Construida en 1684, la residencia oficial de los primeros ministros del Reino Unido es parte de la historia del país
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Apenas 44 días después de asumir como primera ministra de Gran Bretaña y ser recibida por la reina Isabel en su última reunión oficial a días antes de morir, Liz Truss renunció a su cargo. La funcionaria pública, como todos sus colegas que la precedieron en el puesto, tuvieron el honor de vivir en la residencia oficial asignada a los Primeros Ministros Británicos. Se trata de 10 Downing Street, la casa con la famosa puerta negra en plena ciudad de Londres, Inglaterra.
Originalmente, la propiedad estaba dividida en tres casas distintas. Una en el fondo con vistas a St. James’s Park, la casa que originalmente tenía el número 10 -que le da el nombre a la propiedad y que fue construida por Sir George Downing entre 1682 y 1684- y una cabaña a su lado. En el siglo VIII se unió a un edificio espacioso detrás de ella y la posterior expansión hacia los números 11 y 12 de Downing Street hace engorroso el cálculo de la superficie final de la casa, aunque estiman que son aproximadamente 3800 m².
Quien le dio el uso de residencia oficial para los primeros ministros fue Robert Walpole, considerado como el primero en ocupar este cargo público, luego de que el Rey Jorge II se la entregara en agradecimiento por la prestación de sus servicios en 1732. A pesar de que el regalo pretendía ser privado, Walpole decidió compartirlo con sus sucesores. Desde entonces, 10 Downing Street funciona como la oficina del Primer Ministro, recepción de los invitados del Rey Carlos III y líderes mundiales, espacio para celebrar eventos y recepciones benéficas.
La ubicación es uno de sus factores claves para su función. La casa con el 10 que los turistas a menudo visitan para fotografiar se encuentra cerca del palacio de Westminster, donde trabaja el parlamento del Reino Unido, y del palacio de Buckingham, donde reside el actual Rey Carlos III.
Y si la ubicación no llegara a ser suficiente, lograrían que la distancia no fuera un problema. La Guerra Fría estaba por ver la recta final cuando en 1982 Margaret Thatcher ordenó que se colocara una línea telefónica directa con la Casa Blanca en Estados Unidos en caso de emergencia nuclear o conflicto bélico.
Un dato que no todos saben es que la puerta negra que tanto caracteriza la propiedad no es de madera como parece sino de acero reforzado para una mejor seguridad. Hay dos réplicas más, una con la cual se va alternando la actual y la otra que está expuesta en el Imperial War Museum. Se reconocen en esta emblemática entrada la lámpara y el llamador que golpea la puerta en forma de león que se incorporaron entre 1770 y 1782 por Lord Frederick North. Este acceso de color negro combina con los ladrillos que revisten la fachada de la propiedad, también negros.
A lo largo de los años, la casa atravesó varias renovaciones y reformas. La primera fue cuando Walpole contrató al arquitecto William Kent para unificar las tres casas para crear la propiedad como hoy la conocemos. Uno de los cambios estructurales se debió a que parte de la estructura sucumbió ante los bombardeos alemanes del Blitz, cuando explosivos dañaron la cocina y algunas habitaciones al mismo tiempo que el ex primer ministro Winston Churchill estaba desayunando ahí. La consecuente refacción sirvió, no solo para renovar el lugar, sino también para revelar un detalle que pasaba desapercibido. Los ladrillos del frente originalmente eran amarillos, pero el paso del tiempo y la suciedad que conlleva los habían oscurecido notablemente. Dado que el frente ya estaba directamente asociado al negro, las autoridades decidieron pintarla de este color como permanece hasta el día de hoy.
Una situación similar ocurrió en 1991, cuando una explosión causada por una bomba del Ejército Republicano Irlandés Auténtico destrozó algunos ambientes del inmueble. Al día de hoy, todavía se pueden ver las astillas incrustadas en el techo de escayola del edificio como consecuencia de la detonación.
La propiedad de aproximadamente 3800 m² es amplia y cuenta con varias salas de conferencias y comedores donde los funcionaron reciben a representantes políticos tanto nacionales como del mundo. Por dentro, uno de sus lugares más conocidos popularmente son las escaleras principales con barandas de madera y hierro forjado. Mientras se transita por ésta se pueden apreciar cuadros en la pared lindera con el retrato de todos los ex funcionarios que ejercieron ese cargo en el pasado.
El inmueble tiene aproximadamente 100 habitaciones, entre salas de reunión, oficinas, salas de estar y dormitorios. Por su parte, la residencia privada donde vive el primer ministro y su familia está fuera del alcance público en el tercer piso de la casa. Si hay algo que es común a toda la propiedad es su elegante decoración. Muchos ambientes tienen su propia chimenea y obras de arte en sus paredes.
Un aspecto pintoresco, aunque también fuertemente criticado por el pueblo inglés, es la figura del gato Larry. Desde el siglo XVI que en Downing Street habita un gato encargado de cazar posibles ratas que ronden por la propiedad, aunque desde 2011 que el felino es reconocido con el cargo oficial de Ratonero Jefe de la Oficina del Gabinete.