Por el tope que estableció el Gobierno en los precios, los propietarios sacan sus inmuebles del mercado
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Un jueves de principios de marzo, Lena, una estudiante alemana a punto de comenzar a estudiar el próximo semestre de universidad en Berlín, encontró una oferta inmejorable para un departamento en alquiler. Todos los días consulta en portales de alquiler en Internet, pero es prácticamente imposible encontrar ofertas accesibles. “Por el tope de los precios de alquiler, los propietarios no sacan viviendas al mercado y llevo meses viendo los mismos anuncios, todo demasiado caro para mí, y no sale nada nuevo”, le decía Lena a ABC España. Cuando surgió la oportunidad de un departamento de dos habitaciones en el distrito de Friedrichshain, no dudó: tomó un tren desde Hannover para llegar a la cita en que podría conocer la propiedad.
Ese jueves a las seis de la tarde, acudió a la visita. La habían citado a las 18.30 e iba con tiempo, pero se encontró con una fila que ya daba la vuelta a la manzana. Más de 500 personas visitaron esa misma tarde el departamento.
“Supuse que habría mucha competencia para conseguir este departamento, son 850 euros al mes por 63 metros cuadrados y algo así no se encuentra todos los días, pero no imaginé semejante multitud a la puerta”, se lamentó Lena, que tuvo que esperar abajo de la lluvia para una visita corta.
Julia y Silvia, dos jóvenes de 18 y 19 años que también esperaban en la fila, agregaron: “Ya nos pasó más veces, venimos sabiendo que no podremos vivir ahí porque la competencia es altísima, pero es el primer departamento que podemos visitar en meses y no podíamos dejar pasar la ocasión”.
Más tarde, apareció la Policía respondiendo a la denuncia de un vecino por no mantener el distanciamiento social. Cuando quisieron desalojar el departamento, los aspirantes a inquilinos se rebelaron: “Unos imploraban que por favor no les negasen entrar, que llevaban horas esperando en la cola, otros se enojaban porque la Policía los estuviese tratando como delincuentes cuando solo estaban haciendo algo tan necesario como buscar casa…”, contaron. Finalmente, la Policía permitió que las visitas siguieran con la condición de que se mantuviera la distancia necesaria como medida de prevención contra el coronavirus.
La experiencia de Lena es representativa de un mercado de alquileres alemán que está en crisis. Es el país de la Unión Europea donde un mayor porcentaje de la población (48,9%) vive en propiedades que no son de su propiedad. Además de Berlín, varias ciudades tienen alta densidad poblacional y una elevada demanda, lo que empuja hacia arriba los precios. De 2010 a 2018, el alquiler en las siete mayores ciudades alemanas subió más de un 40% en promedio, según la consultora Empirica.
El Gobierno Federal intentó en 2015 reducir las alzas aprobando la ley del freno del alquiler, que limita los precios en los nuevos contratos a un máximo del 10% del alquiler medio de la zona donde está la vivienda. La norma se aplica a áreas tensionadas. Un estudio del grupo de expertos DIW apuntó en 2018 que solo se consiguió una “desaceleración moderada”. En zonas donde en los años precedentes los precios habían subido mucho (como los barrios berlineses de Kreuzberg o Neukölln, o el centro de Munich), el control sí evitó repuntes fuertes.
Hace un año entró en vigor otra norma del Gobierno de la ciudad-Estado de Berlín (coalición de socialdemócratas, ecologistas y poscomunistas) que fijaba un tope a los alquileres en función del año de construcción del inmueble y las mejoras que haya tenido durante cinco años. No se aplica en propiedades nuevas. Se aprobó con toda la oposición en contra y siguió en los tribunales, que aún no han decidido. El instituto económico Ifo publicó esta semana un estudio que asegura que los alquileres han bajado, pero la oferta se ha contraído. Los propietarios sacan al mercado menos departamentos (la oferta bajó un 60%), en una ciudad donde el 85% de los habitantes son inquilinos y a la que llegan cada año 40.000 nuevos vecinos. La alternativa natural es la aparición de un mercado paralelo, basado en el boca a boca y lejos de cualquier regulación.
“Los alquileres en el mercado regulado de Berlín se desplomaron en términos relativos. Pero dado que el exceso de demanda de alquiler tuvo que ir a alguna parte, los alquileres en el mercado no regulado comenzaron simultáneamente a aumentar más rápido que en el resto de capitales alemanas”, destacó el último informe del Instituto Ifo. “Por lo tanto, los apartamentos de nueva construcción se han vuelto aún más inasequibles para la mayoría de las personas”.
