El Gobierno porteño enviará un proyecto a la Legislatura para crear un fondo que financie emprendimientos en la zona y otorgue créditos hipotecarios para la compra de inmuebles con fines de vivienda
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La llegada de la pandemia de coronavirus cambió por completo el escenario de las concurridas calles del microcentro porteño. En medio de oficinas y comercios cerrados, la postal quedó desolada. Con el paso de los meses, distintos sectores empezaron a advertir sobre la necesidad urgente de reconvertir la zona. En ese contexto, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires enviará a la Legislatura un proyecto de ley que incluye la creación de un fondo que otorgará beneficios a quienes inviertan en la refacción de inmuebles para vivienda y financiará distintos planes en esa zona del distrito porteño, con el objetivo de convertirlo en una “ciudad de 15 minutos”.
Las avenidas Corrientes y Alem, la peatonal Florida, los alrededores de la Plaza de Mayo y la zona de Tribunales fueron las más afectadas por la pandemia y la crisis económica. La posibilidad de trabajar y estudiar a distancia, el cierre de los comercios y la falta de turismo hicieron que la circulación en la zona cayera abruptamente.
Es que, actualmente, solo el 20% del espacio del microcentro porteño es de viviendas y el 60% corresponde a oficinas que, en su mayoría, quedaron en desuso ante la necesidad de adoptar la modalidad remota por la pandemia. Al panorama desierto que dejaron los espacios de trabajo se le sumó el cierre de cientos de comercios que, ahogados por la crisis económica, tuvieron que bajar la persiana definitivamente. Se estima que el año pasado en la Argentina cerraron 90.700 locales y 41.200 pequeñas y medianas empresas, de acuerdo a estadísticas de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).
Ante este escenario, el Gobierno porteño apunta a transformar la zona, que tiene una intensa vida diurna pero que se apaga durante la noche, otorgándole una amplia mixtura de usos, espacios públicos y comercios de cercanía. “La Ciudad venía trabajando en eso. Ahora, la cuarentena por coronavirus irrumpió en el habitual uso que se le daba, que era el distrito financiero con una arquitectura de oficinas, y aceleró el proceso de reconversión”, explicó Álvaro García Resta, secretario de Desarrollo Urbano. Además, señaló que es una iniciativa que varias ciudades del mundo están empezando a considerar de cara a la pospandemia.
La ciudad de 15 minutos
La “ciudad de cercanía” apunta a que, quien viva allí, tenga todo lo necesario a pocas cuadras de su casa, es decir, lugares de trabajo, estudio, abastecimiento, ejercicio y recreación, además del transporte y salas de atención de la salud. Se trata de un movimiento popularizado por la Alcaldesa de París, Anne Hidalgoque, antes de que se desatara la pandemia y que fue creado por el colombiano Carlos Moreno, quien trabaja como director Científico de la cátedra de Territorio e Innovación de la Universidad Sorbona y es uno de los expertos en ciudades inteligentes que guía a la alcaldesa de la capital francesa. Con el confinamiento, la idea cobró fuerza para incentivar a que las grandes metrópolis vean la salida de la cuarentena como una oportunidad de reorganizar el estilo de vida de sus habitantes, de modo que no sea necesario trasladarse a más de 15 minutos de la casa para resolver cualquier cosa.
El objetivo es transformar y revitalizar el micro-macro centro en una zona residencial. “Sería una ciudad muy amigable a la peatonalidad, con fácil acceso al resto de la ciudad y también a la Provincia”, precisó García Resta. En esa línea, el Gobierno buscará financiar planes, programas y proyectos que impliquen mejoras en los barrios incluidos como zonas prioritarias y otorgará créditos hipotecarios para la compra, construcción o adecuación de inmuebles con fines de vivienda.
El macro y microcentro porteño está delimitado por las avenidas Santa Fe, Leandro N. Alem, Paseo Colón, San Juan, Entre Ríos y Callao. La iniciativa se suma a la reglamentación del régimen de promoción para residencias estudiantiles, que el Gobierno presentó semanas atrás, para fomentar la construcción de nuevas residencias universitarias y la remodelación de las ya existentes para así aumentar la oferta de camas disponibles y mejorar la experiencia de quienes eligen a la ciudad como destino para cursar una carrera. Todos los años, Capital Federal recibe unos 180.000 estudiantes y solo hay 1100 camas disponibles en este tipo de alojamientos. Las medidas que forman parte del proyecto incluyen:
- Promover la oferta de inmuebles con destino a vivienda y facilitar el acceso para la demanda.
