En busca del parque perfecto, los súper ricos de Estados Unidos están pagando cientos de miles de dólares por gigantescos árboles viejos que traen en helicóptero, barco o camión de plataforma
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Durante décadas, Walter Acree operó un modesto negocio de paisajismo en Deerfield Beach, Florida. Se describía a sí mismo como un rebelde: cortaba el césped con los pies descalzos y su pelo largo de entonces le caía sobre los hombros. Pero hace unos años tropezó con una mina de oro, un insólito negocio de nicho: ayudar a los millonarios del sur de la Florida a encontrar “árboles trofeo”, lo último en símbolos de estatus para los estadounidenses más adinerados.
“Soy algo único porque no mucha gente hace lo que yo hago”, dijo Acree, ahora propietario de Green Integrity, una empresa de reubicación de árboles y paisajismo.
Walter ya tiene 61 años y se considera un broker de árboles. Conduce regularmente a sus clientes adinerados por el sur de Florida en busca del árbol perfecto para su jardín, ya sean ceibos gigante, enormes robles con dosel, baobabs, ficus o higueras indias. Junto a sus clientes, buscan árboles en jardines ajenos y frente a comercios, y luego se acercan a los propietarios con una jugosa oferta de dinero no solicitada.
El trabajo de Acree, entonces, es encontrar una manera de transportar el árbol a la propiedad de su cliente. A veces, eso implica el uso de un camión de plataforma larga, una barcaza o incluso una grúa de 300 toneladas. Acree también desarrolló su propia técnica para mover los árboles más grandes: consiste en cortar el árbol verticalmente en varias partes utilizando sierras de 2 metros de largo con hojas especialmente endurecidas, transportar las piezas individuales al sitio y luego volver a ensamblar el árbol con cables de acero, correas de trinquete y pernos.
El negocio de Acree ha prosperado durante más de cinco años, pero se aceleró el año pasado cuando hordas de compradores de viviendas con un patrimonio muy elevado se mudaron al sur de la Florida en medio de la crisis del Covid-19. Si bien los árboles trofeo son una tendencia a nivel nacional, los vendedores de árboles de Miami se han beneficiado particularmente debido a la diversidad de especies disponibles en el área. El sistema de canales de la ciudad también facilita el transporte de árboles en barco sin tener que cortar sus frondosas copas.
Acree cuenta que en los últimos años ha trabajado para instalar árboles masivos en propiedades de celebridades como el cantante Enrique Iglesias. Recientemente presupuestó una reubicación de un árbol para un propietario de Indian Creek Island (Miami) en US$250.000.
Un negocio en crecimiento
Los arquitectos y paisajistas que tratan con grandes nombres están viendo que los acuerdos de no divulgación llegan a sus escritorios como nunca antes, ya que sus adinerados clientes buscan privacidad en sus esfuerzos por diseñar un bello jardín. Tim Johnson, socio de Fernando Wong Outdoor Living Design en Miami, dijo que es una señal de que están teniendo éxito.
“Este negocio nunca estuvo tan activo, estamos haciendo las cosas a una escala impresionante”, dijo, y contó que su empresa recientemente tuvo varios clientes que compraron las casas contiguas a las suyas solo para poder derribarlas y construir jardines más grandes.
Hace unos años, Johnson tuvo un cliente que se trenzó con Michael Jordan en una guerra de ofertas por un roble con tronco de casi 14 metros. El trato por el roble se cerró en un monto de seis cifras -en dólares, por supuesto-.
“Lo ideal es un árbol equilibrado”, dijo Johnson. “Ese roble estaba perfectamente proporcionado y tenía mucho carácter, la forma en que las ramas se disparaban en todas direcciones. Era el roble perfecto “.
El absurdo de la situación no se le escapa al señor Acree. Dijo que sus clientes más ricos son gente de las finanzas y negocios, cuya fortuna eclipsa a la de las estrellas de cine y música. “Si lo quieren, lo tendrán”, dice riendo.
Una vez, se metió en un debate con Enrique Iglesias sobre la dirección en que debería apuntar un árbol que estaba instalando en su propiedad; Acree pensó que la curva del árbol debía alejarse de la casa, como lo haría en el mundo natural, pero Iglesias quería que se inclinara hacia la casa. Contra su propio juicio, lo hizo a la manera del hijo de Julio. Poco tiempo después, el cantante lo llamó para que lo girara hacia atrás.
