De qué manera acompañó la arquitectura residencial los cambios de las últimas décadas y el mercado inmobiliario es lo que responden los profesionales del sector
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Cuando algunos años después de llegado del Piamonte, en las primeras décadas del siglo pasado, Alfredo Pierini construyó a pocas cuadras del Abasto las tres unidades de su casa chorizo, pensó que las escrituras de estas propiedades iban a estar para siempre en poder de su familia, que, cada vez más numerosa, seguiría reuniéndose a almorzar todos los fines de semana alrededor de su imponente mesa de cedro.
Hoy, poco menos de 100 años después, ninguna de las tres viviendas de la casa chorizo, la tipología de la época, que construyó don Alfredo, sigue en poder de un Pierini, y lejos de los sueños del abuelo que imaginaba las puertas abiertas y el pasillo común como lugar de juego de sus decenas de nietos, el espacio compartido solo es recorrido ocasionalmente por perros y gatos, preciada y única compañía de los actuales propietarios.
En resumen, los PH se convirtieron en coquetas viviendas de tres profesionales jóvenes, solteros y sin hijos, que cohabitan junto a sus mascotas. Con sus reformas y actualizaciones –convertidos en lofts con entrepisos, terrazas reformuladas, y baños y cocinas renovados-, las unidades remozadas brindan, según sus mismos dueños expresan, la respuesta exacta a sus necesidades. Por cierto, ninguno de ellos imagina ni desea modificar su presente estructura y estatus familiar.
La alianza entre materiales y diseño
Para Maximiliano Álvarez, titular del estudio y desarrolladora Malva, el viejo PH tan característico de la inmigración italiana, se construía pensando en 100 años hacia adelante. “Hoy no sabemos qué va a pasar en los próximos cinco. De todos modos, promediando la segunda mitad del siglo pasado, la técnica y la tecnología llegaron para resolver un montón de cuestiones, intentando seguir los ritmos de los cambios sociales”, analiza.
“Para seguir con el ejemplo del PH, las ventanas colocadas sobre las puertas estaban allí para facilitar el recambio de las capas superiores de aire viciado”, explica el arquitecto en relación con los diseños de los tiempos sin aire acondicionado. Ahora, indica el entrevistado, la tecnología y los materiales permiten otras soluciones y una versatilidad que en la actualidad es clave. “De este modo, las estructuras, sobre todo en lo que es pesado, tienden a ser sintéticas”, subraya.
La versatilidad se traduce en flexibilidad, un concepto que, en algún punto, sintoniza con la nueva familia: ensamblada, monoparental o DINKs (sigla del inglés dual income no kids, es decir, “doble ingreso, sin hijos”), entre otras modelos de este siglo, distintos a la nuclear, matrimonial y heterosexual, tan característica de la centuria que pasó. ¿Cómo acompaña la arquitectura residencial los nuevos vínculos y relacionamientos? Y, por otro lado, ¿se comporta la familia de la misma manera en que lo hacía décadas atrás?
Mientras el hijo mayor pernocta con su pareja en casa, hay matrimonios que exigen cuartos y baños separados. Los niños pueden ir y venir y la relación laboral con quienes nos asisten en las tareas domésticas también se ha reformulado. Como es lógico, estos cambios se expresan en lo estrictamente vinculado con el real estate.
“De lo general a lo particular: hoy viven 15 familias cómodas donde antes vivían una o dos; y, por otro lado, un metraje descubierto puede cotizar tanto como uno cubierto. Una terraza, por ejemplo, una superficie que antes se destinaba a colgar la ropa, ahora es un lugar de encuentro con amigos, entre otras funciones que cumple. Así, el espacio da soporte a un uso y entonces el valor cambia”, ilustra Álvarez. Para el caso, las dependencias de servicio hoy cumplen en un alto porcentaje una función completamente distinta para las que fueron creadas.
