La nueva película de Netflix, Blonde , se filmó en algunas de las casas de la vida real de la actriz, que todavía están en pie hoy.
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En la película biográfica ficticia Blonde, Ana de Armas intenta capturar a Marilyn Monroe en toda su complejidad. Escrita y dirigida por Andrew Dominik, y basada en la novela del mismo nombre de Joyce Carol Oates de 1999, la provocativa película, con secuencias entrelazadas en blanco y negro y en color, es una interpretación impresionista de la vida de la icónica actriz. Narra la caótica infancia de la joven Norma Jeane Mortenson con su madre enferma mental Gladys (Julianne Nicholson), su anhelo de toda la vida por su padre ausente y los castings que experimentó la pinup rubia platino; también se refiere a los múltiples (rumores) de abortos de Monroe, matrimonios con el jugador de beisbol Joe DiMaggio (Bobby Cannavale) y el dramaturgo ganador del Premio Pulitzer Arthur Miller (Adrian Brody), y su muerte en 1962 por una sobredosis de barbitúricos a los 36 años.
Incorporando clips de algunas de las películas de Monroe, incluyendo La comezón del séptimo año, Los hombres las prefieren rubias y Una Eva y dos Adanes, la película de Netflix, que probablemente obtuvo su calificación de prohibida para 17 por una escena de sexo entre la estrella vulnerable y el presidente John F. Kennedy (Caspar Phillipson ), recorre algunas de las direcciones reales que Monroe llamaba hogar. El humilde departamento de Los Ángeles que compartió con su madre, por ejemplo, está prácticamente en las mismas condiciones que cuando Monroe vivía allí.
En su residencia final, una casa de estilo colonial español en Brentwood, California, la producción restauró el dormitorio de Monroe a su estado original. Según los informes, vivió en más de 40 lugares durante su vida, y algunas son propiedades notables (penthouses de lujo, mansiones de Hollywood y propiedades de Connecticut) donde la sirena de la pantalla pasó momentos fundamentales.
Mansión de estilo mediterráneo en Hollywood Hills
Después de estadías en una residencia solo para mujeres, una variedad de departamentos y hoteles en Los Ángeles, y la casa de su agente en Beverly Hills (quien dejó a su esposa por ella), en 1952, Monroe alquiló una casa en la que ella y DiMaggio finalmente vivieron durante su breve matrimonio. Construida en 1938, la villa de estilo español de dos pisos, amurallada y cerrada, de 310 metros cuadrados, tiene cuatro dormitorios, cuatro baños y medio y una sala de estar con techo con vigas de madera y puertas francesas que se abren a una terraza de terracota con vistas al cañón. La casa de Hollywood Hills da a Runyon Canyon.
Penthouse con estilo normandio francés en West Hollywood
Antes de que Monroe y DiMaggio terminaran, a menos de un año de haberse casado, la estrella del béisbol acompañó a su esposa a la ciudad de Nueva York, donde se hospedaron en una suite del hotel St. Regis mientras ella filmaba La comezón del séptimo año (como se muestra en Blonde, DiMaggio se opuso violentamente a la famosa escena de Monroe con la rejilla del metro en la que se volaba la falda de su vestido blanco). Después de que la pareja se separó, ella se fue a vivir a un penthouse de West Hollywood al estilo de la Normandía francesa, en un edificio de 1930 diseñado por los arquitectos Leland Bryant y Samuel Coine. El ático de los Apartamentos Voltaire (como se conocía en 1954) todavía tiene ventanales del piso al techo y vistas a la ciudad. Ahora renombrado Granville Towers, el edificio ha sido el hogar de muchos nombres famosos, incluidos David Bowie y Nora Ephron.
Un hotel donde fue feliz
Marilyn Monroe dijo alguna vez que los años más felices de su carrera los pasó cuando vivió en una de las habitaciones de la terraza central del Hollywood Roosevelt. Durante la década de los 50, por dos años, la habitación 229 del segundo piso fue ocupada por la actriz desde donde se podía ver la afamada piscina Tropical del hotel que abrió sus puertas en 1927. En esa pisina se realizó la primera sesión fotográfica comercial de Marilyn Monroe,. Y el hotel fue el lugar donde se celebraron y entregaron los primeros premios Oscar, de la Academia de Cine y Artes de Hollywood, tan solo dos años después de su inauguración, el Hollywood Roosevelt vio pasar a las más importantes estrellas del momento a recibir estatuillas de los Oscar en 1929, en una ceremonia que duró menos de media hora.