- Promover la adaptación de los edificios existentes a usos mixtos (oficinas y residenciales), incorporando mayor disponibilidad de unidades con destino a vivienda.
- Proteger la puesta en valor del patrimonio cultural y del paisaje.
- Incentivar el alquiler de inmuebles comerciales a micro y pequeñas empresas en áreas de alto tránsito comercial.
- Consolidar la actividad comercial, gastronómica, artística y cultural.
- Ampliar el horario de actividad comercial, gastronómica, artística y cultural.
Cómo serán los créditos
El proyecto de ley que tratará la Legislatura porteña propone la creación del Fondo de Desarrollo Urbano Sostenible (Fodus), cuyo fin es generar instrumentos económicos y urbanísticos para impulsar el desarrollo urbano de la ciudad a través de iniciativas públicas, privadas y mixtas. En la promoción de la oferta de inmuebles con destino de vivienda familiar, trabajará el Banco Ciudad con varias ofertas de líneas de crédito. El requisito será tener un ahorro previo y el fondo financiará el porcentaje restante.
Para el funcionamiento del Fodus, se creará un comité de gestión entre el Gobierno y el Banco Ciudad, que será el encargado de administrar los recursos. El patrimonio estará constituido principalmente por los ingresos de lo recaudado por el pago de los derechos provenientes de convenios urbanísticos. Adicionalmente, podrá sumar donaciones, legados o cualquier otro aporte que establezca el Poder Ejecutivo.
La necesidad de reconvertir el microcentro
Según apuntan los expertos, la pandemia propició el escenario adecuado para repensar y modificar el estilo de vida de las ciudades para convertirlas en ámbitos sustentables. Para el consultor, docente e investigador en Desarrollo Urbano y Real Estate, Marcelo Satulovsky, la pospandemia llevará a “reconocer” las nuevas geografías de la urbanidad. “La infraestructura tiene un rol clave y hay un entrecruzamiento de las ideas de calidad de vida con calidad de trabajo”, explica. Como ejemplo, señala que la ciudad de Córdoba tiene un sistema urbano de unos 60 kilómetros de radio con muchas localidades chicas con “buena conexión y calidad de vida”. Hacia eso apunta, para él, la forma urbana de la ciudad del siglo 21, a una “ciudad en red, de pequeños núcleos conectados”.
Además, sostiene que la oficina, como se la conoció tradicionalmente, no volverá porque “la historia de las ciudades no camina para atrás” por lo que plantea que los gestores urbanos, los desarrollistas y los inmobiliarios deben prepararse para los cambios. Recuerda que, en 2010, en la Ciudad de Buenos Aires, se analizó un proyecto –que nunca se concretó– de “residencialización” del microcentro. Frente a una hipótesis como esa, las variables a analizar son a qué tipo de público (probablemente gente mayor y jóvenes) se apuntará, con qué estructuras, sistemas de peatonalización, posibilidad de alquileres temporarios, incorporación del verde para mayor calidad ambiental y mantenimiento de toda la infraestructura cultural y la red de conectividad.
Por su calidad académica, nivel de vida y amplia oferta cultural, Buenos Aires es una de las ciudades más elegidas de la región para cursar estudios universitarios. Cada año recibe unos 92.000 estudiantes extranjeros y 86.000 de otras ciudades argentinas. Según un estudio que anualmente realizan la Universidad de Buenos Aires y el Gobierno porteño, los estudiantes internacionales dejaron $26.401,4 millones en 2019, el 1,06% del producto bruto geográfico de la Capital, en concepto de gastos en aranceles universitarios, alojamiento, consumo durante su estadía y visitas de familiares y amigos.
Ante la escasez de camas, la gran mayoría de los estudiantes deben recurrir a otras alternativas que suelen ser más costosas y presentan mayores barreras de entrada, como la exigencia de contar con una garantía para alquilar. Con foco en esta problemática, el objetivo de la iniciativa del Gobierno es incrementar, renovar y hacer más accesibles las opciones de alojamiento para quienes eligen a Buenos Aires como el destino donde cursar sus carreras universitarias.
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