Usos y costumbres, hoy como ayer
“En lo estrictamente familiar, cuando en el pasado era el hogar a leña, el lugar que proponía compartir, después reemplazado por la televisión, hoy vuelve a ser el momento de comer la acción capaz de reunirnos. De manera que los espacios que involucren dicha acción son centrales”, comparte Federico Azubel, socio de ATV Arquitectos “Por lo tanto, las grandes cocinas son para vivir, y las salas de estar se convierten en espacios para compartir los momentos de comer y de trabajo conjunto para la familia ampliada”.
Para el arquitecto, el resto de la vivienda también se reformula en el contexto actual. “Los dormitorios se convierten en grandes suites, y las habitaciones secundarias y los baños comparten una inclinación por la intimidad y la introspección”, describe, destacando también la conexión con la naturaleza y el aire, que inducen a la pausa y a la búsqueda del equilibrio, evadiendo de este modo la necesidad de huir de la ciudad.
“Se busca que el exterior penetre en el interior con patios, balcones y jardines propios, que intentan dar respuestas a las transformaciones que como sociedad vamos presentando”, especifica Azubel. En este sentido, las fuentes coinciden: para una sociedad que atravesó la experiencia de la pandemia, las casas en altura se proponen como una tipología que da respuestas a las demandas y los requerimientos vinculados con la necesidad de espacios al aire libre.
Pero en lo relacionado con los usos y costumbres, todavía hay más. Mientras ayer se iba de casa al trabajo y del trabajo a casa, hoy, tal vez, no haya ninguna necesidad de viajar para arribar al espacio laboral. El home-office tiene la exigencia de sacar provecho de los espacios y, también actúa como un disparador para repensar las casas, al igual que los cambios ambientales.
“Los proyectos se modifican en varios aspectos en función a estos nuevos hábitos”, responde Martín Bonet, socio de EV Estudio, apelando al ejemplo. “Actualmente, la mayoría de las casas cuentan con un lugar de usos múltiples asociados al trabajo y al estudio, al que también se le comenzó a dar más protagonismo a sus vistas y su entorno. Antes el típico escritorio era un sector con pocos privilegios estéticos. Hoy eso también cambió, ya que el cliente pasa mucho tiempo allí y busca que el espacio sea agradable”, puntualiza.
Afuera y adentro
La exigencia de un lugar para trabajar no es solamente unifamiliar. Los nuevos desarrollos, de todas las categorías, contemplan espacios y prestaciones que tienen finalidad y sentido: sintonizar con una nueva forma de habitar, vinculada, a la vez, al tiempo que nos toca vivir. Así, comienzan a proyectarse y a instalarse los cargadores eléctricos en las cocheras en línea con la movilidad con base en energías no fósiles, como también paneles solares y otras instalaciones orientadas al consumo responsable.
Cambian los desarrollos y con ellos, el negocio. Metros cuadrados que antes eran comercializables, hoy se transforman en espacios comunes. “Al clásico SUM se le suman espacios grupales de entretenimiento, lugares pensados para el disfrute y el encuentro social. Se introduce además el coworking, como ejemplo de estar atentos a las nuevas necesidades”, describe y enumera Diego Rybka, socio y director Comercial de la desarrolladora Uno en Uno.
Desarrollos enfocados en los usos mixtos se inscriben en las nuevas tendencias que combinan lo profesional y lo residencial. Y en los countries y urbanizaciones cerradas, los centros comerciales y de esparcimiento adhieren al concepto de ciudad de los 15 minutos, las distancias a recorrer necesarias para, en teoría, satisfacer todas nuestras necesidades.
Y también hacia adentro hay cambios. “Creamos Juntos o Solos, apuntando a una situación social en particular: se separan tantas parejas como se unen, y la idea es que, si te separás, puedas llevarte tus muebles y completarlos con otros nuevos”, explica Federico Fontenla, creador de la línea y director general de FC Hogar & Deco y Fontenla, la empresa de diseño de muebles que supo leer los datos de que en los últimos dos años se alcanzó el récord histórico de separaciones y rupturas.
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