El contexto inflacionario genera una economía con precios distorsionados, qué productos equiparan al valor de alquiler de un monoambiente
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La inflación galopante que en marzo registró un 6,7% y una ley que atormenta el sector inmobiliario impulsan “sin techo” el valor de los contratos de los alquileres. En ese contexto, el precio medio mensual de un monoambiente ubicado en la Capital Federal ronda los $40.000, según el último informe del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (CESO) en el que se destaca que hoy el Salario Mínimo Vital y Móvil ($38.940 en abril) no alcanza para cubrir el 100 por ciento y alcanza para pagar un 97,4% de un alquiler.
La situación es paradójica porque los precios de los alquileres están por las nubes con un alza anual que supera el 53%. Además, quien necesita alquilar tiene que hacer malabares para llegar a fin de mes entre los gastos del contrato, los servicios y las expensas (se estima que rondan el 18% del valor mensual del contrato). Es decir, los ingresos no alcanzan pero en la comparación con los precios de otros productos muestran aún mayores distorsiones en una economía con una inflación anual que, según el Banco Central, cerrará casi en 60 por ciento. Por ejemplo, un tapado en Ginevra -la marca de ropa de la hija de Marcelo Tinelli- se vende a $128.000, el equivalente a tres meses de alquiler de un monoambiente. El dato no sorprende si se tiene en cuenta que la industria de la indumentaria es uno de los rubros que lidera los aumentos de precios de los últimos meses: en marzo los precios registraron subas de casi 11%, según las mediciones del INDEC.
Por otra parte, en par de zapatillas tope de gama de una primera marca puede costar hasta $50.000, más de la media de un alquiler en la Ciudad. Mientras tanto, el promedio de un modelo urbano se publica a $20.000, es decir dos pares de este estilo equiparan el valor mensual de un contrato de un monoambiente. “La distorsión es total”, coinciden los usuarios de las redes sociales, al comparar un par de zapatillas con un alquiler en Palermo, ambos publicados por $35.000.
La distorsión es total. pic.twitter.com/7FZNWUKSsx
— Pregonero (@PregoneroL) April 20, 2022
El precio del alquiler de un monoambiente también desconcierta cuando se lo compara con otros artículos de uso diario. Un set de ollas de Tramontina se publica a $42.400, mientras que una cacerola de 28 cm de diámetro Essen, la marca creada por una familia argentina, se comercializa casi $10.000 más que el alquiler: a $49.000.
A la hora de realizar la comparación con una cena en uno de los restaurantes más caros de Buenos Aires, quienes quieren disfrutar de una comida con champagne deben desembolsar entre $28.500 y $255.500, sólo en la bebida. Es decir, la opción más accesible es $11.000 menos que el valor del contrato.
Otro dato, los amantes de los autos de alta gama de alrededor de $15 millones gastan en patente por mes lo mismo que quien alquila un monoambiente en la Ciudad de la Buenos Aires.
La educación bilingüe es otro rubro que también cotiza alto en el país. Algunos colegios de primera línea en zona norte cobran cuotas de $90.000 para los estudiantes de secundaria y $70.000 en primaria, el doble que un departamento de un ambiente.
Si bien el precio de referencia del informe de CESO es de $40.000 al mes, hay opciones de contratos más accesibles. Por ejemplo, en Flores se puede conseguir un alquiler de $22.000 por un departamento de 35 m² con expensas de $6000. Mientras tanto, otros paralelismos resultan absurdos. Una campera de símil cuero en un local de marca promedia los $20.000 y un jean, $15.000, aunque siempre se pueden conseguir por precios más bajos en otras casas de ropa.
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