La saga continúa y el destino de este rascacielos está nuevamente en el aire, con una posible segunda subasta en un futuro cercano
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Diseñado por Daniel Burnham y Frederick Dinkelberg, lleva cuatro años cerrado desde que su último inquilino, MacMillan Publishers, se marchara en 2019. Con una altura de casi 87 metros y una superficie de 23.700 m², su inminente subasta no sugiere que se vaya a habitar pronto. La estructura angular del edificio, que se adapta a la forma triangular de la manzana en la que se encuentra, es fácilmente reconocible y da nombre al barrio que lo rodea, el Flatrion District.
Demi Moore, Sting, Hugh Jackman y Jon Bon Jovi son algunas de las celebridades que tuvieron o tienen departamentos en el Flatiron, que también fue un sitio de los alquilados por la mafia en la década del 30′.
Sin embargo, a fines del mes pasado, los antiguos dueños del hito de la Quinta Avenida perdieron su escritura ante Jacob Garlick, socio gerente del fondo de capital de riesgo de crecimiento Abraham Trust, quien ofertó una suma de US$189,5 millones por el antiguo edificio Fuller. Sin embargo, hace pocos días puso en duda su posesión del icónico rascacielo de Manhattan cuando de arrepintió de la compra.
El retador confesó que poseer el icónico edificio “había sido su sueño desde que tenía 14 años”, pero aún debía pagar su pago inicial del 10% para conseguirlo. Sin embargo, después de arrepentirse, quedó en manos de los tres antiguos propietarios decidir si ejercerían su capacidad como los titulares de escrituras más recientes para comprar el edificio por poco menos de US$190 millones.
Solo tenían hasta este lunes para decidir si querían volver a ser dueños del edificio. Sin embargo, antes de que terminara el día, comunicaron que no lo comprarían por la increíble oferta, por lo que ahora otros propietarios anteriores volverán a tener la oportunidad de recomprar la estructura de acero de 22 pisos a una oferta más baja.
Jeff Gural de GFP Real Estate, el único en competir contra Garlick en la subasta y uno de los antiguos dueños, comentó en una entrevista que “realmente esperaba comprarlo por mucho menos” y por eso no aceptó el monto establecido.
Todo esto lleva a pensar que lo más probable es que haya una segunda subasta pública, según el comentario del subastador Matthew Mannion cuando mencionó esta posibilidad “a menos que los ex propietarios del edificio puedan llegar a un acuerdo hasta el día de la licitación planificada”. Como esto no ocurrió, se espera otro remate próximamente.
Según Gural, en caso de realizase una sagunda subasta se tomarán medidas para asegurarse de que no se repita lo que describió como un “truco” después de que Garlick no cumpliera con el pago inicial. Se requeriría que los posibles postores hagan un depósito de US$1 millón para demostrar que “tienen la capacidad financiera para hacer esta, operación”, dijo Gural.
De acuerdo con los términos originales de la venta, Garlick es responsable del pago inicial de US$19 millones más los gastos y tarifas asociados con una segunda subasta pública, de las cuales deberá hacerse responsable Abraham Trust.
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