El gobierno de Giorgia Meloni se negó a seguir el plan de eficiencia energética que propone la Unión Europea y busca proteger la “peculiaridad” de sus viviendas
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El Gobierno italiano dijo que defenderá la “peculiaridad” de la vivienda del país contra un proyecto de la Unión Europea para aumentar la eficiencia energética de las propiedades residenciales.
La directiva requerirá que los propietarios inviertan para hacer que sus hogares sean “más verdes” para 2033, pero el Gobierno de la premier Giorgia Meloni dice que esta medida obligaría a unos nueve millones de italianos a gastar cantidades “exorbitantes” de dinero para cumplir con la normativa.
Buena parte del patrimonio inmobiliario del país está formado por construcciones históricas, muchas veces incluso centenarias, que requieren más recursos para ganar en eficiencia energética.
“Italia no puede abordar el tema de la eficiencia energética de los edificios como otros países. El Gobierno presentará su propio plan. Hay una peculiaridad en nuestro país, y el Gobierno defenderá esta peculiaridad”, declaró el ministro de Relaciones Europeas, Raffaele Fitto, durante un congreso en Roma.
Fitto destacó que “Italia tiene una sensibilidad diferente en el tema de vivienda, y nuestro patrimonio inmobiliario es diferente por su valor arquitectónico, histórico y cultural”.
¿Alemania también?
Otros países europeos como Alemania también encuentran dificultades para cumplir con la reforma de viviendas y no llegan a los objetivos climáticos. El principal freno a la modernización es el aumento del coste de los materiales, en un 84% de las empresas del sector, resultado de una encuesta realizada por la asociación de empresas inmobiliarias GdW en diciembre de 2022.
Por el momento, Alemania modernizó muchas menos casas y pisos de forma energéticamente eficiente de lo que sería necesario, según los expertos. “Cada año solo se renuevan por completo unas 500.000 viviendas en términos de eficiencia energética”, declaró Ralph Henger, experto en el mercado de la vivienda del Instituto de la Economía Alemana.
Con unos 42,5 millones de viviendas en Alemania, la tasa anual de renovación es, por tanto, ligeramente superior al 1%. “Sin embargo, para alcanzar nuestros objetivos climáticos, tendría que ser del doble”, afirma Henger.
Otros obstáculos son el aumento de los tipos de interés para la financiación y la falta de capacidad de los sectores de la construcción y los oficios artesanos.
“Las actuales condiciones marco no bastan para convencer a un número suficiente de propietarios de edificios para que inviertan en ellos y apliquen medidas de eficiencia energética”, afirmó Henger.
Dado que una gran parte de la población no puede permitirse el aumento de los costes de alquiler, las modernizaciones deben seguir siendo ante todo asequibles, señaló una portavoz de la inmobiliaria Vonovia.
Sin embargo, en su opinión, sin la ayuda de los políticos, la industria no podría invertir a largo plazo en la transición energética y al mismo tiempo mantener estable el precio del alquiler.
El objetivo del Gobierno alemán es conseguir que el parque inmobiliario germano sea climáticamente neutro en 2045. Además de la nueva construcción sostenible, las subvenciones públicas se centran sobre todo en la renovación de edificios existentes, ya que se espera que tenga un mayor efecto de protección climática.
El año pasado, según la Oficina Federal de Economía y Control de las Exportaciones (BAFA), el Estado desembolsó unos US$2787 millones en subvenciones a la rehabilitación energética, un 85% más que el año anterior.
Las subvenciones están destinadas a ayudar a modernizar pisos y casas de forma que ahorren energía permanentemente, por ejemplo, renovando los sistemas de calefacción, aislando tejados y paredes exteriores o sustituyendo ventanas y puertas de entrada.
La GdW critica al Gobierno federal por centrarse en “costosas medidas energéticas individuales con efectos demasiado escasos”. Agregó que, a pesar de los miles de millones invertidos, el consumo doméstico de energía está estancado.
En lugar de abordar la renovación energética de las viviendas individuales, sería más sensato y barato “hacer que el suministro energético de los edificios de vecinos fuera bajo en (emisiones de) CO2″, afirmó el presidente de GdW, Axel Gedaschko.
Sugirió, por ejemplo, realizar una planificación de sistemas de calefacción comunitaria y acercar el suministro de electricidad a los vecinos.
Explicó que la producción en las inmediaciones del consumidor, por ejemplo, se obtendría mediante paneles solares instalados en el tejado de las propias viviendas. “Entonces, la reducción de CO2 y los objetivos climáticos serían posibles”, subrayó Gedaschko.
Con información de DPA y ANSA
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