Con la vuelta del reality más famoso de la televisión argentina, la casa que “late” debió ser remodelada en apenas 10 días; qué espacios se mantuvieron y cuáles son los cambios
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Con el regreso de Gran Hermano a la pantalla de Telefe, arquitectos y escenógrafos debieron remodelar y reciclar la casa en tiempo récord; apenas tuvieron 10 días para hacerlo. Luego del anterior reality que terminó el verano pasado con Marcos Ginocchio como ganador, se hizo en el mismo espacio de los estudios de Martínez Gran Hermano Chile que finalizó el 30 de noviembre, y el lugar no quedó en buenas condiciones.
La productora Kuarzo y Telefe aunaron fuerzas para que todo estuviera listo el 11 de diciembre, día en que entraron los nuevos 20 participantes del reality, más otros dos que se sumaron al día siguiente. Hoy conviven 22 personas en un espacio que originalmente era para 18.
La casa más famosa del país en realidad no es una casa real sino una enorme escenografía de un set de televisión que se construyó el año pasado de cero, y en apenas cuatro meses; también un tiempo récord.
Tiene 2300 metros cuadrados en total, un jardín de 300 metros, pileta, sauna, parrilla, está realizada con materiales nobles y colores cálidos y con un estilo moderno. Todos los ambientes están desarrollados en una planta. Valeria Sorge, escenógrafa de la productora Kuarzo y encargada de hacer la casa desde el diseño hasta la construcción y ambientación, le confió a LA NACION que “estructuralmente está igual y no hay cambios de tabiquería, pero es una casa más unificada en su totalidad, con colores más claros y mucho más moderna. En 10 días no podíamos hacer muchos cambios aunque hicimos bastantes”.
La casa está dentro de los Estudios Pampa, en Santiago del Estero 1450, en Martínez, donde se grabaron decenas de ficciones, entre ellas Casi Ángeles, De corazón, Los médicos de hoy, Somos familia, Dulce amor, Los buscas, Amor en custodia.
Se trata de una construcción en seco que hicieron en los dos enormes estudios que había en el predio, con techos con una celulosa que tiene mayor poder de acústica que los paneles, y paredes de durlock. Hay un SUM (salón de usos múltiples) y un Arena de 800 metros cuadrados para las fiestas temáticas de los viernes y otra donde se hacen los juegos que los participantes del reality deben afrontar cada semana.
La casa tiene 1200 metros cuadrados cubiertos entre los ambientes y un parque de 300 m². Cuenta con dos habitaciones para 11 personas cada una, un baño enorme, y cocina integrada al living. En el exterior están el gimnasio con nuevas máquinas, una gran galería, solárium, sauna y una flamante parrilla de ladrillos.
“Usamos materiales nobles que son habituales en las casas, como madera y hormigón. Los baños son de cemento alisado, no tienen azulejos. Y en los pasillos y habitaciones hay luces led, que ayudan a dar color a las paredes. La casa tiene que ser funcional y está pensada, además, para que cada espacio sea propicio para generar contenido para el reality”, detalla Sorge.
La casa por dentro
Las dos habitaciones son de 5 x 17 metros cada una, y tienen cerradura magnética porque cuando se necesitan hacer arreglos, los habitantes deben quedar aislados allí para no tener contacto con el exterior. Como hay cuatro participantes más que en la edición anterior, hay algunas camas que son rebatibles, para poder guardar la ropa debajo. Fue la única manera de hacerlo, porque ya no quedaba lugar para nuevos lockers ni placares. Una habitación es en colores rosa, fucsia y naranja, y la otra azul, celeste y verde agua. Los acolchados son todos en color natural, y las paredes ya no tienen entelados sino una especie de maderas con relieve.
