Está ubicada a 32 metros de altura con vista exclusiva al Golfo de Salerno y completamente aislada de la civilización; allí se filmó una película de Jean-Luc Godard
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Fue el refugio de un escritor italiano y más tarde se convirtió en el escenario de películas y publicidades famosas. Ubicada en el costado de un acantilado sobre el Mediterráneo, al este de Capri en Italia, la Casa Malaparte sigue conquistando a arquitectos de todo el mundo aún 85 años después de haber sido construida.
Se trata de una obra de 1938 que es considerada uno de los mejores ejemplos de la arquitectura moderna italiana. En las últimas horas, el arquitecto Javier Rubio reflotó en un hilo de Twitter la historia de la propiedad, que está a 32 metros de altura sobre un acantilado, con vista exclusiva al Golfo de Salerno y completamente aislada de la civilización. Al inmueble solo es posible llegar a pie o en barco.
Inicialmente, el escritor italiano Curzio Malaparte contrató al arquitecto racionalista Adalberto Libera para diseñar la propiedad, pero su carácter lo llevó a apropiarse del proceso creativo. Es que para él, la casa debía ser un reflejo suyo, un lugar para la escritura solitaria y la contemplación, pero la idea inicial del profesional le había parecido demasiado “racionalista y lineal”. Tras una discusión, Malaparte quedó a cargo del proyecto, que dirigió junto a la ayuda de albañiles locales.
La Casa Malaparte sobresale en medio del paisaje y, al mismo tiempo, busca relacionarse de forma armónica con la naturaleza, para lo que, entre otras cosas, se construyó con piedra local extraída del sitio. Se puede llegar a ella desde el mar, con unas escaleras colocadas a mediados de 1940, y a pie luego de caminar cuatro kilómetros, según cuenta el arquitecto en Twitter. A la construcción, característica por su color rojo, se accede por una escalera en pirámide invertida de 99 peldaños que conducen a una cubierta plana.
Anclada a la piedra con una monumentalidad clásica pero adaptándose a la escala doméstica moderna, la casa se posa sobre el acantilado.
— Javi Rubio (@javierubioo) April 19, 2022
A su vez, da la sensación de estar arraigada al lugar, como si hubiese brotado y la escalinata le ayudara a crecer.
¿Pero... y esa escalera? pic.twitter.com/zNmkl7bBGr
El interior de la propiedad se distribuye en tres niveles y se caracteriza por ser “hermético”. En la planta baja se encuentra la zona de servicios, bodegas y lavandería; en el primer piso está el acceso a la casa, la cocina y los dormitorios de invitados; en el último piso está el espacio principal que pertenecía al escritor, con dos habitaciones principales que conectan a un estudio.
Tras la muerte de Malaparte en 1957, la casa quedó abandonada. El escritor la había dejado en herencia a la República Popular de China, pero el legado fue impugnado por la familia más tarde. Los años siguientes, la propiedad siguió deteriorándose. En 1961, Jean-Luc Godard grabó allí la película Le Mepris. Recién en la década de 1980 se inició un proceso de restauración, encabezado por el sobrino-nieto del escritor, Niccolo Rositani. Ahora, la Casa Malaparte es un lugar de estudio para los arquitectos de todo el mundo.
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