El atractivo de transportar un árbol de trofeos es fácil de explicar, dijo Raymond Jungles, arquitecto paisajista con sede en Miami. Por un lado, un árbol grande ayuda a mitigar la escala de una casa muy grande. Un árbol único o particularmente viejo, como una obra de arte, también es un gran tema de conversación. Por último, significa que los compradores de alto valor neto no tienen que esperar los años que demanda que un árbol recién plantado crezca en su sitio.
Pagar para no esperar
“Las personas mayores, especialmente, no quieren esperar mucho tiempo para ver un árbol. Lo quieren de inmediato, no quieren demorar 20 años “, dijo. “Y ahora los más jóvenes con dinero, por lo general tampoco quieren esperar”.
Los árboles más importantes pueden variar en precio desde decenas de miles hasta cientos de miles de dólares, dependiendo de su apariencia y de lo difícil que sea acceder a ellos.
“Si está en un jardin trasero y hay cables eléctricos por todas partes y tengo que conseguir grúas enormes para sacarlo, entonces no puedo pagarlo caro”, dijo Acree. “Si el árbol está en el agua donde puedo acercarme a él con una barcaza y llevarlo a otra casa que esté en el agua, entonces ese árbol vale mucho más”.
Acree considera que árboles como el que instaló en Indian Creek Island, un gran baniano indio, son particularmente desafiantes porque a sus trabajadores no se les permite traer equipos grandes por el puente hacia la isla. Todo el equipo debe traerse en barcaza.
No todo se compra ni se vende
Algunos propietarios de árboles están más dispuestos que otros a vender a compradores adinerados. Acree dijo que algunos son escépticos sobre la oferta y creen que está tratando de estafarlos. Otros tienen un apego sentimental al árbol.
“A veces el dueño no lo vendería ni por un millón de dólares”, dijo. “Porque su abuela lo plantó o lo plantó a su papá y cuando surge algo así no hay con qué convencerlos”.
La búsqueda del árbol perfecto ocasionalmente lleva a los propietarios a lugares más lejanos. Michael Chen, un desarrollador inmobiliario de Los Ángeles, dijo que le tomó 18 meses de búsqueda y planificación obsesivas antes de que finalmente instalara la pieza central perfecta para una casa de 65 millones de dólares que estaba construyendo en Beverly Hills. Lo llama el “árbol de la vida”.
Un gran olivo de 150 años importado de La Toscana, Italia, se encuentra en el centro de la casa, encerrado en un patio de vidrio, rodeado por una piscina reflectante poco profunda y colocado contra un fondo de mármol impecable. Se necesitaron 15 trabajadores y una grúa de 110 toneladas para izar el árbol a unos 18 metros en el aire y bajarlo a la casa de manera segura. Dijo que una calle en la elegante zona de Trousdale Estates de Beverly Hills tuvo que cerrarse mientras se realizaba la mudanza forestal.
Después de trabajar con un par de curadores de árboles en California, e insatisfecho con los resultados, un productor en La Toscana lo ayudó a identificar el árbol perfecto, uno de mas de 4 metros con follaje en forma de corazón con dos alas que se abren hacia arriba, como un ángel. “Dije: ‘Esto es todo. Nada más ‘”, dijo Chen. “Es como el árbol de ‘El señor de los anillos’”.
Lo envió al norte de California en un contenedor y luego lo transportó en un camión de plataforma a un estacionamiento que alquiló cerca de la propiedad. Escoltas policiales contratados lo acompañaron hasta el lugar de origen. Un equipo cavó un pozo de dos metros debajo de la casa para acomodar las enormes raíces del árbol. Algunos de los trabajadores del Chen cuestionaron si sobreviviría al viaje. “¡Todo eso por un árbol!”, dijo riendo.
En total, calculó que, si bien el árbol en sí costaba solo alrededor de US$17.000, el costo de llevarlo donde tenía que estar le suponía un gasto adicional de US$40.000.
Deborah Nevins, una diseñadora paisajista con sede en Nueva York, dijo que también ha visto a los propietarios hacer grandes gastos y esfuerzos por el árbol de sus sueños. Una vez, un cliente subió en helicóptero una magnolia grande para su jardín, porque un camión con remolque no podía dar la vuelta en las sinuosas carreteras de Beverly Hills, donde estaba ubicada la casa.
Contó que el árbol, que estaba embalado en una caja de madera, se sujetó al helicóptero con correas y cadenas y luego se bajó al lugar. “Afortunadamente, nadie lo dejó caer en el sitio equivocado”, dijo.
