Cada vez las lluvias son más intensas y ocasionan que los jardines, terrazas o balcones se conviertan en piletas si el agua no puede drenar con la rapidez necesaria; seis trucos para evitar esas inundaciones
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Las intensas lluvias continuas de las últimas semanas ocasionaron serios problemas para muchas personas. A tan solo unos días de un intenso temporal que afectó a la ciudad de Buenos Aires y al conurbano, provocando fuertes inundaciones, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) emitió alertas sobre un fenómeno conocido como “supercelda” o tormentas particularmente intensas y severas. Este fenómeno comenzó a atravesar la provincia, causando graves daños en 9 de Julio y Bragado, así como una intensa caída de granizo en el interior y el Gran Buenos Aires.
Quienes cuentan con un jardín en sus casas, es posible que se hayan despertado hoy para encontrarse con que su césped se había convertido en una pileta.
Aunque los sistemas de desagüe y alcantarillado público están diseñados para evacuar el agua de lluvia, las precipitaciones intensas y sostenidas durante un período prolongado pueden sobrecargar estos sistemas, especialmente en áreas donde los desagües fueron descuidados y obstruidos, impidiendo que el agua se drene con la rapidez necesaria. Esto provoca que el agua retroceda en los sistemas de drenaje y aumente su nivel en patios, terrazas o jardines.
Lamentablemente, si un jardín se encuentra a un nivel más bajo que las propiedades circundantes, el agua tenderá a acumularse allí. Sin embargo, afortunadamente, existen pequeñas tareas para prevenir que esto ocurra nuevamente.
Trucos para que no se inunde el jardín
1) Pinchar, cortar o clavar
Esta técnica implica crear pequeños agujeros en la superficie del suelo utilizando herramientas diseñadas para dejar agujeros hondos, permitiendo que el agua fluya hacia capas más profundas y menos compactadas. Al pinchar o cortar la tierra, se facilita el drenaje y se evita que el agua se acumule en la superficie, lo que puede causar problemas de encharcamiento y dañar las raíces de las plantas.
2) Incrementar la diversidad de plantas y elegir aquellas que absorben mejor el agua
Cultivar una variedad de plantas en el jardín puede ayudar a absorber el exceso de agua y evitar el encharcamiento. Al elegir especies que toleren bien la humedad, como la hosta, la cala y la kerria japonesa, se crea un ecosistema más equilibrado y resistente a los problemas de inundación. Además, las plantas con sistemas de raíces profundas pueden ayudar a mejorar el drenaje del suelo.
3) Utilizar jardineras elevadas
La instalación de jardineras elevadas con patas o subidos en ladrillo es una forma efectiva de evitar que el exceso de agua dañe las plantas. Al elevar las jardineras sobre el nivel del suelo y asegurarse de que cuenten con tierra de calidad que drenen bien, se crea un ambiente más favorable para el crecimiento de las plantas y se reduce el riesgo de acumulación de agua.
4) Regular la inclinación del terreno
Asegurarse de que el terreno esté correctamente inclinado puede ayudar a dirigir el agua de lluvia hacia áreas donde pueda drenarse eficientemente. Al crear pendientes suaves y evitar la formación de depresiones o áreas bajas donde el agua pueda acumularse, por ejemplo, un desagüe superficial o un cantero o zona con plantas que les guste la humedad. Aunque es una pequeña obra, puede ser costosa pero vale la pena para evitar inundaciones.
5) Rellenar el suelo con materia orgánica
Mejorar la calidad del suelo añadiendo materia orgánica, como compost, puede ayudar a aumentar su capacidad de drenaje. La materia orgánica mejora la estructura del suelo, permitiendo que el agua penetre más fácilmente y evitando que se acumule en la superficie. Además, el compost proporciona nutrientes adicionales a las plantas, promoviendo un crecimiento saludable y resistente al encharcamiento.
6) Considerar la instalación de drenajes subterráneos
En casos de problemas graves en el jardín, puede ser necesario instalar drenajes subterráneos para ayudar a evacuar el agua de manera más eficiente. Este proceso implica cavar zanjas en el suelo y colocar tuberías perforadas que permitan el drenaje del exceso de agua. Aunque esta opción puede ser costosa y requiere trabajo de excavación, es una solución para resolver problemas crónicos de encharcamiento y proteger la salud del jardín.
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