Después de que se conociera el anuncio del boleto digital inmobiliario registrable, la última medida del Gobierno dirigida al sector, el presidente del Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires, Claudio Caputo, volvió a insistir en la necesidad de que se conforme una mesa de concertación porque el tema no es “la falta de productos en el mercado” sino que hay un problema crediticio y de falta de explicación en algunas situaciones concretas que genera la implementación del boleto digital, adicionalmente a otros temas paralelos de forma y fondo que no están tratados en el decreto.
"El boleto es una herramienta más cuando hay un acuerdo comercial en una operación. Si el soporte es digital o papel es irrelevante. Es una forma distinta para un acuerdo. Pero ¿alquien ve que haya que fomentar la oferta? El problema no está en la comercialización. Está en la generación de productos y las condiciones financieras", afirmó Caputo en diálogo con la nación. Con respecto a esto último dijo que hay dos aspectos que afectan las condiciones financieras: la ausencia de un crédito real a un dígito con una cuota accesible y la falta de estabilidad económica para que alguien decida tomar un préstamo.
Por otro lado, el referente planteó dos cuestiones no desarrolladas o que no se informaron sobre el boleto digital: cuáles son las condiciones para obtener el seguro de caución como desarrollista y qué pasa si el desarrollador se cae durante la construcción del emprendimiento. "Como el Gobierno planteó el boleto como un instrumento financiero, nadie pensó en la obra detrás. Habría que hacerle modificaciones al decreto para que la aseguradora o banco tengan la certeza de que alguien va a terminar la obra", aseguró y señaló otra cuestión no clarificada: si antes de poder tomar el boleto, los planos del emprendimiento deben estar aprobados de acuerdo con el Nuevo Código Urbanístico y si no, en qué plazo se exigirá que lo sean.
Caputo también se refirió a la medida de la exención impositiva para los desarrolladores que construyan viviendas sociales de hasta 140.000 UVAs, aún sin reglamentar por la AFIP. Respecto a este tema enfatizó en que tampoco es claro el alcance social de la medida porque podría calificar una unidad muy pequeña de US$110.000 en alguna zona premium de la ciudad. Y agregó otro punto: "El tema es que no hay crédito. Para financiar una obra necesitás inversionistas ¿Quién te va a financiar si le tiene que pagar un 15 por ciento de Ganancias a la AFIP? La respuesta es nadie. Entonces ¿por qué no sacamos ese impuesto hasta que haya otra vez crédito de un dígito?".
"Hay que reconocer la coyuntura. En otros ámbitos, como los procesos industriales, el Ministerio de Producción te mira todos los aspectos, pero en el sector inmobiliario no hay quién mire todos los aspectos. La mayor concertación tiene que ser entre los sectores del sector público: la Secretaría de Vivienda, Catastro, los bancos públicos y la AFIP", señaló y dijo que si no se hace esto va a haber que esperar hasta que haya nuevamente tasas de un dígito en uno, dos o tres años para ver los problemas. "La gente no compra a cuotas porque es lo que más le convence, lo hace porque no le queda otra. Si pudiera optar quizás elegiría otra cosa", sumó.
Y, por último, el titular del Colegio de Escribanos expresó que falta definir qué es déficit cero en el ámbito inmobiliario. “Hay que ver hasta dónde impacta porque si cae la actividad también es difícil llegar al déficit cero. Hoy no hay desarrollos nuevos y los que había están parados. Si tenés un problema financiero en tu casa, hay que priorizar el gasto. Reconozcamos que no hay crédito y la gente normal no llega a la vivienda ¿Por qué no hacemos una georreferenciación de qué lugares queremos desarrollar? Pongamos el foco en dónde haya más necesidad”, concluyó Caputo.
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