Los pueblos chicos tienen varias ventajas, entre ellas poder conseguir propiedades más grandes y accesibles para vivir
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En todo el mundo, y en especial a partir de la pandemia, la gente parece haber comenzado un éxodo hacia zonas y pueblos donde reina la calma y la seguridad. Uno de los lugares donde este fenómeno se intensificó en los últimos tiempos fue España. Allí cada vez son más las personas que parecen estar a la caza de propiedades amplias desarrolladas en entornos urbanos que no sólo son más calmos, sino que también suelen haber conservado sus tradiciones. Aquí, en esta nota, te contamos las cuatro principales ventajas de vivir en un pueblo chico.
Volver al verde
Sin dudas, el gris de la ciudad y sus grandes moles de cemento parecen no ser el lugar predilecto de toda la gente. Existen cada vez más personas que necesitan volver al verde y entablar un contacto mucho más estrecho con la naturaleza. Esto es algo que los pueblos ofrecen a sus residentes.
Según se sabe, las villas o los poblados suelen contar con paisajes verdes, tranquilidad y aire mucho más puro que el de cualquier urbe. Esto no sólo logra generar un impacto directo en la vida cotidiana de sus habitantes, sino que también se traduce en una mejora en su salud, logrando el fortalecimiento tanto del sistema respiratorio como cardiovascular.
Pero esto no termina allí, menos edificios permite un mayor ingreso del sol, lo que se traduce en un incremento en la generación de la vitamina D, que resulta vital para el buen funcionamiento del organismo, facilitando la absorción de calcio y el fortalecimiento de los huesos y del sistema inmunológico en general. Un dato no menor: cuanto más contacto con el sol, mejor es el estado de ánimo de los pobladores.
Menos estrés
Vivir en un pueblo o en una pequeña villa reduce el riesgo de sufrir estrés. Este tipo de lugares propone muchas menos corridas, menos problemas con el tránsito y con los horarios y por sobre todas las cosas facilita el contacto no sólo con uno mismo, sino también con el entorno.
Según los especialistas, estos escenarios favorecen a bajar el nivel de preocupaciones, permiten afrontar los problemas con más calma, ayudan a concentrarse mejor. Además, mejoran la autoestima y se convierten en grandes aliados contra el envejecimiento prematuro.
Mejora la sociabilidad
Los profesionales de psicología afirman que estos lugares ayudan para mejorar, en la mayoría de los casos, las relaciones interpersonales. Dado que en este tipo de sitios resulta vital la construcción de una red de contención y ayuda, facilitando el respeto por el otro y la colaboración. Otro de los beneficios es que, en consecuencia, termina generándose un aumento del sentimiento de pertenencia, de la tolerancia, la empatía y la solidaridad. Todo esto, sumado, termina colaborando para mejorar la seguridad del lugar y el cuidado del entorno.
Casas más grandes y accesibles
Vender la propiedad en una ciudad para mudarse a un pueblo también le suele permitir a las personas ganar en metros cuadrados y en calidad constructiva. Sabido es que las propiedades en las grandes urbes suelen tener precios por metros cuadrados mucho más elevados que el que se puede pagar en un pueblo. En casi cualquier lugar del mundo, dejar una vivienda de 50 metros cuadrados en una ciudad permite duplicar o triplicar la superficie del inmueble si se traslada a una zona suburbana.
Los que saben sostienen que comprar una vivienda en un municipio de menos de 4500 o 5000 habitantes por ejemplo en España es, como mínimo, un 52% más barato que hacerlo en una de las ciudades más importantes de aquel país. Por ejemplo, el valor promedio del m² en el municipio El Carpio de Tajo (Toledo), en abril de 2023 era de €407/m², mientras que el precio promedio de una vivienda en Madrid era de €3977/m² estando a 50 minutos en auto.
También resulta mucho más accesible afrontar desde el mantenimiento de la propiedad hasta los costos de vida que se encuentran vinculados con el día a día de cada familia. Como si fuese poco todo lo antes mencionado, en muchos casos, aquellos que deciden ir a vivir fuera de las ciudades suelen contar con beneficios impositivos, ya que algunos pueblos se encuentran en riesgo de despoblación. Es por ello que algunos municipios ofrecen desde deducciones por el alquiler, hasta facilidades para la adquisición o para rehabilitación de la vivienda.
Éstos pueden llegar hasta el 20% de las cantidades pagadas (con un límite máximo que oscila entre los €700 y los €10.000 anuales). También se ofrecen bonificaciones en el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones por adquirir bienes inmuebles situados en municipios con menos de 5000 habitantes o con una densidad de población inferior a 12,5 habitantes por kilómetro cuadrados.
Los especialistas sugieren que quienes estén buscando destinos españoles económicos para radicarse deben tener en cuenta tanto a Alicante como a Ciudad Real. “Según algunos indicadores, las ciudades más caras de España, en la actualidad, son Madrid y Barcelona. Allí el costo de vida es un 20% más alto que la media nacional. Mientras que las ciudades más baratas son Elda-Petrer (Alicante) y Puertollano (Ciudad Real), con un costo de vida un 31% más bajo que la media”, afirman los brokers inmobiliarios.
LA NACIONTemas
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