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Sube la temperatura, los días se alargan y hay decisiones por tomar. En medio de un escenario complejo, cargado de incertidumbre, protocolos y con la amenaza del Covid-19 a la vuelta de la esquina, muchos eligieron vacacionar en casa. Desde ya, no hay vacaciones si no hay agua. Por eso, la industria manifiesta un crecimiento exponencial en la construcción de piscinas.
Las razones son muchas, asociadas a la pandemia, al aislamiento, a la planificación de las vacaciones pero también a cuestiones económicas que hacen que, en este momento, ampliar, reformar y hacer obra pequeña y mediana, sea una gran opción.
Furor por el agua
Vacacionar en casa (propia o alquilada) pareciera ser una de las tendencias de la temporada 2021, una corriente definida en los países que ya atravesaron el verano como “staycation”: stay (quedarse) y vacation (vacaciones). Elegir vacacionar en casa para asegurarse las medidas sanitarias adecuadas.
Según explica un informe desarrollado por Zonaprop, un 36,9% de los consultados piensa alquilar una casa en un country o una quinta en GBA. Y a la hora de rentar una casa, un 97,2% busca una propiedad con pileta y un 83,5% desea tener un jardín. Es decir que el agua es un requerimiento en casi el cien por ciento de los casos.
Alan Mohadeb, Gerente Comercial de Consultatio, parte de Puertos Escobar, explica: “El buen clima veraniego ya llegó y los vecinos están viviendo sus casas 365 días del año. Muchas familias que solían veranear en el exterior y que debido a la cuarentena replantearon sus planes, retiraron su casa de un potencial alquiler y se convirtieron ellos mismos en usuarios”.
Cambiar las vacaciones por la piscina
La construcción de piscinas es también un fenómeno que se potenció en estos últimos meses. Está apoyado en varios factores. Según explica el arquitecto Jorge Pizzini, el presupuesto de una obra se compone, aproximadamente, de un 50 por ciento de costo de mano de obra y otro 50 se destina a los materiales. “Sucede que la mano de obra no acompañó la estampida del dólar blue. Pero además, en los insumos de construcción de una pileta hay muchos materiales nacionales, que tampoco aumentaron de manera tan explosiva como el dólar blue”, explica el arquitecto. Y finalmente, los insumos netamente importados como una caldera, una bomba, un filtro o luces led, están en un valor de dólar oficial, significativamente menor al blue.
“Una persona que en enero de este año tenía, por ejemplo, un presupuesto asignado para construir una piscina de 8000 dólares, ahora la puede construir por 4800. Entonces, muchos salieron de manera vertiginosa a construir inmediatamente para tratar de ganarle a la inflación. Y no es un fenómeno de un día o una semana. Esto lleva meses sucediendo”, explica Pizzini.
En Puertos Escobar, los permisos registrados para construir se multiplicaron respecto a las cifras de 2019. “La demanda está dividida no solamente en la construcción de nuevas piscinas, sino también en el upgrade de piscinas existentes. También observamos un incremento en la construcción de nuevos decks de madera, pérgolas y solados, y espacios verdes con paisajismo y huertas orgánicas para áreas exteriores. En Puertos nos preparamos para una temporada récord”, explica Mohadeb.
El fenómeno se extiende a otras reformas, obras chicas y medianas. Pero no solo se trata de una cuestión económica. Pizzini explica: “Están las cuestiones sociales del confinamiento, que impiden o disuaden a la gente de irse de vacaciones. Entonces cualquiera que tenga reservado un presupuesto para irse a Brasil, a la costa o al exterior; y no quiere o no puede hacerlo, elige gastarlo ahora. Construye a mitad de precio y disfruta de la piscina todo el verano”.
Pablo Selvas, de Selvas Natatorios, una empresa familiar con más de 30 años de experiencia construyendo piscinas, corrobora el fenómeno: “Nosotros notamos desde agosto en adelante un alza importante en la demanda de insumos. De hecho, en la industria ya hay faltantes debido a la pandemia, porque quizá algunas fábricas no trabajaron. La gente quiere disfrutar del verano en familia. Por eso, es un buen momento para el negocio. Nosotros ya estamos dando turnos para enero.”, resume.
Diferentes formas de vivir el verano
El boom no solo aplica a los barrios cerrados y a las casas en las afueras, con amplios jardines. Quienes tienen menos metros cuadrados pero tienen un patio, una terraza o incluso un balcón amplio están buscando la forma de tener una pequeña cuota de agua.
Las tradicionales “Pelopincho” de lona (el nombre viene de la marca que las popularizó) no pierden vigencia pero evolucionan en modelos inflables, de estructura blanda o de caños encastrables, redondas o con diseños de estilo jacuzzi o parque de agua.
Algo es claro: la nueva generación amplía cada vez más el tamaño. Por ejemplo, mientras que una pileta de lona tradicional mide 1.85 x 1,45 x 0,40 m y carga 1000 litros, hay otras versiones que suben la apuesta. Por ejemplo, una pileta rectangular de 2,44 x 107 m, con capacidad para 10.800 litros, ya incluye estructura metálica, kit de parches, bomba filtrante, escalera, tapiz para piso y cobertor y se prepara para todos los integrantes de la familia.
En todos los casos hay grandes beneficios para quienes no tienen la capacidad de construir: se adaptan al espacio, y una vez que pase el verano, se guardan en una caja hasta el año siguiente.
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