Qué hacer con los libros, el papelerío, los objetos aleatorios y los sentimentales
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El orden es un hábito fundamental a la hora de trabajar y estudiar. Ayuda a la eficiencia, rendimiento y con el alcance de los objetivos diarios. Psicológicamente, un espacio ordenado transmite más tranquilidad y hará más próspero el entorno al trabajar. Para lograr la organización ideal de esta parte de la casa u oficina, la reconocida experta del orden, Marie Kondo, detalló en su libro Alegría en el trabajo (Joy at Work) una serie de consejos para lograrlo.
“Me gusta recordarle a la gente que ordenar es mucho más que organizar o tirar cosas”, define la especialista, y agrega: “El objetivo de ordenar no es solo tener un escritorio limpio y agradable (¡aunque eso es una ventaja!); es tener una conversación con vos mismo sobre lo que te trae alegría en el trabajo, tu estilo de trabajo y si tus objetivos profesionales, en última instancia, te traerán alegría y/o si necesitan evolucionar”.
Para que no haya estrés, Kondo recomienda “tratar la limpieza del ambiente oficina por separado de ordenar el resto de su casa”. Para eso, aconseja separar por categorías los elementos y abarcar su orden uno por uno. Para comenzar, los libros suelen ser un objeto que despiertan inspiración y activan la mente, pero que ocupan mucho lugar y se usan con poca frecuencia. Cuando el espacio es limitado, la especialista llama a reconsiderar su presencia allí y lo resume en la siguiente pregunta: “Si lo vieras en una tienda, ¿lo volverías a comprar o pasarías de largo?”.
Si bien cada vez migramos hacia un mundo más digital, el papelerío y las fotocopias son otro elemento que revolotea por la mayoría de las oficinas y muchas veces obstruye el espacio. Kondo propone clasificarlos en tres categorías: pendientes, a guardar porque es necesario y a guardar porque se quiere. Advierte que antes de comenzar con el proceso, hay que mentalizarse con la expectativa de que la mayor parte se va a tirar o, de ser posible, reciclar. En cuanto a los papeles con menos uso pero necesarios, sugiere usar carpetas archivadoras colgantes, mientras que para los más necesarios propone usar soportes de papel verticales, ya que ocupan poca superficie.
Para los bártulos o misceláneas de librería, es decir los objetos generales típicos de escritorios como lápices, tijeras, reglas y lapiceras, Kondo llama a tener uno solo cada vez arriba de la mesa. El resto, puede guardarse prolijamente en algún cajón o estante cercano. De esta manera, tener un espacio de trabajo ordenado “da lugar para que se le ocurran nuevas ideas creativas”, según la consultora de organización japonesa, y el espacio se verá más liberado una vez que el escritorio esté liberado.
El último punto que menciona en el libro de este tema es el espacio dedicado a los objetos sentimentales. Por supuesto que trabajar al lado de una foto de un lugar que nos gusta, de nuestra familia o nuestros seres queridos a veces es estimulador para seguir adelante con el trabajo, pero si se trabaja desde casa, es probable que todos esos objetos hayan llegado allí antes de que el espacio se convirtiera en lugar de trabajo. Como la definición de la función del lugar es fundamental, Kondo invita a arrancar de un tirón y eliminar todos esos objetos para mudarlos a otro lugar de la casa. El resto de la propiedad, como los espacios comunes, dormitorios y pasillos podrían ser un mejor lugar para albergar los recuerdos en fotos y objetos. “Tratar de separar aún más el espacio de trabajo del espacio personal en el hogar limitando los artículos personales en el escritorio y en la oficina de la casa”, concluye.
Además de los consejos de la experta, ayudará al ritmo laboral tener un espacio más armónico con un escritorio limpio, despejado e iluminado.