La cantante Jennifer López tiene su ático en venta desde hace seis años, ya le bajó el precio en US$2 millones y sigue sin lograr venderlo
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Desde hace seis años la actriz y cantante Jennifer López está intentando -sin suerte- desprenderse del ático que tiene en Manhattan, en la esquina del Madison Square Park. La vivienda que la cantante adquirió en 2014 a unos US$20,16 millones tiene cerca de 929 metros cuadrados de superficie.
Desde ese momento hasta hoy la vivienda sufrió varios ajustes de cotización, el más extremo fue el que se le realizó en 2019, por aquel entonces el valor del inmueble sufrió una reducción de US$2 millones.
La vivienda, de cuatro dormitorios y ocho baños, forma parte del edificio Whitman, un complejo residencial construido en 1924. El edificio de lujo desde su creación ha atravesado varios procesos de reformas. Una de las más notorias fue la que sirvió para incorporar un ascensor privado con llave, de uso exclusivo para los propietarios; incorporar nuevas luminarias, sumar sistemas inteligentes y cambiar el revestimiento y pisos en áreas comunes.
El departamento de lujo de López cuenta con cuatro terrazas y techos altos. Uno de los lugares más atractivos es la cocina.
Según muchos especialistas, este espacio parece ser una cocina digna de un chef internacional. Allí la gran protagonista es una importante isla. El lugar está equipado por una heladera (cava eléctrica con temperatura controlada) de vinos.
El baño de la suite principal está completamente revestido con mármol italiano y cuenta con sector de ducha y bañera. La vedette del espacio, sin dudas, es la gran araña de techo.
El resto de los baños, todos ellos más pequeños, también tienen al mármol como componente decorativo, según un decorador de interiores, ese es uno de los elementos preferidos por la artista.
Jennifer López sabe que el contacto con el aire libre es fundamental y escaso en las propiedades de Nueva York. Ella vistió sus cuatro terrazas de verde. Pasto sintético y una ambientación natural sirven de marco para sus espacios abiertos. Uno de los lugares libres de techo de su ático fue pensado como una zona de relax donde son protagonistas las hamacas o columpios, los sillones de ratán y un gran y viejo tronco de árbol.
Otra de las terrazas fue ideada como un lugar para ser disfrutada durante la noche. Allí, bajo una gran pérgola decorada con guirnaldas de coloridas luces, montó un gran living equipado con dos sillones de cuatro cuerpos y dos sillones individuales, todos ellos con cuero ecológico.
Este departamento, ubicado en una de las zonas más coquetas de Manhattan, que no termina de encontrar novio o novia aún siendo de una celebridad, continúa a la venta y espera en esta oportunidad poder convertir alguna de las tantas visitas que recibe en una compra concreta.
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