La demanda de propiedades crece año a año, la previsibilidad y estabilidad del país vecino motorizan un mercado de inversión
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Punta del Este tiene mejores defensas que la mayoría de los mercados inmobiliarios. Motorizado por un ecosistema de inversión uruguayo marcado por la previsibilidad y la estabilidad, por la histórica oferta de calidad y por su consolidación como destino que apela más allá del comprador argentino, la demanda crece año a año.
Esta solidez permitió que la plaza esteña, luego del parate de pandemia, emprenda una rápida recuperación que incluyó a miles de argentinos, principalmente de alto poder adquisitivo, que se mudaron buscando seguridad jurídica, menor carga impositiva y un nuevo estilo de vida. “Ya llevamos varios meses con mucho movimiento. El efecto suburbio, es decir la tendencia de alejarse de la ciudades, no fue ajeno a Punta del Este, y la demanda se mantuvo alta, tanto para departamentos, chacras o casas. El impacto de la pandemia fue moderado”, dice Juan José Etcheverrito, titular de Tiburón Desarrollos, desarrolladora a cargo de Surfside, un emprendimiento que proyecta construir siete torres de 24 pisos a lo largo de 20 años, con una inversión cercana a los US$500 millones.
El impulso, sin embargo, viene también por el lado de los compradores brasileños, europeos, americanos y, en una tendencia que se vio reforzada durante la pandemia, de los uruguayos. “Creció considerablemente el número de compradores locales. Muchos montevideanos empezaron a instalarse acá e impulsaron muchísimo el segmento de gama media”, explica Alejandra Covello, titular de Covello Propiedades, que tiene sucursales en Montevideo, Punta del Este, Carmelo y Colonia. Entre uruguayos y argentinos, algunas estimaciones ubican en 8000 el número de familias que se radicaron en el Este durante el último año y medio. “Estamos viendo un nivel de vida y actividad comercial sin precedentes. No hay ninguna duda de que Punta del Este se ha convertido en una ciudad full time”, dice Etcheverrito.
Naturalmente, durante el 2020 la demanda vio interrumpido su curso normal, pero los expertos opinan que no tanto por la falta de interés o poder de compra, sino por los impedimentos prácticos, para concretar adquisiciones, como podía ser la imposibilidad de viajar a ver o firmar. Un breve standby que hoy parece cosa del pasado. “Ya estamos viendo una reanudación, y lo cierto es que tampoco hacía falta demasiado para reactivar”, dice Covello. El interés creció aún más durante las últimas semanas, con el anuncio de que a partir de septiembre podrán ingresar al país los propietarios y, en noviembre, también aquellos que no tengan propiedades. “Muchos empiezan a apurarse. Creen que el panorama sanitario está estabilizándose de manera permanente y presienten que Uruguay empieza a convertirse en un destino ‘Covid-free’. Por eso se intuye que los valores, que se depreciaron levemente durante el ultimo año y medio, van a mejorar”, explica Aldana Blizniuk Salaya, de la inmobiliaria Salaya Romera. Ayer, por ejemplo, el país vecino no tuvo ni muertes ni nuevos contagios. La broker afirma que, durante los meses con mayores restricciones, las ofertas de compra fueron más agresivas que lo normal, y que en algunos segmentos “se llegó a cerrar entre un 5% y 15% por debajo del precio publicado”. Las bajas, sin embargo, fueron circunstanciales, e incluso otros operadores confirman haber tenido un año activo. Etcheverrito, que comercializa un proyecto premium menos maleable a los vaivenes, dice que “durante el Covid también tuvimos muchísimo movimiento. El efecto suburbio y el replanteo de estilo de vida que llegaron con la pandemia se vieron reflejados en la demanda, Punta del Este no fue ajeno a eso. Departamentos, chacras, casas... Fue un muy buen año”. Los barrios cerrados como Pueblo Mio, Laguna Estates, La Arbolada o Boulevard Park, son receptores destacados de esta nueva demanda: “Explotaron”, sentencia Blizniuk Salaya.
Argentinos que llegaron a vivir, brasileños que buscan propiedades para estadías más largas (usualmente, el turista brasileño se queda por tiempos cortos, especialmente durante el “Reveillon”), uruguayos que se instalan permanentemente. “Todas las semanas llegan familias nuevas”, apunta Etcheverrito. El desarrollador, que en Surfside vende el metro cuadrado entre US$2500 y US$6000, cree que probablemente subirá los precios próximamente, aunque por razones más relacionadas a los costos.
Con respecto a una posible sobreoferta, los operadores se muestran tranquilos. “Punta del Este siempre tuvo un inventario más alto que la demanda. Es propio de lugares que tienden a desarrollarse. Con demanda en ascenso y pocos proyectos arrancando ‘desde cero’ por la pandemia, esa brecha se achica cada vez más”, concluye Covello.
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