El arquitecto Stefano Boeri diseñó rascacielos tapizados de vegetación en Milán; ahora está haciendo lo mismo en la localidad de Liuzhou
Liuzhou, una ciudad industrial al sur de China, se ve como una típica metrópolis moderna china, llena de torres de concreto y a menudo con una nube de smog. Pero el distrito más nuevo de la ciudad, ahora en planificación, será distinto: cada edificio, desde las escuelas hasta las oficinas y las torres de departamentos, estará cubierto de árboles y plantas.
Llamada “ciudad bosque”, el área –aproximadamente del tamaño del Central Park de New York– albergará 30.000 personas, 40.000 árboles y casi 1 millón de plantas. Es similar a un diseño realizado en Milán –donde el arquitecto del proyecto, Stefano Boeri, completó dos rascacielos cubiertos de árboles en 2014– pero en escala mucho mayor.
El distrito, en el norte de Liuzhou, se conectará con el resto de la ciudad vía un ferrocarril e incluirá dos escuelas, un hospital y áreas residenciales y comerciales junto con parques. A la distancia los edificios en forma de terraza y cubiertos de árboles se confundirán con la forma de colinas cercanas.
En cualquier proyecto, el equipo de Boeri comienza planificando los terrenos. Pero al agregar una red densa de árboles y arbustos a los balcones, es posible multiplicar los beneficios del verde en un vecindario urbano. En Milán las dos torres albergan tantos árboles como podrían encontrarse en dos a tres hectáreas de bosque en aproximadamente un décimo de esa superficie. En Nanjing, China, donde la firma de arquitectura está trabajando en otras dos torres, los edificios tendrán tantos árboles como casi cuatro hectáreas de bosque.
“Es como un injerto” dice Boeri. “Se está anidando en el centro de un medio súper denso y contaminado un ecosistema que tiene una biodiversidad asombrosa y que realmente puede contribuir en términos de absorción de CO2, producción de oxígeno y absorción del polvo fino de la polución”.
La ciudad bosque, dice, absorberá lo que se estima son 10.000 toneladas de dióxido de carbono y 57 toneladas de partículas de polución del aire cada año, produciendo 900 toneladas de oxígeno.
La firma de arquitectura comenzó a trabajar en el concepto con otra municipalidad china hace unos años, al empezar el gobierno chino a buscar nuevos enfoques para la construcción –esa ciudad, aunque sigue interesada, aún no optó por implementar la idea, mientras que Liuzhou se prepara para iniciar la construcción–. Cada año, millones de personas de China rural se mudan a las ciudades en busca de mejor empleo; en el pasado, los planificadores estatales han respondido ampliando los suburbios con asentamientos de bajo precio y baja calidad.
Con este proyecto se busca que se produzca menos emisiones cuando se use. Los edificios funcionarán en parte con energía geotérmica y solar, se podrá caminar y andar en bicicleta por las calles, habrá una estación de tren para quienes deban viajar y la ciudad también está considerando invertir en autos eléctricos para el área.
Incorporar miles de árboles a los edificios plantea nuevos desafíos de diseño. “Desde el principio tuvimos que enfrenar problemas que no se tiene normalmente cuando se construye un edificio tradicional” dice el especialista. En los primeros edificios en Milán, los arquitectos trabajaron con botánicos para asegurar que los árboles sobrevivieran y con la firma de ingeniería Arup para calcular el peso de la tierra –como para que los árboles se mantengan estables y los balcones pudieran sostenerlos –y desarrollaron una nueva manera de estabilizar raíces en macetones. Para adecuar el sistema, prueban los árboles en un túnel de viento en Florida para asegurar que el diseño sea seguro.
En Liuzhou, vivir en el nuevo distrito será distinto a vivir en cualquier otro lugar del mundo: parados en una torre los residentes verán un horizonte urbano hecho de hojas. Caminar al trabajo o hacia la estación de tren se sentirá como caminar en el bosque. Es probable que se incremente la biodiversidad de animales. En Milán el equipo ha observado 20 especies de pájaros haciendo nido en el edifico, la mayoría de los cuales no eran comunes en la ciudad antes. Si bien China tiene una historia de planificar “ciudades ecológicas” que nunca se construyeron –y la construcción en la Ciudad Bosque aún no ha comenzado– Boeri confía en que el proyecto seguirá adelante. Luego de completar el concepto del diseño, el equipo ahora está diseñando edificios para las primeras tres fases de construcción. Los arquitectos no han difundido el costo, pero los rascacielos de Milán costaron sólo 5 por ciento más que los edificios tradicionales. Mientras el equipo de Boeri planea edificios similares en París, Utrecht y en otras ciudades, espera que el proyecto de Liuzhou inspire a otros para incorporar más verde a las fachadas.