El alto costo de la vivienda en esta ciudad hace que las propiedades más minúsculas se encuentren a precios exorbitantes; la gente tiene que compartir espacios mínimos y perder calidad de vida
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En medio de los rascacielos relucientes y las luces brillantes de Hong Kong, una dura realidad se esconde tras las fachadas lujosas. Testimonios impactantes de jóvenes residentes en esta ciudad, conocida por su opulencia y vitalidad, revelan los desafíos abrumadores de vivir en un mercado inmobiliario sumamente caro. ²
Incluso con un sueldo promedio en el sector financiero, en un distrito burgués y bohemio en el oeste de la ciudad, lo único que puede pagar un joven es un espacio de 27 metros cuadrados. Con cama plegable y cocina diminuta, donde el reducido espacio hace que únicamente se puedan comer platos preparados, representan las complejidades de la vida en este lugar. Lo que resulta aún más impactante es que pagó una asombrosa suma de US$760.000 por este espacio. Este es un ejemplo palpable de los gajes del oficio de vivir en Hong Kong, la ciudad con el mercado inmobiliario más caro del mundo.
El mercado inmobiliario de Hong Kong es tan prohibitivamente costoso que, para tener la oportunidad de participar en el “juego” de la vivienda, se requiere ser propietario y estar en una posición financiera sólida. Quienes eligen el alquiler se encuentran atrapados en un agotador ciclo de gastos destinados a asegurarse un techo bajo el cual vivir; sin embargo, debido a los elevados costos de alquiler, les resulta inalcanzable acceder a espacios amplios o cómodos. La escalada vertiginosa de los precios inmobiliarios llevó a los jóvenes asalariados a habitar en espacios cada vez más reducidos y a adoptar soluciones poco convencionales, como compartir alquileres.
En el caso de una mujer de 29 años, quien trabaja como profesora con un salario mensual de alrededor de US$4000, se presenta una situación similar. Los costos exorbitantes de los departamentos la llevaron a optar por residir en una vivienda de alquiler compartido. Su espacio personal se reduce a un dormitorio equipado con cama y escritorio, mientras que áreas como la cocina, las duchas y otros espacios son compartidos entre los residentes. Este ejemplo resalta cómo los elevados gastos están influyendo en la calidad de vida de los jóvenes en la ciudad.
A pesar de tener empleos estables, la posibilidad de adquirir una propiedad se ha convertido en un sueño distante para muchos habitantes de Hong Kong debido al aumento constante de los precios. El precio promedio de la vivienda es casi 20 veces superior a los ingresos medios en la ciudad. Esta disparidad se atribuye en gran parte a la demanda de ricos inversores chinos que adquieren gran parte de los departamentos pequeños. Además, la ausencia de una legislación que establezca un tamaño mínimo para las propiedades ha llevado a los agentes inmobiliarios a reducir el espacio al máximo, exacerbando aún más el problema.
Muchos expertos acusan al gobierno local de no tomar medidas para frenar esta tendencia, alegando que tiene efectos perjudiciales en la salud mental y física de los ciudadanos. A medida que los precios continúan subiendo, la calidad de vida y el bienestar de los habitantes de Hong Kong se ven amenazados por la falta de medidas concretas para abordar el desafío del alto costo de la vivienda en la ciudad.
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