Cada vez más hogares del mundo se suman a la tendencia creciente de no utilizar dentro de la casa el calzado con el que ingresan de la calle
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En algún momento de la vida todas las personas conocieron a otras que se quitan los zapatos antes de ingresar a su casa. Pero en la pandemia fueron muchas más personas las que adoptaron ese hábito. Esto, más allá de una tendencia de redes sociales o de costumbre orientales, tiene que ver con la higiene.
La costumbre de sacarse el calzado antes de entrar a una casa es una práctica que tiene su origen en Japón, en cuyas viviendas se solicita quitarse los zapatos y dejarlos a un lado antes de ingresar. Esta tendencia tuvo un gran crecimiento en los últimos años y, fue un auge en medio de la pandemia por Covid-19, con la finalidad de evitar el contagio de esta enfermedad.
Sin embargo, esta actividad tomó cada vez más fuerza en los países occidentales por un tema de higiene y para evitar el contagio de algunos virus y bacterias que pueden afectar a los habitantes de la casa.
¿Qué dice la ciencia?
Un estudio de la Universidad de Houston, Estados Unidos, realizado en 2017 analizó las suelas de los zapatos de 280 participantes y descubrió que el 26,4 por ciento dieron positivo para Clostridium Difficile: una bacteria altamente contagiosa que causa inflamación del colon, diarrea y dolor de estómago, y se asocia con infecciones repetidas.
Mark Patrick Taylor, científico medioambiental jefe de la Autoridad de Protección del Medio Ambiente de Victoria, puntualizó que estas bacterias que se encuentran en el exterior puede afectar la salud de las personas: “No querrás ingerir microgramos de heces del perro de tu vecino”, agrega.
Adicional a esto, la Universidad de Arizona realizó una investigación en la cual se analizó el calzado con solo dos semanas de uso y se determinó que concentraban 421.000 unidades de bacterias y que el 96 por ciento de los analizados tenían bacterias fecales.