A veces, estas son técnicas iniciadas por horticultores de grandes corporaciones. Walt Disney Company solía reubicar algunos de los árboles más inusuales en las propiedades de su parque perforando el centro del tronco e insertando varillas de acero. Las varillas se utilizan luego como mangos para izar el árbol con una grúa hasta la ubicación deseada. La compañía una vez gastó cerca de un millón de dólares para reubicar un árbol de 17 metros y 85 toneladas en Walt Disney World.
La difícil tarea del traslado
Para mover un árbol gigante, con alrededor de 5 metros de ancho, los propietarios generalmente deben obtener un permiso para transportar una supercarga, lo que a menudo significa pagar una escolta de la policía local o estatal, dependiendo de cuales son las regulaciones locales y de a donde hay que llevar el árbol, explicó Acree.
A menudo, se mueven en medio de la noche cuando las calles están tranquilas. Pueden ocurrir desastres. Una vez, Acree dijo que un colega provocó un gran atasco en una autopista importante en las afueras de Fort Lauderdale y cortó un cable eléctrico porque no había podado el follaje de un árbol lo suficiente antes de salir a la rura. Estaba arrastrando postes de servicios públicos detrás de él. “Le dije: ‘¿Por qué no frenaste?´ Me respondió que no se imaginó que los postes se saldrían”.
Jungles explicó que el comercio de árboles puede ser un negocio poco transparente, y que algunos intermediarios no se preocupan lo suficiente para garantizar la entrega segura o de preparar adecuadamente sus raíces para el trasplante. Algunos también intentan salirse con la suya transportando árboles sin los permisos correspondientes. Los corredores de árboles de buena reputación suelen ofrecer seguros, lo que garantiza su supervivencia durante al menos un año después de la mudanza.
Pero todavía no hay garantías, especialmente si los trabajadores no preparan adecuadamente las raíces del árbol para la replantación. Jungles dijo que una vez le aconsejó a un cliente que pagara US$25.000 por un árbol de lignum vitae para su propiedad. Una semana después de que lo trasladara al sitio, murió.
“Me rompió el corazón”, dijo, y señaló que también lastimó su propio bolsillo ya que se sintió mal y reembolsó al cliente.
Johnson considera que las críticas de que estos procesos ponen a los árboles en riesgo a veces están fuera de lugar, ya que a menudo rescatan árboles que de otro modo serían talados. Su empresa recientemente trajo un kapok de 27 metros para el Four Seasons Hotel en el Surf Club en Miami, que anteriormente había sido propiedad de una compañía azucarera en el centro de Florida. Algunos residentes locales se quejaron de que estaba mal talar un árbol perfectamente sano para poder replantarlo en un proyecto de lujo.
“Cuando lo plantamos, la gente nos acusó de abuso de árboles, pero en realidad lo iban a talar”, dijo. “Al dueño del negocio le preocupaba que se cayera en un huracán y los aplastara”. Eso no es una preocupación para el Surf Club, porque tienen el dinero para podarlo constantemente y mantenerlo seguro.
Acree asegura que tiene un sólido historial de mantener vivos los árboles. Ideó su técnica de cortar el árbol antes del transporte hace años, después de que algunos clientes particularmente exigentes insistieran en que los árboles en su sitio se entregaran con sus copas intactas en lugar de despojarlos del tronco. No querían esperar a que volvieran a brotar más tarde.
“Llamé a todos los que pude y me dijeron: ‘No hay forma de que hagas esto’”, recordó. “Simplemente no pensaban que los árboles vivirían porque nadie lo había hecho antes”.
Desde entonces ha transportado cientos de árboles utilizando la técnica. Explica que cortar los árboles verticalmente, dejando cada pieza con una porción de la raíz y el follaje, los transforma en organismos separados. Si bien la corteza que los rodea vuelve a crecer como una sola, en el interior son árboles vivos separados.
Andre Radandt, ex director ejecutivo de Bolthouse Farms, recientemente contrató a Acree para transportar un ficus para el jardín de una mansión que estaba desarrollando en Miami y fue cortado en tercios. En el transcurso de unos seis meses, Radandt dijo que el árbol se soldó solo. El árbol se convirtió en una característica definitoria de la propiedad, que hace poco se vendió por US$29 millones. “El ficus se amortizó con creces”, dijo Radandt.
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