Las devaluaciones llevaron el costo de refaccionar la cocina nuevamente a un mínimo histórico en dólares billete; las claves de decoración y precios para quienes quieren renovar el ambiente estrella de la casa
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Uno de los espacios predilectos a la hora de renovar la casa es la cocina. No solo le da valor a la propiedad y genera un buen retorno de la inversión a la hora de vender la vivienda, sino que también es uno de los espacios cotidianos que más cobró protagonismo dentro del núcleo familiar en los últimos años pospandemia
Hoy en día, el costo que implica la remodelación completa de una cocina, con una superficie de 5,6 m² y altura de 2,5 metros, es de $1.656.503,30, según aclara un informe de Reporte Inmobiliario. Esto equivale a US$3494,70 de acuerdo a la cotización del dólar blue vendedor de fines de abril de este año.
La evolución de los precios dista del ritmo acelerado de la inflación y la realidad cambiaria: en relación con abril del 2022 el costo aumentó un 74,4%, menos que la suba general de precios que superó las tres cifras en el último año.
Pero el dato más destacable para los ahorristas que buscan remodelar se encuentra en el costo en dólares que cayó un 26,46% interanual, debido a las últimas devaluaciones en el mismo período. Asimismo, realizar la obra este año en dólares cuesta un 61,23% menos que en 2018, cuando se registró el pico de precios.
Antes de poner manos a la obra, algunos consejos a tener en cuenta a la hora de encarar la refacción del espacio que reúne todos los sabores y olores del hogar.
El “triángulo de la cocina”
Hay una tendencia a creer que a más metros cuadrados el espacio se convierte automáticamente en un lugar más cómodo y eficiente. Sin embargo, lo importante a la hora de refaccionar es planificar inteligentemente cada lugar. “Una cocina grande no implica una mejor funcionalidad. Las distancias entre áreas y la ubicación de las mismas deben estar pensadas estratégicamente para evitar recorridos extremadamente largos en las tareas diarias y repetitivas”, afirmó Emilse Samoluk, especialista en cocinas de Häfele Argentina.
Un consejo es identificar “el triángulo de trabajo” dentro de la cocina: la zona de almacenamiento de alimentos, la cual incluye la heladera; la zona de preparación y limpieza, es decir, la mesada y la bacha; y la zona de cocción. De esta manera, la idea es conectar los principales puntos de trabajo y proyectar cómo será el recorrido a realizar entre ellos.
“Si trazamos tres líneas rectas entre las diferentes zonas obtendremos un triángulo perfecto cuyos vértices serán los puntos detallados anteriormente, situándonos nosotros dentro de esta figura para cocinar. Este triángulo debe cumplir con una serie de condiciones para resultar óptimo”, agregó Häfele.
- Los lados del triángulo deben medir entre 1,2 metros y 2,7 metros.
- La suma de los tres lados no debe ser inferior a 4 metros ni superior a 7,9.
- No debe haber obstáculos, como muebles o islas que interfieran en los lados del triángulo. En el caso de haber isla, ésta deberá formar parte de este triángulo.
- Es importante que el triángulo de trabajo no sea una zona de paso de la vivienda.
La cocina: ¿abierta o cerrada?
Si bien los olores que emanan de la cocina abren el apetito y una cocina abierta genera luminosidad, amplitud y espacios de sociabilización, hay quienes prefieren que los aromas y los ruidos no inunden otros ambientes. Para ello, cerrar la cocina del resto de la casa es una solución a tener en cuenta para que funcione como una especie de “barrera”.
Una opción intermedia es colocar carpintería de vidrio repartido para separar y a la vez generar la sensación de apertura y comunicación. “Esta alternativa es recomendable para espacios pequeños, ya que da amplitud al lugar. Si se integra la cocina, se gana en funcionalidad y en efecto visual”, remarcó María del Mar Danuzzo, responsable de arquitectura comercial de Familia Bercomat. Lo que sí: en este caso, el desorden no desaparece con tan solo cerrar la puerta, sino que queda compartido con el living-comedor.
Saber elegir los materiales
“Los clientes se preguntan de qué están hechos los muebles de cocina, pero son iguales en todas las versiones, lo único que cambian son las puertas. El MDF es la parte interna y lo recubre el laqueado o la melamina”, explica Florencia Leiro, socia gerente de Casa Leiro. Pero, si de tendencias se trata, la demanda se inclina más por el rauvisio (un laminado de alto brillo) y la melamina.
En cuanto a la mesada, los expertos del sector afirman que si el cliente cuenta con presupuesto es recomendable utilizar materiales como el dekton, silestone y el neolith, ya que son más resistentes y se mantendrán muchos años después de la refacción. Lo mismo sucede con la bacha: una buena inversión hoy para asegurarse la calidad, evita que se salte el día de mañana.
El arte de camuflar con muebles
Heladera, lavavajillas, microondas, tostadora, cafetera. Cada vez más la tendencia se inclina por panelar los electrodomésticos e integrarlos visualmente con el resto de los muebles de la cocina, además de ganar espacio de mesada y mantener el ambiente más ordenado.
“Tanto si se elige un estilo vintage o moderno, la tendencia es no tener a la vista los pequeños electrodomésticos. Años atrás los clientes elegían la heladera o la lavavajillas panelables, pero hoy por hoy también se suman la cafetera, la licuadora o la pava eléctrica. Son las herramientas que hacen que el mueble parezca una pared,y se convierten en un mueble más”, indicó Leiro.
Los cuatro infaltables
- Un elemento básico a la hora de pensar una cocina, es una cajonera de 60 centímetros de alto -mínimo- y cerca de la zona de cocción. A mayor amplitud de los cajones, más será el espacio de guardado para los utensilios, ollas, envases plásticos u otros elementos voluminosos.
- En segundo lugar, una despensa. Sea de una o dos puertas, con estantes o cajones extraíbles, la despensa es necesaria para tener un espacio cerrado para guardar comida, condimentos, frascos y otros elementos que son preferibles ocultar a la vista.
- Si se cuenta con presupuesto y, sobre todo, espacio, otro infaltable es una isla de trabajo ya que “es una zona de apoyo muy importante”. La misma puede variar dependiendo del tamaño y la disposición que se le de: puede tener muebles de los dos lados, agregar banquetas y que funcione como desayunador, o incluso contener una sección de lavado o cocción.
- Es muy importante la entrada de luz durante toda la jornada. Al ser uno de los sectores de la casa en donde se pasa mucho tiempo del día, la necesidad de no tener que encender una lámpara genera confort y agranda el lugar. Un ventanal, un paño fijo sobre la bacha o un lateral, son algunas opciones para iluminar de forma natural.
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