso que circulan por la capital inglesa son más anchos que esta vivienda por una pulgada de diferencia.
Con un exterior pintado de un celeste brillante, la mini cabaña, ubicada a corta distancia de la playa la promocionan como una residencia vacacional donde poder alojarse en el tiempo de descanso, mismo uso que le dan sus dueños en un 30% del año. En plena zona turística y al oeste del centro de la ciudad, la casa llama la atención de los visitantes que caminan por Duke Street, quienes notan el contraste entre las dos propiedades más grandes que la rodean.
Para los fanáticos de lo tradicional, el interior de la propiedad se muestra muy lugareña con sus espacios mínimos, una cocina rural donde hacer comidas caseras y muebles de temática náutica desperdigados por los distintos ambientes. El portal inmobiliario Rightmove la describe como “magníficamente presentada y encantadora, esta icónica casa de campo ofrece comodidades modernas sin quitarle el encanto y las características de época”.
En los días lluviosos típicos de Londres, el frío no es un problema. Los techos con vigas y profundos alféizares rodean los cálidos ambientes, calefaccionados con un sistema ecológico. Cuando sale el sol, el patio es el lugar perfecto para broncearse y pasar el rato en el exterior compartido con vecinos de otras cabañas, cada una con un “área espaciosa’'. Además, la parte de afuera de la casa cuenta con un lavadero y un ambiente techado destinado al almacenamiento.
Su fama no se limita a los visitantes de Padstow, sino que la curiosa propiedad tiene en su historial diversas apariciones en series de televisión. En un 70% del año, la casa es alquilada por distintas familias que buscan hospedaje temporal y dejan excelentes comentarios de referencia a sus propietarios, quienes la habitan el resto del tiempo. Sin duda, es un lugar inolvidable para vacacionar.
Una casa de cuatro plantas en un pequeño callejón
Quien alguna vez pasó por el callejón que había entre el 22 y el 74 de la calle Chłodna Żelazna, en Varsovia, podría haber pensado que el espacio era demasiado angosto e inútil por su ubicación entre las medianeras de dos edificios. Sin embargo, en ese hueco, el arquitecto polaco Jakub Szczęsny vio una oportunidad: construir una casa de cuatro plantas. Así nació la Casa Keret, una vivienda que tiene apenas un metro y medio en su parte más ancha.
La casa lleva el nombre del escritor y director de cine israelí Etgar Keret, quien fue el primer inquilino. La estructura de hierro se instaló en 2012 entre dos construcciones de épocas históricas. A un lado, hay un edificio de ladrillos anterior a la Segunda Guerra Mundial, un tipo de obra que casi ya no existe y, al otro, un edificio de departamentos de hormigón, un elemento de una “estructura impuesta” que tenía como objetivo negar el paisaje de la ciudad anterior, según analizó en entrevistas el arquitecto.
Aunque el punto más ancho de la casa mide solo 152 centímetros, el interior naturalmente iluminado y completamente pintado de blanco es a prueba de claustrofóbicos. El lugar tiene cuatro plantas y cuenta con un dormitorio, una cocina, un baño y un living. Eso sí, una vez adentro, el inquilino tiene que levantar las escaleras y correr algunos muebles. Todo se mueve y se acomoda en la vivienda, cuyo espacio más estrecho se extiende apenas por 92 centímetros.
Como tiene solo dos ventanas que no se abren, la luz del sol ingresa mayormente a la casa a través de los paneles translúcidos de vidrio que forman las paredes. La electricidad se obtiene de un edificio vecino. En cuanto al resto de los servicios, la vivienda tiene tecnología de aguas residuales y no está conectada a los sistemas de la ciudad.
Para trasladarse de una planta a la otra, el inquilino tiene que usar unas escaleras que se pueden guardar para que haya más lugar disponible. En la parte más alta de la casa, que tiene poco más de nueve metros de alto, hay un dormitorio que contiene un pequeño escritorio, que brinda un espacio para trabajar.
La construcción de la casa polaca recibió el apoyo de las autoridades de Varsovia y de la Fundación de Arte Moderno de Polonia, propietaria del espacio, porque fue clasificada como una “instalación de arte”, ya que no cumple con los códigos de construcción del país, pese a que se utilizó con fines residenciales. Después de que Keret vivió en la propiedad durante varias semanas, la Casa Keret se abrió a los escritores viajeros para pasar la noche. Desde 2017, está abierta al público, siempre que no se encuentre en mantenimiento.
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