La altura o alzada de un caballo permiten describirlo e identificarlo primariamente. Es una manera de expresar su tamaño y nos ayuda a expresar su conformación. En las razas, el tamaño es usualmente una expresión corriente de su estándar racial y nos ayuda a reconocer cómo serán en promedio las medidas de esos animales. Aun siendo potrillo reconocemos que cuando sea adulto podrá llegar a ser alto, mediano o bajo.
Para tomar la medida o la altura se elige la franja corporal que abarca desde la zona de la cruz hasta el suelo. La cruz se caracteriza por ser el sitio óseo más alto e invariable. Se mantiene inalterable en el animal adulto y ese espacio comprendido se puede cuantificar en centímetros, pulgadas u otras medidas.
La región de la cruz tiene por sus características anatómicas una forma de triángulo. Consiste en una elevación situada por encima del tórax, los hombros y limita con el cuello y el dorso o lomo. Está formada por las primeras vértebras torácicas que se articulan con las costillas y está rodeada por ambas escápulas. Dentro de la constitución vertebral existe una prominencia ósea llamada apófisis espinosa, que le da una forma y altura peculiar a cada animal. En la primera vértebra tiene una medida de 8 a 10 centímetros y a partir de aquí, su tamaño comienza a aumentar hasta llegar a la tercera o cuarta vértebra, y luego tiende a disminuir. En algunos puede resultar más saliente que otros, y ese exceso de hueso puede generar lesiones como cuando se le coloca la montura.
Si en el equino utilizáramos la cabeza como relieve óseo para calcular la talla, de la misma forma que en la especie humana, nos encontraríamos con cifras dispares y sumamente variables por su imposibilidad para poder valorar su posición erguida. Una vez reconocida la zona anatómica tenemos que contar con el elemento para poder evaluar la alzada, que generalmente se lo suele llamar hipómetro. Es de diverso material y consta de dos partes: una calibrada, que se ubica paralela a su escápula, y otra más chica, que se apoya sobre la zona más alta de la cruz. Para evitar errores es conveniente que: 1) el caballo debe estar apoyado sobre un piso con varias cualidades, como parejo, nivelado y a la vez firme; 2) las extremidades del equino a medir deben estar en una misma línea; 3) lo ideal es que esté sin herraduras, y 4) es conveniente que un ayudante observe la posición perpendicular del hipómetro.