Desarrolladores exitosos cuentan cómo es posible cambiar el entorno de una zona y el desafío de construir donde nadie lo hace
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En general, se llevan a cabo en zonas marginadas o soslayadas. Los distintos casos que fueron abordados en un encuentro organizado por la Universidad de San Andrés, en Victoria, y que se presentaron como desarrollos que cambian el entorno, coincidieron en que se encontraban en áreas degradadas, aunque por diferentes motivos y escalas.
En efecto, las experiencias compartidas por Carlos Spina, de Argencons; Horacio Parga (h), de Edisur; Jorge Cruces, de IRSA e Ignacio Ruiz Jáuregui, de Consultatio, se ejecutaron y se están ejecutando en espacios hasta hace poco ignorados por las ciudades. Y en cuanto a su impacto, lo cierto es que la historia de cada caso es, a la vez, la historia del entorno. Y de los desafíos del desarrollador.
Transformaciones de adentro hacia afuera
Horacio Parga, director de la cordobesa Edisur, elige referirse a Manantiales, un proyecto a 10 minutos de la capital provincial que, aproximadamente en 15 años, contará con 120.000 habitantes, confirma que son las tierras degradas las que brindan mayores posibilidades; sobre todo, para los proyectos a gran escala. “En relación con los desafíos, son varios. En primer lugar, está el hecho de hablar con el sector público, que es muy importante”, explica, en referencia a los retos que implica la ejecución de un proyecto, de las características enumeradas, a las que se le suman otras particularidades: “Manantiales es un barrio abierto, integrado a la comunidad”, puntualiza.
“Así, se plantea el desafío de la transparencia; el desafío de hablar con los entes de los servicios públicos - agua, electricidad- y el desafío de la plusvalía, la densidad y los porcentajes y el balance con la ciudad”, continúa, antes de referirse a las alianzas que también deben establecerse con otros sectores no públicos como son el educativo y el sanitario.
Por su parte, Ignacio Ruiz Jauregui cita dos experiencias de Consultatio. La primera es Huergo 475, que surge como una interpretación del Paseo del Bajo, en un área que conecta a Puerto Madero con el casco histórico. “Se trata de una zona con poca vida residencial urbana”, describe, señalando que, por otro lado, es un emplazamiento rodeado de 10 universidades.
“Está enfocado al segmento neonómade”, precisa, compartiendo que se pensó de manera que, quien lo habite, “no viva en un departamento, sino que viva en un proyecto”, antes de aludir a las amenities que se distribuyen “a lo largo” del edificio en diferentes pisos. “También se cedió espacio para una plaza pública”, agrega, refiriéndose al diálogo con lo público.
En ese sentido, Ruiz Jauregui cita a Puertos, la segunda experiencia de Consultatio que compartió con audiencia y panel, siempre en el contexto de proyectos que impactan en el entorno. “Es a 20 años”, introduce, antes de citar la escala de la iniciativa, cuya extensión es de 1400 hectáreas, 600 de las cuales son lagos y que incluyen una reserva ecológica.
“El crecimiento es de adentro hacia afuera”, sentencia, explicando que se propone como un espacio “anfitrión, amigable y responsable”, en relación con la comunidad. En esa línea, precisar que Escobar, donde está emplazado Puertos, es el municipio que más crece de la provincia de Buenos Aires. “Y además, estará la nueva sede del MALBA”, agrega, haciendo referencia al impacto cultural.
Viejas y nuevas experiencias
En representación de IRSA, Jorge Cruces se refiere a proyectos consolidados que ya han provocado un alto impacto en sus respectivos contextos. Un caso es del Shopping Abasto, emplazado en una zona más que degradada en la Buenos Aires de los 90 y donde hoy, después del aporte del centro comercial, y “a partir de un cambio de densidad, suma desarrollos”.
El otro ejemplo al que alude es Alto Rosario, situado en lo que fue un espacio ferroviario en el medio de la ciudad santafecina que, literalmente, la dividía. “Era una barrera urbana”, define Cruces. “Hoy en día es un lugar que permite a la gente ir de un lado al otro, además de visitarlo especialmente”, continúa, detallando que como tiene espacios abiertos, se posicionó y mucho durante la pandemia.
Pero, además de casos ya probados, Cruces también hace referencia a Costa Urbana, la iniciativa de la empresa que se levantará en la ex Ciudad Deportiva de Boca (CDB). “Primero, creímos en Puerto Madero, donde participamos en diferentes emprendimientos”, introduce. “En el ‘97, ‘98, surgió la posibilidad de comprar la CDB, donde advertimos el gran atractivo de la reserva ecológica”, prosigue.
En concreto, indica Cruces, son 71/73 hectáreas “de sonido y vegetación en un lugar que moviliza”. De acuerdo con el ejecutivo, el planteo pasa por preguntarse cómo se va a relacionar con la ciudad e interactuar con el río. “Es un predio a cuadras de Plaza de Mayo y que toca el agua”, subraya, apuntando, que se trata de un proyecto para soñar a 15, 20 o 25 años.
A su turno, Carlos Spina hace referencia a Distrito Quartier, y se focaliza en una obra ya citada que fue definitoria para la iniciativa: el Paseo del Bajo. “Sacó los camiones”, precisa, en relación con el efecto que tuvo en el emplazamiento de esta iniciativa, sita exactamente en Comodoro Pedro Zanni 351 que, antes y con el tránsito pesado, era “territorio comanche, tierra de nadie”.
“Antes de empezar nosotros creemos qué va a pasar”, declara Spina, explicando que, de alguna manera, los involucrados en la iniciativa proyectaron la transformación de esa postal marginal. En esa línea, el directivo de Argencons sostiene que Distrito Quartier, con Puerto Madero y Catalinas, conforman una macro zona, que puede ser recuperada para el vecino y que, además, cuenta con distintos puntos de interconexión con el río.
La mirada holística y humanista
El cierre del encuentro de la Universidad de San Andrés estuvo a cargo de Eduardo Costantini, quien dijo presente a través de una videollamada. Por esa vía, respondió qué lo llevó a convertirse en desarrollador. “Comencé viendo propiedades como alternativa de inversión y poniendo atención en los atributos de los edificios. De algún modo, fue igual que con el Arte que comencé como coleccionista y terminé creando con un museo”, empieza el titular de Consultatio y remitiendo a su experiencia con el MALBA.
“Poniendo énfasis en el valor de uso de la propiedad y no sólo en la inversión financiera, pensando en que los mejores atributos significan una mejor calidad de vida, mirando desde la locación hasta la calidad constructiva o el ancho del edificio”, continúa, antes de dar una definición sobre el rol del empresario y su actividad: “Nosotros creamos hábitat”.
“Al construir una propuesta entra lo ético, lo estético, la preservación del medioambiente. Hay que tener una mirada holística y humanista y que también cierre desde lo económico. Y esa es una forma de ayudar al país”, responde el titular de Consultatio, consultado por el aporte que cada uno puede hacer para salir de la crisis.
“En Consultatio nuestro axioma es la honestidad, ser una empresa honesta con nuestros clientes, nuestros proveedores y siempre tratando de hacer lo mejor”, prosigue, siempre en relación con cómo salir de la postración. “Y, después, creo que lo importante es que cada uno tiene que hacer su parte”, concluye.
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