Hotel y clases de actuación en Nueva York; vida familiar en Connecticut
Más tarde ese año, cuando Monroe se mudó a Nueva York en un esfuerzo por reinventarse tomando clases de actuación con Lee Strasberg en el Actors Studio, vivía en un hotel cerca del estudio de su amigo, el fotógrafo Milton H. Greene (algunas de sus las imágenes se recrean en Blonde). Se quedó con Greene, y se convirtió en vicepresidenta de su nueva productora cinematográfica, y su familia de forma intermitente en una suite de invitados adyacente a su casa de campo en Connecticut desde 1954 hasta el verano de 1956, cuando se casó con Arthur Miller, a quien había comenzado a ver después de volver a conectarse con él en la apertura de 1955 de su obra Una vista desde un puente.
Casa molino en las playas de los Hamptons
Es posible que Monroe no haya vivido en esta casa, pero aun así jugó un papel importante en su vida. Después de una ceremonia civil en el Palacio de Justicia del Condado de Westchester en White Plains en 1956, Monroe y Miller tuvieron una segunda ceremonia judía y una pequeña recepción en el jardín de Westchester, Nueva York, hogar del agente de Miller, Kay Brown. La residencia de 399 metros cuadrados, cuatro dormitorios y seis baños, construida en 1948, todavía cuenta con una suite privada para invitados en el primer piso, una sala de estar con paredes de vidrio, chimeneas de estilo europeo, puertas arqueadas, pisos de parquet, ventanas emplomadas y muebles forjados elementos de hierro, incluido un balcón del segundo piso.
Pero con seguridad, la pareja pasó veranos en East Hampton, las exclusivas playas de la alta sociedad de Nueva York, en una propiedad en forma de molino. La vivienda fue construida en el siglo XIX, y tuvo entre sus visitantes de verano a Marilyn Monroe junto a Arthur Miller cuando buscaban lugares tranquilos y solitarios para escapar del asedio de la prensa. Conocida como WindMill, en Amagansett, la estructura fue construida por los descendientes de los primeros colonos holandeses que arribaron por primera vez a Estados Unidos. Aseguran que el molino, que permanece en funcionamiento, fue hecho en 1830, y convertido en una casa en 1950. La vivienda tiene 130 m² de espacio habitable y el interior del molino tiene un diseño único dentro de los tres niveles.
Departamento en Nueva York
Aunque muchos edificios de la ciudad de Nueva York evitan los pisos 13, esa era la ubicación del aireado apartamento de East 57th Street de antes de la guerra, donde Monroe y Miller vivían mientras Miller escribía el guion de lo que sería la última película de su esposa, Los inadaptados, de 1961. El departamento de 203 metros cuadrados, tres habitaciones y tres baños y medio, tiene techos altos, una chimenea a leña e impresionantes vistas de la ciudad, del puente de Queensboro y el East River. Actualmente, está a la venta.
Vivienda estilo colonial, en Connecticut
La pareja también pasó un tiempo en la granja de Miller con listones de madera de la era de la Guerra Revolucionaria de 1769 y 141 hectáreas en Roxbury, Connecticut. El matrimonio pensó en derribar la casa de cuatro habitaciones que Miller compró en 1949 después de escribir La muerte de un viajante, y reemplazarla con un nuevo diseño que Monroe le había encargado a Frank Lloyd Wright. Pero a Miller no le gustó el plan del famoso arquitecto y no quería emprender una renovación total. El escritor vivió allí hasta su muerte en 2005, solicitando que lo llevaran allí desde el departamento de su hermana en la ciudad de Nueva York mientras estaba en un hospicio. Tras su muerte, Miller donó 22 hectáreas a Roxbury Land Trust y, en 2015, su hija Rebecca (que tuvo con su tercera esposa, Inge Morath) donó 40 hectáreas adicionales.
Mansión mediterránea en Los Ángeles
Cuando el matrimonio cada vez más frágil de Monroe con Miller terminó después de cinco años, ella compró su primera casa, que describió como “una linda casita estilo mexicano con ocho habitaciones”. El diseño colonial español de 1929, en forma de letra L con un techo de tejas rojas en un callejón sin salida, tenía paredes de estuco blanco, paredes de adobe y techos con vigas de madera. El dormitorio de Monroe tenía una chimenea de azulejos, al igual que la sala de estar, con puertas que daban a un patio. Vivió en el lugar, al que llamó su fortaleza, durante apenas seis meses antes de su trágica muerte en esa casa.
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