La opinión controversial de -presuntamente- uno de los vecinos es que las subas se están aplicando “para depurar” el nivel de gente que vive en el edificio
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El ida y vuelta de pegar cartelitos en los ascensores es moneda corriente para quienes viven en edificios y quieren dejar mensajes para los vecinos . Muchas veces se pegan notas en las que avisan a todos los convivientes de algún evento o mismo se quejan anónimamente sobre alguien que perturba la paz de la vida en comunidad o que tira basura al patio del primer piso. Esta vez, fue Antonella la que agarró cinta, birome y un papel para dejar su opinión a los vecinos. ¿El motivo? “Nos aumentaron las expensas un 91% en seis meses”, dice frustrada.
“En mi primer mensaje pedí un explicación a los aumentos porque me parece que es mucho. El cartel que pegué decía que yo hacía esto para visibilizar la situación, que sé que en el edificio viven jubilados que ganan la mínima, que yo soy empleada de educación y no es un edificio con gente de alto poder adquisitivo”, expresa en diálogo con LA NACION.
A sus 26 años, alquila con su novio un departamento en avenida Monroe, en el límite entre los barrios porteños de Belgrano y Villa Urquiza, desde junio del año pasado. Cuenta que cuando se mudó las expensas le costaban $2000, hubo un aumento de $300 que se mantuvo unos meses pero los últimos tres meses los aumentos estuvieron entre $500 y $1000 cada mes, llegando a los $4475 en poco tiempo. Ante la situación, un amigo la alentó a que los subiera a las redes para difundir su problema y, como ella no tiene cuenta de Twitter, él lo hizo en su nombre desde su perfil en un hilo que hoy acumula más de 8000 “me gusta” y recolecta unos cuantos comentarios de apoyo, contestación y asesoría para el caso.
Pero no fue la denuncia por los aumentos lo que se viralizó sino la respuesta de -asume ella- uno de los vecinos: “Las expensas suben y van a seguir subiendo. El que no puede pagar tendrá que buscar otro lugar. Voy a sincerar algo, las estamos subiendo para depurar, el nivel del edificio debe subir y la única manera es aumentando el tesoro. No es nada personal”, le respondió en una hoja cuadriculada el susodicho. Indignada, ella se tomó el trabajo de replicar y explicar el origen de su queja: “Su excelentísima alteza: primero, lamento que firme de manera anónima; segundo, también lamento (mucho) la completa ausencia de empatía en tu persona; tercero, quería señalarte que es una actitud extremadamente clasista y aristocrática; cuarto, también lamento avisarte, que te guste o no, nos vas a tener que seguir aguantando en el `tesoro´ aunque no seamos parte del nivel que pretendés. Buen día para vos!”.
La historia no terminó ahí. “El conflicto sigue”, escribe el amigo que lo publicó en la red social bajo el usuario @elnuevomariscal, y adjuntó en fotos la respuesta final de este presunto vecino, quien no dudó en arremeter contra ella al decir que había convertido al intercambio en “una panfleteada de barricada bolchevique”, entre otros insultos.
Antonella intentó buscarle una explicación a los aumentos. En los últimos meses habían estado pintando el interior de los espacios comunes del edificio, como los patios internos aunque todavía quedan espacios sin terminar, y se le ocurrió que podría deberse a eso. Consultó al grupo de Inquilinos Asociados, quienes le explicaron que en la nueva Ley de Alquileres se aclara que es el propietario quien debe asumir los gastos extraordinarios y no el inquilino: “Las expensas ordinarias deben ser pagadas por el inquilino, y las expensas extraordinarias, cargas y contribuciones que graven el inmueble deben ser afrontados por el locador”, dice la normativa. Insiste en este punto Nicolás Rossi, uno de los fundadores de Octavo Piso -el sistema web de gestión de consorcios y barrios cerrados-: “Según la nueva Ley, todo cambio que se haga para agregarle valor a propiedad como tal es extraordinario y en la teoría lo debería pagar el propietario, como renovar el equipamiento para el SUM o los ascensores. Pero en la letra chica no siempre los administradores se toman el trabajo de computarlo como gasto extraordinario, o el inquilino se da cuenta y se lo pasa al propietario, o no siempre el propietario viendo todo eso lo paga, sobre todo si hay un contrato informal”. No obstante, “como los aumentos coinciden con los trabajos de pintura sospecho de que hay algo que estamos pagando y no nos corresponde”, analiza la inquilina perjudicada.