Pero Alemania no es el único lugar en el que hay problemas con los alquileres. Se trata de un problema global.
Francia: dos leyes en cinco años
La carencia de viviendas en París hace imposible para muchos comprar casa: más del 60% de habitantes de la capital francesa viven en casas alquiladas. Pero arrendar no es barato: tras una subida del 50% en los precios en una década, el Gobierno de François Hollande aprobó una ley en 2014 que permitía limitar las rentas en zonas “tensas”. La Justicia frenó la ley en 2017, lo que según algunos estudios disparó los precios hasta un 25%. Una nueva normativa, la denominada ley Elan, volvió a posibilitar limitar las rentas y París la aplica desde julio de 2019.
La norma se contempla tanto en contratos nuevos como en renovaciones. El precio no puede exceder el 20% del valor de referencia fijado cada año por decreto, que contempla criterios como la localización, el número de habitaciones o el año de construcción. Tampoco puede ser inferior al 30%. Los límites se aplican en 80 barrios de París y las multas por infringirlo van de 5.000 euros, para particulares, a 15.000 euros, para empresas.
El Observatorio de los Alquileres de París, donde participan sector privado y administraciones, señaló que los precios se elevaron ligeramente más en 2019, cuando ya estaba en vigor la ley para contener precios, que en 2018. Uno de cada tres nuevos contratos subió la renta por encima de lo que permite el índice oficial sin justificación (se puede hacer si se hacen mejoras en la vivienda). En 2020 se esperaba mayor contención en los precios, más por efecto de la pandemia que por una expansión de la ley.
Rentas acordadas en Italia
El país cuenta desde 1998 con un mecanismo de control de rentas denominado “Alquiler de Tarifa Acordada”. Cada municipio, a partir de acuerdos entre las asociaciones locales de propietarios y representantes de los inquilinos, fija precios máximos y mínimos. Roma introdujo esta norma nacional en 2004.
Cada distrito indica de forma precisa cómo hacer una valoración del inmueble. Para establecer los precios que guían las negociaciones entre arrendatario y arrendador, se tienen en cuenta incluso los servicios cercanos y áreas verdes. Este tipo de contratos, de carácter voluntario, son cada vez más populares, ya que el Estado ofrece incentivos fiscales. Se contempla un pago de tasas para los propietarios del 10% del total de la renta (frente al 21% en los denominados contratos libres).
Desde el abril del año pasado, inquilinos y propietarios pueden pactar una reducción del alquiler por la crisis del coronavirus. Ninguna de las partes debe pagar las tasas correspondientes al registro de un nuevo contrato. Según el último informe del portal SoloAffitti, los alquileres cayeron un 7,5% en promedio en Italia durante la emergencia sanitaria. En 2020 aumentaron más de un 3% las adhesiones al contrato de alquiler de precio acordado, debido a los beneficios fiscales que conlleva esta fórmula.
Estados Unidos: límites en Nueva York, California y Oregon
La crisis de accesibilidad a la vivienda en Nueva York es estructural. La falta de espacio y la oferta del libre mercado sitúan los precios por las nubes, en una ciudad eminentemente enfocada al alquiler: el 65% de los residentes (unos 5,4 millones) son inquilinos. Un tercio dedicaba en 2019 al menos el 50% de sus ingresos al pago de la renta de alquiler.
De las viviendas en alquiler existentes en Nueva York, el 43% son libres y el 45% son de propiedad privada pero con rentas limitadas (reguladas por una agencia gubernamental). En 2019 el Estado adoptó una nueva ley aplicable a las segundas. Junto a las dos categorías citadas, existen dos más: la renta controlada, unos 20.000 inmuebles construidos en su mayoría antes de 1947; y la oferta pública, el 12% del total de viviendas en alquiler, que se dedican a las personas con menor nivel de ingresos y tiene unas enormes listas de espera.
El 1 de enero de 2020, California limitó durante 10 años el aumento anual de rentas al 5% más la inflación. La medida convirtió a California en el tercer Estado del país que adoptaba una protección significativa del inquilino. Oregón aprobó en 2019 un límite de renta anual del 7% más la inflación, sin límite temporal.
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