El nuevo sistema desarrollado por el Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires agilizará los procesos de certificación de firmas en un contexto de restricciones en la circulación
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El Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires presentó noy el Sistema Digital de Firmas, un nuevo desarrollo tecnológico que permite certificar firmas a distancia. Desde su aprobación (26 de mayo), ya van 750 contratos firmados con esta modalidad, según las autoridades del Colegio.
El desarrollo de un software seguro que permita la circulación encriptada de los documentos por medio de una aplicación responde a la necesidad de los requirentes que no tienen manera de trasladarse a la escribanía o estar frente al escribano en forma presencial para signar un documento.
Sin embargo, la limitación de esta tecnología todavía se circunscribe a la firma de documentos privados, como contratos de alquiler, formularios de AFIP y ANSES. Las escrituras públicas por ahora se mantienen al margen de esta metodología de certificación.
“Este sistema, que es optativo para los escribanos, nos permite ofrecer a la sociedad instrumentos cada vez más cercanos a su necesidad, y en consonancia con la inmediatez de muchos trámites digitales”, señaló el presidente de la Institución, Carlos Allende.
Cómo se valida la identidad
La validación de la identidad de las partes involucradas es un punto clave que el nuevo sistema contempló con altos niveles de seguridad. La validación de identidad briométrica de los clientes está vinculada al Registro Nacional de las Personas (RENAPER), en un proceso que algunos bancos ya utilizan para la apertura de cuentas de home banking.
“Los escribanos podrán solicitar anverso y reverso del DNI -físico o digital-, pudiendo validarlo con la base de datos del Renaper y también podrá requerir una prueba de vida, mediante sencillos movimientos y comprobación de facciones en los archivos. De esta manera, el sistema permite conectar las imágenes y videos con la base de datos estatal y corroborar la identidad de quien firma”, detalló el prosecretario Ricardo Blanco Lara.
Entonces, así se garantiza la inalterabilidad del documento y la certeza de la firma, fecha, legitimación de la personería y una validación de identidad similar a la presencial.
Qué tecnología se requiere
A pesar de que dicha aplicación se encuentra en sus últimos pasos de validación en las plataformas como Google Play y App Store, los contratos firmados son enviados en el marco de una reunión virtual por el escribano al cliente a través de un link por WhatsApp, cuyos mensajes están cifrados de extremo a extremo, desde el cual el cliente puede descargar la aplicación directamente.
El prosecretario Blanco Lara aclaró sobre la privacidad de la comunicación de datos sensibles que la comunicación queda encriptada dentro de las plataformas del Colegio, ya que lograron que la trazabilidad de estas comunicaciones fueran cerradas.
Este nuevo desarrollo reemplaza el libro por una tablet o un celular. A la hora de firmar, los escribanos cuentan con dispositivos de alta tecnología cuyos “lápices y pantallas dejan tomar la velocidad, la aceleración, el ritmo y la presión de la firma, que la hacen altamente periciable, tanto por un perito calígrafo como por medio de una pericia informática”, aclaró el Vicepresidente del Colegio, Santiago Pano.
También aclaró que si bien el escribano debe usar un lápiz óptico, el cliente que no lo tenga tendrá la opción de firmar con el dedo, luego de bajar la app a su teléfono. Desde el Colegio, aseguran que la firma digital (ológrafa seca) es superadora de la trazada con tinta y papel (ológrafa húmeda). “Sostenemos y tenemos dictámenes al respecto del Banco Central y otros organismos que aseguran que esto es una firma ológrafa”, afirma Blanco Lara.
Las excepciones del nuevo sistema
Una falla en la modalidad es que la firma no garantiza su autoría dado que otra persona puede estar realizando el trazo haciéndose pasar por el firmante correspondiente. Tampoco asegura la representación de quien interviene en nombre de un tercero ni se puede presumir la capacidad para obrar de quien firma. Además, esta no le otorga fecha cierta al documento. Es precisamente la intervención del escribano quien certifica lo que brinda certeza y seguridad jurídica al proceso.
Mientras que hoy en día una certificación de firmas cuesta $2500 sin personería y $3000 con personería, el Colegio de Escribanos por ahora mantiene las certificaciones legales bonificadas y cada profesional puede cobrar lo que considere.
Otro detalle es que las reparticiones públicas que todavía no se manejen con firmas digitales puede que no reconozcan la firma electrónica, por ejemplo, en el área de migraciones en Ezeiza ante el documento presentado por un padre divorciado que traslada a sus hijos fuera del país. Al igual que se modificó la aceptación del DNI virtual en estas instancias, Santiago Pano opina que en estos casos “es cuestión de ir y promover el cambio”.