La respuesta oficial de parte de la dueña de la propiedad fue que habían arreglado cañerías en el edificio, gasto que ella misma dice que pagan los inquilinos en otros de los edificios que posee (a pesar de que la ley indica lo contrario). Sin embargo, la inquilina se queja de que no es deber suyo cubrir esos gastos de refacciones “porque la ley dice una cosa y acá se hace otra”. “No te saben decir si van a seguir aumentando o no”, cuestiona y manifiesta que le preocupan los posibles futuros aumentos.
Otro de los argumentos de la dueña es que la administradora había aumentado sus honorarios después de un año de no ajustarlos. Según Rossi, “en general las subas de honorarios del administrador se dan por asamblea. Puede pasar que pacten un aumento del 10% ahora y 10% en tres meses. Pero el monto se mantiene por los meses establecidos. Con la pandemia, muchas administraciones no se podían reunir, no actualizaron por dos años los honorarios y ahora ajustan un 100%”. Una vecina, que a su vez es propietaria, le comentó que habían acordado en asamblea de enero que el aumento se iba a aplicar cada tres meses. Pero su factura no refleja eso. Reclamó también por ese motivo porque -en caso de que se deba a un aumento en los honorarios de la administradora- no figuran detallados como tal en los papeles y “o hubo un error o pasó algo y no lo que están poniendo”, opina, mientras que también solicita: “Más allá del precio, debería saber por qué aumentan tanto”. “No podés estar todos los meses sin saber a cuánto más te van a aumentar las expensas”, le manifestó a la propietaria. Si bien la dueña entiende este argumento, la inquilina comenta que ésta “se justifica diciendo que el alquiler estaba barato y que las expensas con un poco de aumento no está tan mal, pero no es así”.
Por qué pueden aumentar de repente las expensas
Los aumentos de expensas vertiginosos es algo que “le pasa a mucha gente”, según la voz oficial de Octavo Piso. De acuerdo a su visión, hay varios factores que pueden intervenir en estos cambios:
- La retirada de la ayuda estatal. “Durante la pandemia, muchos consorcios estuvieron subvencionados porque las administraciones presentaban el programa de asistencia de emergencia ATP. Los costos de los encargados, que dependiendo del consorcio podían ser de entre el 30% y 50%, no estaban incluidos en la expensa. Entonces entraste a edificio en el que pagabas bajas expensas y de repente ese beneficio deja de estar y pagás más, que en realidad es algo que no estabas pagando”.
- Los sueldos. “El Sindicato Único de Trabajadores de Edificios de Renta y Horizontal (SUTERH) acordó aumentos, un bono de $8000 a pagar todos los meses excepto diciembre y enero, entonces es muy difícil que el sueldo del encargado quede por detrás de la inflación. Eso automáticamente suma a los montos y en diciembre apareció un monto del 20% que se paga por encima del aguinaldo que es un bono para el encargado del edificio”.
- Las suplencias durante las vacaciones. “En verano hay suplencias de los encargados y es como tener dos empleados a quienes pagarle el sueldo, entonces el costo es mayor”, dice.
- La cantidad de unidades. Si hay pocas unidades entre quienes se deben repartir los gastos, los costos son proporcionalmente mayores.
- La cobrabilidad de la morosidad. Cuantas más unidades deban plata, ante la necesidad del consorcio de pagar determinadas refacciones son las unidades que sí cumplen con los pagos las que tienen que cancelar su deuda y la de las viviendas que no lo pagan.
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