Cerca de 1200 casonas de estilo francés de la ciudad que figuran en una lista de viviendas protegidas publicada este año
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En un pequeño rincón en el corazón de Hanói, Nguyen Manh Tri examina la casa antigua que ama desde su infancia, pero que ahora debe abandonar a medida que sus cimientos se resquebrajan, el tejado se desmorona y la escalera se dobla.
Tri, de 47 años, vive en tres habitaciones de la casa subdividida, una de las cerca de 1200 casonas de estilo francés de la ciudad que figuran en una lista de viviendas protegidas publicada este año. Las cinco familias que viven en ella se enfrentan a condiciones de hacinamiento, humedad y ruido.
La mayoría de estas casas tienen cerca de un siglo. Fueron construidas durante la dominación colonial francesa y se han degradado por el paso del tiempo y la humedad. A pesar de estar protegidas, su futuro y el de sus habitantes pende de un hilo, afirman los arquitectos. Los residentes luchan por costear su mantenimiento y el Estado cambia de opinión sobre la mejor manera de preservar el patrimonio en ruinas de la capital vietnamita. “Cuando era niño, recuerdo que esta era una casa preciosa”, comenta Tri sobre la casona de 1930 en la que nació, en la que se entremezclan el diseño local y elementos del movimiento Art Déco. Y detalla: “Era romántica. Podía oír el timbre de la oficina de correos y el sonido del tren en la estación de Hanói”.
Desde entonces, el revestimiento exterior de su casa empezó a desmoronarse. En el interior, “la estructura se fue deformando” a medida que las familias construían ampliaciones improvisadas tratando de ganar espacio, explica.
Las grietas se extienden por las paredes, los techos y los balcones. Las tejas de arcilla caen desde el amplio tejado. Por todo ello su familia decidió mudarse.
Riesgo de colapsar
Las casas catalogadas, a menudo escondidas detrás de cafés y tiendas, fueron construidas tanto por los franceses como por los arquitectos vietnamitas para sus ricos compatriotas que trabajan bajo el poder colonial. Cuando los franceses se fueron en 1954, miles de ellas fueron tomadas por el gobierno comunista y convertidas en oficinas, mientras que las autoridades exigían a los propietarios que aún estaban en Vietnam dividir sus propiedades y dar porciones a los vietnamitas pobres.
Algunos propietarios privados, como Tri, están ahora dispuestos a dejar sus hogares y a mudarse a departamentos modernos. Otro prefieren quedarse a pesar de las malas condiciones y sin saber si sus casas sobrevivirán a las próximas décadas.
“He vivido aquí toda mi vida, así que no quiero mudarme a ningún otro lugar”, comenta Hoang Chung Thuy, de 65 años, quien comparte su casa antigua de tres pisos con otras 10 familias, un restaurante de mariscos, una tienda de ropa y un puesto de té.
No puede arreglar las paredes desmoronadas sin la aprobación y el dinero de sus vecinos, pero está decidida a no salir de la casa que construyeron sus abuelos.
Tran Huy Anh, de la Asociación de Arquitectos de Hanói, subraya que, sin un mantenimiento adecuado, estos edificios corren el riesgo colapsar. “Los inmuebles construidos a principios del siglo XX necesitan renovación y mantenimiento continuo cada 20 a 30 años”, destaca.
En 2015, dos personas murieron cuando una casona construida en 1905 -hogar de unas 20 personas- se derrumbó.
En 2013, las autoridades habían elaborado regulaciones para proteger las casas coloniales, pero las normativas no son claras. Una gran cantidad de estas villas ya fueron arrasadas, indica Anh, mientras que en abril la ciudad anunció un plan para vender 600 de las viviendas que pertenecen al Estado, antes de retractarse días después.
Hanói afirma que su objetivo es renovar 60 para 2025, pero deberá enfrentar largas negociaciones para convencer a todos y cada uno de sus residentes a mudarse...
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