La cocina es de 5 x12 metros, y los muebles tienen un nuevo ploteo, pero cambiaron las mesadas que antes eran blancas y ahora son color verde agua. Hay una mesa gigante, de 5 x 1,30 metros. “Son dos mesas unidas con 22 sillas donde entran todos los participantes. El año pasado no entraban y algunos tenían que comer en otro lado”, explica Sorge. El piso es de cemento alisado y la otra mitad símil madera, pegado y no flotante.
El living tiene 25 x 14 metros, tiene diagonales y se va achicando en uno de los costados. Estructuralmente está igual que en la temporada anterior del reality pero tiene un sillón nuevo en color natural con un toque de gris, y en forma de U circular. Los almohadones son de color borravino, en un solo tono para que contrasten con el sillón. Hay una mesa ratona circular que tiene la particularidad de simular trozos de pizza, para que los participantes puedan mover a su gusto.
El único baño es de 4x4, con dos bachas, un inodoro y un bidet y una bañera. “Íbamos a hacer un cambio en el baño, pero finalmente se decidió que no porque se perdía un buen espacio donde se genera mucho contenidos mientras las chicas se cambian y maquillan. La idea era sacar una de las bachas y poner una ducha, además de la bañera. Las griferías y los sanitarios son nuevos”, dice.
Nueva parrilla y confesionario
Uno de los espacios que más se modificó es el jardín. “Cambiamos el color de la chapa que contiene al jardín, que era oxido y ahora es con verdes oxidados y tiene tiras de led que hace un juego de luces que antes no tenía. Donde estaba la mesa de quincho hicimos una parrilla de ladrillo, más tradicional. La habíamos hecho para el reality de Chile y ahora mejoramos el tiraje. Antes había una parrilla portátil. La pared estaba pintada de blanco y ahora tiene maderitas en color teca, lo que le da un aire más cálido. También tiene un gran sillón en U, de siete metros. El lavadero también esta modificado, porque ahora tiene estantes y espacio donde todo puede estar más ordenado. E hicimos una especie de corralito para el tender con la misma madera que tiene el jardín, para emprolijarlo y que no esté a la vista en las galas de los domingos”, cuenta la escenógrafa.
Con respecto al parque exterior, el pasto se cambió “pero las plantas del contorno se mantuvieron porque estaban bien. Y cambiamos la puerta de la entrada que es de chapa negra, e intensificamos la luz en la pasarela, con HDS iluminación. Remodelar toda la casa en 10 días fue un desafío enorme, como un juego de Tetris porque tuvimos que organizarnos muy bien para tratar de no pisarnos ente todos los proveedores y que todo funcionara”, explica Sorge.
El espacio que más cambios tiene es el Confesionario. “Hicimos un diseño nuevo con luces de led que cambian de color, tiene otra plataforma y un sillón grande con los colores del arco iris en el respaldo y blanco en el asiento. Las paredes son grises con un diseño de hexágonos y relieves de madera. Es como una caja exactamente igual y no te darías cuenta cuál es la puerta si no fuera por la manija”, advierte la responsable de toda la remodelación.
En cuanto a los elementos de mayor uso en la casa, la escenógrafa cuenta que “hicimos un relevamiento de todo, cambiamos térmicas, termotanques, lavarropas, heladera, canillas, para que todo funcionara como en una casa nueva. El lunes pasado entró Nacho del anterior Gran Hermano, para hacer algunas notas, y me dijo que la veía totalmente diferente, que sentía que era otra casa”, dice Sorge, satisfecha.
Si bien tuvieron 10 días para hacer los arreglos, la planificación comenzó un mes y medio antes de que pudieran entrar. “No había margen para errores. Todos trabajamos contra reloj, en total alrededor de 30 personas con mucha logística y coordinación”.
Con más de 70 cámaras y 100 micrófonos ubicados estratégicamente, no es una casa real que puede ponerse a la venta. Pero, de venderse, el valor sería similar al de cualquier casa de algún country de zona norte, con esa cantidad de metros cuadrados, con jardín y pileta. “Es una especie de casa prefabricada, y no son baratas”, cierra Valeria Sorge.
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