Muy cerca y con acceso rápido a CABA, hay un área residencial entre San Fernando y San Isidro que mantiene el valor de sus metros cuadrados gracias a la demanda sostenida; es la preferida de familias jóvenes y nuevos proyectos inmobiliarios
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A pasos del río, con la belleza de sus barrancas y árboles centenarios, Punta Chica es una de las zonas cercanas a la Capital más deseadas y es por eso que, a pesar de la crisis que vive el sector inmobiliario con los vaivenes de la economía, defiende el valor del m². Si bien siempre tuvo una demanda continua, ésta se incrementó con los requerimientos de viviendas más verdes que trajo la pandemia.
Se trata de un barrio residencial está ubicado en las localidades de Victoria y Beccar, partidos de San Fernando y San Isidro, respectivamente, en la zona norte del Gran Buenos Aires. Principalmente, se mudan familias jóvenes, porque además de la oferta de colegios y universidades prestigiosas, tiene una vida social activa en los clubes -como el Club Náutico San Martín, Club Náutico Victoria, Club Náutico Barlovento, entre otros- y gran cantidad de comercios.
Sin embargo, Punta Chica pasó por un proceso de transformación en los últimos años, hoy sus casonas y grandes residencias conviven con nuevas construcciones pensadas para las familias modernas y mucho más accesibles para quienes quieren mudarse allí.
“Con las recientes subdivisiones de grandes residencias, algunas de más de una manzana de extensión, y la construcción de numerosos edificios pequeños, que no afectaron el entorno, se amplió la base del público que califica presupuestariamente para acceder a esta zona tradicionalmente costosa”, señala Daniel Salaya Romera, presidente de la inmobiliaria homónima. Además aclara que, como en otras zonas del conurbano, fue una de las que más demanda tuvo con la pandemia. Pero, a diferencia de otras áreas más alejadas, la gente encontró una infraestructura de colegios prestigiosos -como el Marín o Holy Cross y universidades como la de San Andrés-, clubes y comercios, es decir, un lugar muy preparado para recibir a los adultos jóvenes con hijos.
Una de las pioneras de nuevos proyectos aquí es la desarrolladora NorthBaires que en 2015 comenzó a levantar OM Punta Chica (ubicada en General Arias al 3100), rodeado por las barrancas en plena naturaleza. “Se trata de un edificio completamente integrado al entorno y pensado para ofrecer un completo balance entre el interior y el exterior”, explica Marcos Juejati, socio fundador de la empresa. El desarrollo, de poca altura, contó con tres tipologías desde casas de 228 a 354 m², departamentos de 88 a 162 m² y penthouses de 184 a 284 m², que, según cuenta, se vendieron rápidamente.
Aire libre y río, acá nomás
La conectividad del lugar es otro plus para sus residentes, ya que Punta Chica está a tan solo 24 km de CABA y combina el atractivo de quienes buscan tranquilidad y vida familiar con acceso rápido a la ciudad. Además de las líneas de trenes Mitre y de la Costa, las arterias como avenida Centenario, Avenida del Libertador y el Paseo del Bajo le dan una rápida vía de acceso a la city porteña. Por otra parte, también sobre Av. Presidente Perón pasan varias líneas de colectivos. “Incluso se accede a Puerto Madero por vía fluvial con lanchas que parten desde la costa del Río Luján y en cuarenta y cinco minutos llegan a puerto”, señala Salaya Romera.
Según Diego Tejedor, gerente de la sucursal Acassusso de Toribio Achával, es una zona a la que generalmente se muda gente de clase media y media alta. El perfil de residentes es similar, dice Javier Del Coro Igarzábal, director de DIC Propiedades, se trata de un lugar para los que buscan tranquilidad, verde, para los amantes del río. Coincide Iván Ricaute, responsable del departamento comercial Buenos Aires de Caleta Desarrollos, con que Punta Chica logra estar en el verde pero sin alejarse tanto de la ciudad y la civilización. “Es un mix perfecto entre naturaleza y ciudad. Está la gente que vivió siempre en la zona, sus hijos que quieren instalarse con sus familias, o quienes quieren estar cerca del río. Es un lugar con mucho acceso a la naturaleza, pero sin dejar de tener a metros un supermercado, restaurante, clubes, etc”, señala.
