Además de generar ahorro, es una fuente de satisfacción por los resultados estéticos
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Hay muebles que fueron hechos para toda la vida. Desprenderse de ellos porque son muy oscuros y ya no son de tendencia es el desperdicio de una gran oportunidad, especialmente si están hechos con buena madera. Reciclar un mueble, lavándolo o pintándolo, es una tarea que, además de generar ahorro, es una fuente de satisfacción por los resultados estéticos.
Todo puede transformarse. Hace unas décadas, había preferencia por muebles oscuros. Hoy, por el contrario, gusta la madera clara, con sus vetas a la vista. Los ambientes se tornaron más luminosos, aireados y minimalistas.
Quien busque en las redes sociales se topará con los trabajos de recicladoras argentinas, que cambian por completo el estilo de cualquier pieza de mobiliario, desde una mesa de luz hasta un armario. El reto mayor entre ellas -son mayoría mujeres- es transformar un mueble en mal estado, incluso cirujeado, en un objeto de deseo.
Aquí los consejos y preferencias de Victoria Hirschmann, de Espacio Baramo, y Lucía Giraudo, ambas docentes y con mucho recorrido en el arte del reciclado, y también se destacan como tapiceras.
Lo fundamental para pintar un mueble y que tenga un acabado profesional, según Victoria, es quitar todo lo que es material viejo, como pueden ser lustres o pinturas. “No estoy de acuerdo con pintar por encima de lo pintado porque no es mi forma de trabajar. Cuando recibo un mueble para reciclar, necesito ver el estado de la madera. Eso solo se puede ver si uno quita el barniz o las protecciones que tenga. Es un paso que no me salteo jamás. Saco todo, lijo todo. A la hora de aplicar una pintura a la madera, que esté en su estado virgen es lo que hace que penetre mejor en el mueble y evita que la pintura se salte o se raye”, enfatiza.
El paso siguiente es atacar problemas de humedad, si existieran, o manchas. “Si no tiene ninguno, se hace una lijadita de mordiente. Un paso necesario para que la pintura nueva adhiera bien, más allá de haber removido antes en el paso anterior. Y ahí sí, ya podemos pintar con látex o con esmalte al agua; mis productos preferidos a la hora de reciclar un mueble. Si pinto con látex, no voy a tener problemas para que la pintura adhiera, pero si elijo un color, tengo que mezclar muy bien porque a veces quedan rayones. Tiene esa complejidad y además requiere una protección: hidrolaqueado, cera, barniz. Un producto que lo proteja de manchas futuras”, explica Hirschmann.
Si se usa esmalte al agua, cuenta Hirschmann, se ahorra el paso de la protección; pero en contrapartida, no adhiere tanto como el látex. “La primera capa tiene que ser muy finita y presionando bien el pincel o el elemento que estemos utlizando para aplicar la pintura. Tiene que ser muy pareja la mano. Luego se hace una lijadita de mordiente, y una vez que esté completamente seco, se le da la segunda capa de pintura. Si notamos que cubrió bien es suficiente. Si pintamos de blanco, lo más probable es que necesite una tercera mano”, concluye
Muchos se preguntarán sobre la pintura a la tiza, que tanto resuena en el mundo del reciclado. Lucía Giraudo las utiliza como alternativa al esmalte al agua y el látex, dependiendo del proyecto. En este caso, utiliza la pintura a la tiza cuando quiere lograr un efecto vintage y hacerles un decapado para resaltar las tallas.
“Lo que hago primero es lijar en profundidad las partes que quiero que después de pintar se destaquen. Serían las partes que suelen rozarse con el paso del tiempo. Por eso es que en este tipo de efecto decapado toda la madera que sale a luz es la que tiene relieve . En estos casos necesito dar unas manos de bloqueador Zinsser Bin. Antes de pintar podemos optar por pasar un poco de cera de vela en las partes lijadas, así cuando pintamos luego será más fácil quitar esa pintura porque la cera evita que la madera la absorba. Después continúo con la aplicación de la pintura chalk, una pintura super cubritiva, fácil de usar. Hay que estirar bien cada mano para aprovecharla al máximo. Podemos dar entre dos y tres manos y después damos el toque final lijando los relieves que queremos destacar”, precisa.
Como esta última parte genera mucho polvo, ya que se trata de tiza, habrá que limpiar bien para luego poder pasar la protección, que puede ser una cera natural para algún objeto decorativo, o una laca al agua para un mueble con más uso. “Mi mejor consejo es lijar entre mano y mano con lijas finas (220, 320, 400) para lograr la diferencia”, recomienda.
Según Girado, estos son los beneficios de la pintura a la tiza: es muy cubritiva, se adhiere a cualquier superficie (vidrio, plástico, metal, tela, madera, cemento), no es necesario dar una imprimación a menos que sea un mueble de madera, porque puede brotar los taninos; tampoco es necesario lijar, aunque cuando queremos pintar un mueble de mucho uso siempre se aconseja lijar para generar mejor adherencia, seca a los 30 minutos, da una terminación mate muy linda, es ideal para hacer pátinas y decapado, tiene una paleta de colores hermosa, rinde muchísimo.
Cada cual descubrirá su mejor manera de reciclar su muebles de madera con la práctica. Siempre conviene empezar con muebles chicos, para ir probando y animándose a más.
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