Sólo se pueden colocar si se tiene la seguridad de que el lugar elegido posee la resistencia para soportar el peso del agua y de las personas
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El calor del verano ya se empieza a sentir y el deseo de sumergirse en una pileta es cada vez más latente. Aquellos que están determinados a incluir en su departamento un espacio acuático para mitigar las altas temperaturas deben tomar ciertos recaudos a la hora de hacer la instalación. Los riesgos principales devienen de que se trata de grandes masas de agua a las que se suma el peso de las personas adentro, que puestas en lugares no preparados para resistir la carga pueden sucumbir y colapsar.
En términos de dimensiones, el Código Urbanístico de la Ciudad de Buenos Aires dicta que los balcones en la fachada principal de los edificios pueden tener un ancho de hasta 1,5 metros y de largo hasta 30 metros. Para estas dimensiones, hay piletas de lona, de plástico y jacuzzis.
Qué tener en cuenta para poner una pileta en el balcón
Dado que las piletas representan una gran masa pesada de agua, a la hora de incorporarlas en un balcón se deben tener en cuenta varios aspectos para garantizar la seguridad. El ingeniero civil Daniel Alberto Blanca, socio gerente del Estudio Rafael Blanca y asociados, advierte una serie de puntos a los que se debe prestar especial atención antes de hacerlo. “Para el caso de balcones particularmente, se estipula una carga mínima para viviendas en general de 500 kg/m²″, señala según lo estipulado en el reglamento CIRSOC 101. Para tomar una idea, graficó que “una carga de 300 kg/m² representaría una pequeña pileta con 30 cm de agua”.
No obstante, el profesional destaca que en muchas revisiones de estructuras construidas se observa que no se han previsto cargas de esa magnitud. Es por eso que el ingeniero desaconseja poner piletas en los balcones sin antes verificar si estos tienen la estructura preparada para eso. “En balcones o terrazas existentes, si no se cuenta con el valor de la carga de diseño es sumamente arriesgado disponer cargas adicionales, incluso la de una pequeña pileta. La buena perfomance estructural no sólo se refiere a la resistencia propiamente dicha, sino también a eventuales fisuras, deformaciones excesivas, etc”, señaló.
En el caso de las terrazas, “para cargas vivas (las que deben adicionarse a la carga propia de la estructura, como en este caso las piletas) mínimas se pueden poner 500 kg/m² donde pueden congregarse personas, 300 kg/m² para terrazas a las que se accede de manera privada, y 100 kg/m² para terrazas inaccesibles”, explica el ingeniero Blanca.
Según el experto, sólo se podría disponer de una pileta en balcones, patios o terrazas cuando:
a) Se está absolutamente seguro de que la carga prevista en el proyecto original considera la posibilidad de soportar una carga equivalente a la que genera la piscina. Es recomendable consultar a un profesional y al consorcio sobre las capacidades de cada superficie de riesgo y sobre el estado de las losas o barandas que componen a un balcón.
b) Estar absolutamente seguro de que los materiales utilizados, la calidad constructiva, posición de elementos, etc. coincide perfectamente con lo indicado en los planos.
c) Que el estado de conservación de la estructura sea el adecuado y no se detecten fisuras, grietas, deformaciones importantes, etc.
d) Asegurar que la estructura será perfectamente estanca.
e) Todo otro cuidado o revisión que el profesional responsable de la colocación considere pertinente en cada caso, ya que si no se respetan las limitaciones de la estructura, la misma podría colapsar o sufrir severos daños.
En cuanto a los materiales de la pileta, el ingeniero destacó que se debe prestar atención a que la humedad no provoque la degradación del hormigón ni oxidación de sus armaduras. “En el caso de disponer la pileta en balcones existentes, siempre y cuando se haya verificado que la capacidad de cargas es adecuada, incluso con un muy amplio margen de seguridad, y que la estructura se haya en perfecto estado de conservación, etc. (condiciones muy difíciles de verificar), es aconsejable usar materiales muy livianos, tipo plástico, lona, etc”, concluye.
Opciones para elegir
En el mercado, los productos para el tamaño permitido de los balcones suelen ser para niños pequeños por las medidas limitadas del espacio. Las clásicas piletas de lona son una alternativa económica y suelen tener estructuras de acero inoxidable y PVC. Las diseñadas para los más chicos suelen tener las dimensiones de 1,40 x 0,90 x 0,40 cm y cuestan aproximadamente un promedio de $8400.
En caso de contar con más espacio, como puede ser una terraza o un patio, las piletas alcanzan diversos tamaños. Además, hay quienes deciden instalarlas con un retoque estético y optan por recubrir su superficie lindera con maderas, para así simular un deck en las paredes y alrededores de la pileta. Para este tipo de trabajo, en el mercado se pueden encontrar opciones que parten desde los $150.000 contando la pileta y el acabado de madera.
La opción más premium para adultos es la de instalar un jacuzzi. Estos pueden ser de fibra de vidrio, acrílico o lona inflable. El precio varía según el material del que están compuestos, su calidad, tamaño, marca, el tipo de revestimiento, cantidad de jets y controles para los hidromasajes. Por ejemplo, los más accesibles arrancan a partir de los $100.000, tienen capacidad para dos personas, miden 144 x 144 x 44 cm y se estima que pesan 500 kg. La lista de precios puede llegar hasta los $3 millones los que tienen capacidad para hasta seis personas, con 1779 litros y miden alrededor de 231cm x 231cm x 96,5cm, aunque estos no cabrían en un balcón.
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