“Últimamente, a pesar de que todavía hay grandes chalets sobre Avenida del Libertador, comenzaron a desarrollarse edificios bajos con grandes balcones y amplios jardines con amenities. Estas opciones atraen a jóvenes del barrio que eligen seguir cerca de la casa familiar pero en un departamento moderno, o a adultos mayores que dejan las casas grandes por unidades más chicas, pero manteniendo sus costumbres en el barrio de siempre”, cuenta el director de DIC Propiedades.
Sobre la situación actual del mercado inmobiliario, si bien los valores de las propiedades post pandemia bajaron sustancialmente, en Punta Chica los mismos se defendieron más que en otras zonas. ¿Las razones? Tranquilidad, verde y todos los servicios la convierten en una de las zonas más deseadas y con menos oferta. En cuanto al valor del m2, Tejedor asegura que hace unos años rondaba entre los US$2200 y US$3800 y actualmente se mantienen en valores similares. “Los valores de unidades terminadas a estrenar que se ofrecen son entre US$2500 a US$4000, dependiendo de la categoría, ubicación, prestaciones, espacios comunes, servicios, etc. Por otra parte, una vez terminadas las propiedades de pozo, se pueden revender en valores alrededor de un 25% o 30% mayores”, advierte. Si se trata de alquilar, el inmobiliario destaca que, por ejemplo, un departamento de 65 m² con cochera, con balcón terraza y parrilla está en $110.000 más gastos.
Coincide Igarzábal en que es un barrio que, en general, tiene poca oferta tanto en la venta como en alquileres. “Los vecinos suelen quedarse en sus casas toda la vida y muchas veces las operaciones simultáneas se dan entre personas del mismo barrio. No tiene momentos de sobredemanda, es un mercado constante”, dice. Por esta misma razón sucede que, si bien los precios en casi todas las localidades de la zona sufrieron una baja importante, Punta Chica mantuvo actualizaciones leves ya que es un mercado de valores altos y los clientes son los de siempre. “Las propiedades mantienen su valor pero suele haber ofertas bajas que, dependiendo la situación del vendedor, pueden llegar a defender el precio o aceptar la baja. Pero es un mercado muy noble y sostenido en sus valuaciones”, explica. En cuanto al valor del m², para el director de DIC es muy difícil generalizar ya que es una zona donde conviven casas en barrios abiertos con superficies de 200 m² con un jardín de 200 m² y en la misma cuadra, casas de 500 m² y jardines de 1000 m². También en los barrios privados con amarras se encuentran los dormis o residencias con más de 500 m² cubiertos con grandes parques y amarra propia, con lo cual la disparidad en los valores son importantes.
De todas formas, Igarzábal asegura que en los últimos años se incrementaron las propuestas en distintas arterias de la zona con proyectos de unidades que ofrecen modernidad, balcones o terrazas amplias, seguridad y amenities. En general, son edificios bajos en terrenos grandes. Los valores son variados con unidades, por ejemplo, desde dos ambientes a US$2.500 el m², a unidades de cuatro ambientes, de más de 230 m², que pueden estar en el orden de los US$ 1900 el m².
En cuanto a los usados, para el director de DIC, tampoco es fácil generalizar, “es un barrio en el que se ofrecen inmuebles de características muy distintas, pero las casas con más de 20 años de antigüedad podemos encontrarlas en el orden de los US$ 1500/m²″. Y si se trata de alquileres, Punta Chica no es la excepción a la alta demanda, en este caso, el titular de DIC asegura que cuando ingresa una propiedad en alquiler en un valor de mercado la operación se concreta en menos de un mes. “La demanda es constante y hay listas de espera para alquilar”, dice.
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