Qué pasará con la demanda de departamentos, cómo impactará en los precios, y qué cambios habrá en la oferta y las expensas de los edificios de más de 30 años en esa zona
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El colapso de la Champlain Tower en Surfside podría afectar al mercado inmobiliario de la playa, justo en el momento en que toda el área está en plena ebullición. “Lo que pasó va a tener una consecuencia negativa en los edificios de cierta edad, de cuatro décadas para arriba o los que se acercan a hacer la certificación estructural, eléctrica y de incendio que se hace a los 40 años”, opina Edgardo Defortuna, presidente de Fortune International, una de las empresas desarrolladoras líderes del sur de Florida.
“A partir de esto, es muy posible que las ciudades vayan a reaccionar casi hasta el otro extremo de ser muy exigentes y requerir muchas inspecciones y controles, lo que causaría que los edificios antiguos generen potenciales expensas extraordinarias o special assesments”, agrega. “Es lógico que quienes tengan unidades en esos edificios estén preocupados por esos costos y empiecen a vender ese tipo de departamentos para tratar de salir. En algunos casos, por temor y en otros, por potenciales costos que se generen”, asegura.
Desde que pasó el huracán Andrew en 1992, se creó un nuevo código de edificación que posteriormente fue ajustado en 1996. “Con los edificios modernos es posible que pase lo contrario y quizás puedan registrar más demanda. Las construcciones desde 1992 son mucho más sólidas. Hoy se hacen estudios de suelo muy importantes para determinar qué tipo de composición debe tener la fundación. Nosotros en todos los edificios nuevos que hacemos ponemos un equipo de monitoreo de vibraciones adyacentes a los nuestros, para estar seguros de que ninguno de los edificios de los costados se vea afectado por nuestra demolición o construcción de fundaciones y pilotes”, sostiene.
Para Demian Pack, agente de ventas de Dezer Platinum Realty, todavía es muy temprano para sacar una conclusión. “Creo que se van a superponer dos cosas a la demanda sostenida que hay en general en Miami, la gente va a diferenciar determinados edificios. Después del huracán Andrew cambió todo el código de edificación y va a haber gente que esté preocupada puntualmente por eso y se convierta en un item más a tener en cuenta a la hora de invertir”, dice Pack.
Según cuenta, muchos edificios posponen algunas obras de refacción, a veces porque los mismos propietarios -especialmente cuando es gente mayor que son de sus primeros residentes- no quieren costear un aumento de expensas. “Pero si te aumenta la presión regulatoria y la presión del público, a muchos edificios que estaban postergando las expensas extraordinarias les va a impactar y el costo de mantenimiento puede subir. Gente que estaba muy enganchada buscando propiedades se frenará a ver qué pasa, pero también habrá oportunistas que se van a mandar y quizás hagan buen negocio”, relata.
Por su parte, Mauro Ignacio Rodríguez, de Giuliana Realty, no cree que esto influya en los precios de las propiedades de la zona en el mediano plazo. “Quizá unos días se frenen las búsquedas en esa área puntual, pero hay pocas propiedades a la venta y todo está alquilado. No creo que esto incida demasiado”, opina.
Hasta el 23 de junio a la noche, todo en Champlain Tower fue normal, incluso las operaciones de compraventa. De hecho, una semana antes del derrumbe, se vendió el departamento 910 con tres dormitorios y dos baños por US$710.000, US$45.000 menos de lo que estaban pidiendo. Aunque la unidad más linda del edificio con vista total al mar se vendió hace poco más de un mes, el último 11 de mayo. Un comprador pagó por el penthouse que hoy ya no existe, US$2,88 millones, ni un centavo menos de lo que pedía el precio de lista.
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